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En el post de ayer hice referencia a la noticia del altercado sucedido en el Casino de Campo de Criptana entre un misionero protestante y el párroco de la localidad. Aunque sólo cité uno de los periódicos que publicaron la noticia, fueron muchos más los que la recogieron. Ante la opinión pública española se difundió una imagen poco positiva de Campo de Criptana: como localidad poco respetuosa con la Constitución que permitía la libertad de cultos. Del diálogo entre el misionero protestante y el párroco se pasó a las armas, y salió a relucir un revólver. Como ya dije ayer, no gustó esta noticia en Campo de Criptana, por lo que un grupo de sus ciudadanos intentó limpiar la imagen de su localidad mediante el envío de escritos a diferentes periódicos. La versión de los hechos explicada por los criptanenses difería mucho de la publicada días antes en la prensa, por lo que bien parecería que nos encontramos ante dos acontecimientos distintos. Es, en el fondo, la cuestión del vaso medio lleno o medio vacío, por lo que creo que será interesante que el lector obtenga sus propias conclusiones sobre lo acontecido y juzgue a partir de ambas versiones (la publicada ayer y la de hoy) cuál de ellas podría responder más a la realidad. La carta de los criptanenses que reproduzco a continuación se publicó en la revista Novedades, aunque recojo aquí la publicada por el periódico La Esperanza, año XXV, núm. 7.435, del lunes 11 de enero de 1869.
Se nos ha dirigido la siguiente comunicación para que la demos publicidad:
Campo de Criptana, 7 de enero de 1869.
Sr. Director de La Esperanza
Muy señor mio y de toda mi consideracion: Con fecha de ayer remito à Las Novedades el adjunto comunicado, que espero tenga la bondad de dar cabida en las columnas del periódico que tan dignamente dirige, á cuyo favor, como suscritor, le quedará reconocido su afectísimo seguro servidor Q. B. S. M. – Andrés Carrasco.
Campo de Criptana 6 de enero de 1869.
Sr. Director de Las Novedades.
«Muy señor nuestro: Hemos visto un suelto que inserta en su apreciable periódico, número 5.663, fechado en 5 del presente, en el que con referencia á El Universal se permite consignar un hecho que sobre ser completamente falso, ofende, no tan solo el decoro de los socios del Casino de esta villa, sino la dignidad del señor cura párroco de la misma y de las demas personas que presenciaron el hecho que se refiere en el citado suelto. Sin tales ofensas, los que suscriben hubieran despreciado, como se merece, su inexactitud y la falta de veracidad al mencionar un suceso que encierra una falsedad notoria, y revela al mismo tiempo una intención que nos abstenemos de calificar. Conste, sin embargo, que su contenido es falso, absolutamente falso; conste que el misionero protestante que dió motivo á la discusion religiosa que tuvo lugar en el Casino de esta villa, salió altamente complacido de la conducta prudente, decorosa y digna de este señor párroco, como así lo manifestó pública y privadamente; y conste, por último, que no solo no usó dicho señor párroco del argumento revolver, como se siente en el suelto á que contestamos, sino que sostuvo la cuestion con una precision y abundancia de conocimientos poco comunes, elevándola á un terreno digno de un sacerdote católico. Sírvase V., Sr. Director, insertar en su periódico las antecedentes líneas, en justo desagravio de las injuriosas especies que se contienen en el suelto de que se ha hecho referencia, y le quedarán agradecidos sus afectísimos seguros servidores. Q. B. S. M.,
— Antonio Gullon. — Juan Baillo. — Carlos Lopez de Longoria. — Enrique Granero. — Juan Manuel Alarcon. — Silvino Pulpon. — Antonio Granero. — Juan José Pulpon. — Juan José Granero. — Saturnino Cenjor. — Severiano Martínez. — Alejandro Magnes. — José Treviño. — Juan Manuel Ladrón de Guevara. —Emilio Pulpon. — Gregorio Lopez Garcia. — Federico Bustamante. — Francisco Lopez de Longoria. — Daniel Pizarro. — Vicente García Romeral. — Francisco Vicente Casero. — Eustasio Gascón. — Especioso Pulpon. — Miguel Delgado. — José Vicente Ayala. — Alvaro Villajos.»
Se puede apreciar que, como de la noche al día, tal es la diferencia entre las dos versiones. Veamos ahora algo sobre los criptanenses que firman la carta, bien conocidos en la localidad en aquella época. Algunos de sus nombres los encontramos, por ejemplo, años después, en el Anuario-Almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración, ó almanaque de las 400.000 señas, o «Bailly-Bailliere», año I, 1879 (pág. 617). Juan (de la Cruz) Baíllo y Marañón era abogado. Estudió Derecho en la Universidad Central entre 1862 y 1863, y se licenció en Derecho Civil y Canónico. Juan Manuel Alarcón y Garay, natural de Miguel Esteban, era también abogado en Campo de Criptana; estudió Derecho en la Universidad Central entre 1846 y 1858, y se licenció en Jurisprudencia. Antonio Gullón Rodríguez era comerciante. Gregorio López García era un conocido médico cirujano; había estudiado medicina entre 1836 y 1845, en el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos.
El notario de Campo de Criptana era, por aquel entonces, Saturnino Cenjor Guerrero, también firmante de la carta. Daniel Pizarro Reíllo era uno de los veterinarios de Criptana, y Carlos López-Longoria Angulo un farmacéutico que había estudiado en la Facultad de Medicina de la Universidad Central entre 1867 y 1870. También en el Anuario, en este caso en vol. correspondiente al año II, de 1880 (pág. 805), se cita a otro firmante, Federico Bustamante, también como farmacéutico. Más datos nos ofrece el Anuario de 1886 (págs. 1025-1026). Silvino Pulpón aparece como alcalde de Campo de Criptana en aquella época, Juan Baíllo y Marañón como fiscal y como abogado, y José Treviño también como abogado. Siguen apareciendo aún Antonio Gullón, comerciante, el notario Saturnino Cenjor y el veterinario Daniel Pizarro Reíllo.
Entre los firmantes figura también Vicente García Romeral, médico titular de Campo de Criptana, muy conocido por sus innovaciones quirúrgicas (Discursos, histórico de la Real Academia y Cirujía de Madrid en el año de 1860, por los doctores Tomás Santero y Juan Drumen, Madrid 1860, págs. 9 y 13).
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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