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Bodega de Campo de Criptana_Óleo de José Manuel Cañas Reíllo 1998

Bodega de Campo de Criptana: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (1998)

Finalizo con esta sexta entrega la serie de posts dedicados a la crónica de Campo de Criptana en 1912 que publicó el corresponsal F. de Asís Pastor en el periódico El Liberal, nº 11.937, 11 de julio de 1912. En la anterior recogí algunas noticias sobre bodegas y empresas de Campo de Criptana, como las de José Simó Beso, Francisco Rubín y Faustino López. Por ellas y por lo que sigue queda claramente de manifiesto la importancia que la producción de vino y derivados del alcohol tenia entonces para Criptana. Prosigo ahora con otras entidades económicas criptanenses de importancia, como la Sociedad Cooperativa Civil Particular Vinícola del Carmen, largo nombre que por aquel entonces llevaba la hoy generalmente conocida como «Vinícola del Carmen», la bodega de Eusebio Casarrubios, la de San Miguel, la de José Ramón Fernández y, para finalizar, negocios de coloniales. En fin, como ya dije en la primera entrega, lo que encontramos en eta crónica es algo muy similar a un publirreportaje destinado a ensalzar una cualidad económica determinada, en este caso los vinos de Criptana.

Dice la crónica lo siguiente:

Digna de todo elogio es la Sociedad Cooperativa Civil Particular Vinícola del Carmen, cuyo objeto principal consiste en la protección al pequeño industrial, que por este medio se convierte en gran negociante, sin que su cosecha tenga depreciación.

La citada Sociedad fué fundada el año 1902, emitiéndose para su constitución 200 acciones de á 80 pesetas, cada una de las cuales, la mayor parte, están en poder de gente pobre. Estas acciones se cotizan hoy á 500 pesetas.

Cada socio tiene el compromiso de ingresar en las bodegas 4.000 kilos de uva por cada acción que posee. de esta forma, y respetada por todos los grandes negociantes como una importante entidad, se fabrica una considerable partida de vino, que, una vez vendido, se reparte el producto á prorrateo, por proporciones iguales y sin la menor trabacuenta.

Este procedimiento, que es práctico y contundente, se impone en muchos pueblos donde no reine la ignorancia, puesto que es la única forma de poner al pequeño en condiciones ventajosas de lucha con el llamado poderoso.

Como es natural, tiene su Junta directa de la que es presidente D. Mariano Fernández, y tesorero persona tan prestigiosa y de tan sólido crédito como don Domingo Esteso, que, á sus simpatías generales, une una actividad envidiable.

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D. Eusebio Casarrubios es otro simpático y acreditado cosechero, exportador de vinos finos de mesa, que remite á toda la Península, y muy especialmente á Alicante, Madrid y Norte.

En sus amplias bodegas alternan por secciones los conos, bocoyes y tinajas de importante cabida.

El Sr. Casarrubios es de los hombres que conocen perfectamente el comercio, y esta práctica, que es muy esencial en los negocios, le hace ser industrial antes que propietario, y, como consecuencia, dirige personalmente todas las operaciones de la casa.

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«Las Bodegas de San Miguel» pertenecen á la razón social de A. Badía y Compañía, también cosecheros exportadores de vinos en sus diferentes tipos, que destinan á Madrid y al Norte.

Dotados de dos buenas condiciones, como son la juventud y la inteligencia, los Sres. Badía son de los que se hacen paso y de los que perseveran ante la idea de dotar á sus productos de condiciones estimables entre los entendidos.

Sus extensas bodegas poseen todos cuantos elementos son necesarios para el desarrollo del negocio que con fortuna manejan.

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La importancia de la casa de D. José Ramón Fernández está dicha en dos palabras.

Es un opulento capitalista. Posee bodegas denominadas «Nueva Montaña», en Criptana, Socuéllamos y Navas de Jadraque.

Su grandísima exportación la hace á toda España y América.

Con esto, y agregar que su cosecha de uva es formidable, está dicho quién es el Sr. Fernández.

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Después de tanto líquido conviene algo sólido, y esto lo posee un acreditado y antiguo establecimiento que en el centro de la población posee D. Carmelo Manzaneque, en el que al por mayor y menor expende toda clase de coloniales, siendo su especialidad los jamones, salchichón y garbanzos de Castilla, en cuyos artículos no tiene competencia.

Botellas y vino_Óleo de José Manuel Cañas Reíllo 1995

Botellas y vino: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (1995)

La importancia de la producción de vinos en algunas de las bodegas citadas queda de manifiesto, por ejemplo, en la participación de la Vinícola del Carmen, y de la bodega de Eusebio Casarrubios en la Exposición de productos hispanos en Lima (Perú), en el año 1924 (Feria-Exposición de Productos Hispano-Peruanos. Lima, diciembre de 1924. Catálogo oficial de la Sección Española, Madrid 1924, pág. 247). Es interesante señalar que, en 1924 aparece ya en este catálogo otra cooperativa criptanense, la Vinícola Manchega.

Señalemos, además, otras empresas criptanenses que aparecen en este catálogo, porque la representación de Campo de Criptana fue amplia y variada. En la sección de «Vinos, aguardientes, licores , coñacs, etc.» encontramos bodegas como las de la Viuda de P. Escobar, José Gregorio Casarrubios, Faustino López López (del que traté en el post anterior), Mariano Ruiz González, Juan Bautista Sánchez Rico, Julián Sepúlveda, y José Simó Beso, del que ya traté anteriormente.

Respecto a Carmelo Manzaneque, propietario de la tienda de coloniales, tengo pocas noticias. En 1887 aparece como vocal del Comité Local partido republicano en Criptana, junto a Hilarión Escobar y José María Flores, siendo su presidente Bernardo Casarrubios y González, su vicepresidente Santos Flores y Casarrubios, su secretario Julio Casarrubios y su representante provincial Ramón Trujillo (El País, nº 14, martes 5 de julio de 1887).

Tras finalizar con la crónica de Criptana, el corresponsal continúa su viaje hacia Socuéllamos, pero hace un alto en Záncara. Ofrece de esta pequeña población, hoy vacía, muerta y en ruinas, una de las descripciones más completas que conozco. Es, precisamente, ésta la época en que comienza el periodo de gran esplendor que vivió esta localidad, coincidiendo probablemente con la fundación de la gran Granja Agrícola de Santo Domingo, por Manuel Fraile y el establecimiento de bodegas productoras de vino y alcoholes.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO