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Alcázar, campo de criptana, Ciudad Real, Cura, Historia, Humorístico, Iglesia, Merced, Satírico
Traigo en el post de hoy una pequeña historia, quizá poco importante para el pasado de Campo de Criptana. Pero bien sabemos que la historia no se hace sólo con las grandes gestas ni puede limitarse a narrar historias de guerras, de reyes y de papas. La auténtica historia es el transcurrir de la vida cotidiana, con sus luces y sus sombras. Como iba diciendo, la historia que traigo hoy no es de grandes vuelos, ni espere el lector encontrar altisonantes hechos. Al contrario esta historia es una pequeña anécdota de la que no hubiera quedado ni el menor rastro de recuerdo, si no hubiera sido porque de ella da una pequeña noticia un periódico: el satírico semanal El Motín, año VI, 28 de octubre de 1886, suplemento al núm. 43.
Por supuesto, la nota no se publicó por mero interés informativo, porque realmente no lo tenía; tampoco por su valor social o político, de los que, como se verá, carecía completamente. La nota se publicó, porque con ella se proporcionaba una visión satírica de la Iglesia en aquella época. Por ello resultaba un instrumento idóneo para atizar el creciente anticlericalismo que surgía entonces en España, desde periódicos como El Motín.
Reproduzco a continuación la nota tal y como la publica el periódico:
Salió un cura de la Merced (Ciudad-Real) á ventilar dulces negocios femeninos á Campo de Criptana, y costó Dios y ayuda librarle de los vecinos, que querian atarlo codo con codo, vestido de chulo como estaba, y remesarlo á su iglesia; santo propósito que no pudo realizarse, gracias á que un amigo suyo se las arregló para conducirlo á la próxima estacion de Alcázar en un elegante carro de basura.
Cuando el amor va unido al voto de castidad, es terrible en sus manifestaciones.
Habría sido interesante disponer de una visión diferente del acontecimiento publicada en un periódico de ideología opuesta, pero no he encontrado una noticia tal. Por lo cual, dado el excesivo tono humorístico y sarcástico (a veces ridículo) que encontramos en expresiones como «dulces negocios femeninos», «vestido de chulo» y, especialmente «elegante carro de basura», me pregunto hasta qué punto debemos dar total credibilidad a este testimonio. Posiblemente algo de cierto debió de haber en los hechos, pero tengamos en cuenta la ideología de la publicación y el contexto político de la época… y que cada uno saque sus conclusiones.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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