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En el post del 7 de abril, titulado El trágico accidente naval del criptanense Francisco Flores Ortiz (1927) hice referencia a una noticia sobre la muerte en alta mar de este criptanense. La noticia era de agencia, y se publicó en dos periódicos, El Sol y La Libertad, con versiones sensiblemente diferentes; y ambas contenían varios errores e inexactitudes. Probablemente, el error más llamativo se refiere el nombre del barco, que ambos periódicos escriben como «Oroperor».
No contento con una versión tan pobre de los acontecimientos que ofrecían los periódicos El Sol y La Libertad, hice búsquedas posteriores y localicé otro artículo sobre el tema que viene a desvelar más detalles sobre la historia y a corregir algunos datos erróneos en las citadas publicaciones. Este artículo al que me refiero se publicó en el periódico independiente coruñés El Orzán, año X, núm. 2.900, 7 octubre de 1927, y lleva por título el nombre del barco que fue escenario de los acontecimientos, «Oropesa», y no «Oroperor», como decían los otros periódicos. Esta lectura es claramente una errata introducida en el original de la agencia de prensa que distribuyó la noticia. He aquí lo que dice El Orzán:
El Oropesa
Ayer mañana entró el vapor inglés «Oropesa» de la Compañía del Pacífico, procedente de Valparaiso, Iquique, Pisco, Callao, Balboa y la Habana, con 92 pasajeros para la Coruña y 158 en tránsito.
El día 27 del mes último, el «Oropesa» fue sorprendido por un fuerte temporal.
Uno de los golpes de mar hizo dar al buque tan fuerte bandazo, que varios de los pasajeros fueron arrojados contra la borda, sufriendo uno de ellos la fractura de la base del cráneo, y muriendo al poco tiempo. El cadáver recibió sepultura en el mar.
Llamábase el infeliz pasajero, Francisco Flores Ortiz, de 46 años, soltero, albañil, y era natural de Ciudad Real.
Entre el pasaje de cámara que desembarcó en la Coruña figuraba el general don Antonio Sánchez y Sánchez, que viene del Perú.
El «Oropesa» trajo 41 emigrantes repatriados, de los cuales 26 fueron pasaportados ayer para sus casas por la Junta de Emigración.
Los quince restantes serán enviados hoy a sus destinos en automóviles de línea, por cuenta de los exresidentes en Cuba.
El transatlántico zarpó ayer mismo para Santander, La Pallice y Liverpool.
El nombre de la compañía marítima era Pacific Steam Navigation Co. (Pacific Line) y, efectivamente, era de nacionalidad británica. El Oropesa era uno de los muchos barcos de que disponía la compañía; su travesía de ida a América partía de Liverpool, con escalas en La Rochelle-Pallice, Santander, Coruña, Vigo, La Habana, Cristóbal, Balboa, Callao, Mollendo, Arica, Iquique, Antofagasta y Valparaíso; es decir, cruzaba desde el mar Caribe por el Canal de Panamá hasta el Pacífico, y allí hacía escalas en Perú y Chile. El viaje de vuelta, en el que tuvo lugar el suceso, partía de Valparaíso, en Chile, y hacía las mismas escalas en sentido inverso. El barco hacía otras rutas, con dos viajes alrededor de Sudamérica por el Estrecho de Magallanes, pasando desde Vigo a Lisboa, Río de Janeiro, Santos, Montevideo, Port Stanley, Punta Arenas, y otras escalas con final de trayecto Valparaíso.
Un tema al que no se hace referencia en las noticias de El Sol y La Libertad es el entierro del fallecido, que se llevó a cabo en el mar, según El Orzán. Esto es lógico, si tenemos en cuenta que en aquellas circunstancias, posiblemente, no existían aún medios adecuados para la conservación de cadáveres en travesías tan largas.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO