Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Ya metidos en faena con la crónica negra ferroviaria, es pertinente continuar hoy con la serie comenzada ayer, en este caso con siniestros ocurridos en los años 1905, 1913 y 1914. Persistente se mantenía elevada la guadaña de la muerte dispuesta a caer sobre quien menos se lo esperaba, aquellos días lejanos de hace un siglo, y la conjunción de hechos funestos trajo la desgracia a Campo de Criptana. Pero en estos casos, el tren fue instrumento del destino, siempre impredecible y de sendas inescrutables. He aquí los casos de hoy:

1905. El País, año XIX, núm. 6.619, del martes 19 de septiembre:

Arrollado por un tren

Alcázar de San Juan 18 (4 t.). – Ignacio Sánchez Mateos, casado y con tres hijos, entre esta estación y la de Criptana, en el kilometro 151, ha sido arrollado por el tren número 9 de Valencia, que lo dejó muerto en el acto.

1913. El pueblo manchego, año III, núm. 637, del miércoles 19 de febrero:

Arrollado por el tren

En el paso á nivel denominado «Molinillo» distante tres kilómetros de Campo de Criptana, ha sido arrollado por el tren un carro con sus mulas, resultando gravemente herido el conductor del veículo (sic) José Antonio Beamud Lizcano.

Trasladado al hospital de Criptana fué asistido por el médico D. Valentín García Casarrubios.

El accidente fue ocurrido (sic) por haberse asustado las mulas y no poder contenerlas Beamud.

1914. El Globo, año XXX, núm. 13.259, del viernes 27 de marzo:

Muerto por un tren

CIUDAD REAL, 27. – Comunican del Campo de Criptana, pueblo de esta provincia, que en el momento de entrar en agujas el tren número 110 cruzaba la vía el guardaagujas Juan Ignacio Barrilero.

Le alcanzó la máquina, arrollándolo y dejándole muerto en el acto.

Ha causado la desgracia tristísima impresión.

El muerto deja mujer y varios hijos pequeños.

Esta misma noticia se publicó tal cual también en el periódico La Correspondencia de España, núm. 4.928, del viernes 27 de marzo. Es curioso que, alguien tan familiarizado con el tránsito continuo de trenes, como era el guardagujas de la estación de Criptana, sufriese un accidente como éste. Pero ¿qué es exactamente un «guardagujas»?. Según el Diccionario de la lengua, el término hace referencia al

Empleado que tiene a su cargo el manejo de las agujas en los cambios de vía de los ferrocarriles, para que cada tren marche por la vía que le corresponde.

El término aparece recogido por primera vez en el Diccionario de la lengua española en la edición de 1925.

Y no puedo evitar que me venga a la memoria un hermoso cuento del escritor chileno Vicente Huidobro (1893-1948), titulado La Hija del Guardaagujas. Este guardagujas, protagonista de la historia, tiene su casita junto a la línea férrea. Allí vive con su mujer, que «como buena mujer, le ayuda a enhebrar los trenes por el justo camino» (Huidobro). El matrimonio tiene una hija de tres años, y «ellos saben que un día la va a matar un tren». Parece que nadie puede escapar a su destino.

También aparece un guardagujas, en este caso jubilado, en el cuento titulado El guardagujas, considerado uno de los mejores escritos del mexicano Juan José Arreola Zúñiga (1918-2001).

Por cierto, habrá observado el lector que en unos casos se escribe «guardaagujas» y en otros «guardagujas». La forma aceptada por la RAE es esta última.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO