Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

El periódico El Liberal (año XXXV, núm. 12.228, del viernes 8 de agosto de1913) publicó un breve publirreportaje sobre el estado económico de varios pueblos de La Mancha, entre ellos Campo de Criptana. Un año antes, este mismo periódico había dedicado ya un amplio espacio a la economía criptanense (núm. 11.937, del 11 de julio de 1912). Como era de esperar en la época dorada de la producción de vino en Criptana, la mayor parte de los negocios de los que se ocupa este reportaje son bodegas, algunas ya bien conocidas en este blog. Tres son las bodegas de que da cuenta esta noticia: la de José Simó (Sociedad en Comandita), la de Rubín, y la de «San Miguel», de Amadeo Badía. La reseña sobre la bodega de José Simó coincide exactamente con la publicada en 1912, por lo que no haré mención de ella aquí. Sí me ocuparé, en cambio, de la de Rubín, en el post de hoy, y de la de «San Miguel» en el de mañana. He aquí, pues, lo que se dice sobre la primera:

Bodegas de Rubín

Estas grandes bodegas, conocidísimas en todos los mercados vinícolas por la inmejorable calidad de sus caldos, vénse cada día más continuamente solicitadas por el especial cuidado con que se procede en ellas á la elaboración de sus vinos. No han menester estas bodegas de mis elogios encomiásticos para figurar, como hace tiempo, entre las mejores que se dedican con singular acierto á la explotación de la industria vinícola.

Séanos permitido, sin embargo, recomendarlas nuevamente, y no por cierto á los mercados del reino, y menos aún del extranjero, donde su marca goza de insuperable fama.

Exportan las bodegas de Rubín una cantidad considerable de sus vinos á los principales mercados de España, poniendo especial cuidado y esmero en sus envíos; lo que garantiza la formalidad con que procede la Casa. Se hace extensiva esta exportación al extranjero, donde sus caldos son tenidos en gran estima, tanto por su fina presentación como por su calidad exquisita.

La marca de estas bodegas es una garantía en todos los mercados, contando por tal razón con una numerosa clientela, formada por grandes almacenistas y expertos acaparadores

El propietario de estas bodegas, Francisco Rubín, formó parte de la «Asamblea Magna de Viticultores Españoles» que presidía José Simó, y participó en la reunión que tuvo lugar en Alcázar de San Juan, el día 18 de enero de 1914, para «tratar del restablecimiento de una tarifa que conviene á sus intereses y protestar contra una concesión lesiva para ellos». Entre los asistentes hubo bodegueros, propietarios y representantes de las sociedades cooperativas. De esta reunión salió la decisión de nombrar una comisión que el día 23 de ese mes se reuniría en el Centro Regional Manchego de Madrid. También Rubín formó parte de esta comisión, junto a representantes de todos los pueblos de la Mancha. Por Criptana, asistieron, además, el mismo José Simó, Faustino López, Ramón Baíllo y Rafael Miró (El Imparcial, año XLVIII, núm. 16,850, del lunes 19 de enero de 1914). La misma noticia se publicó en El Siglo Futuro, núm. 2.772, del 19 de enero de 1914, pero el corresponsal añade al final que:

Hubo mucho orden y animación, siendo muy aplaudidos todos los oradores, que lo fueron D. José Simó, D. Delfín [Díaz] Hellín, D. Manuel Alberca, D. Celestino Coca y D. José Aguizábal.

Ese mismo año, El Pueblo Manchego, núm. 1.176, del 7 de diciembre de 1914, informa de la creación de la Delegación Local de Campo de Criptana en la Federación de Viniticultores y Exportadores Manchegos, que presidia José Simó. La suscripción de los interesados y del ayuntamiento fue de 100 pesetas. De esta delegación era presidente Francisco Rubín; el vicepresidente era Proceso Girón, el tesorero Faustino López, el secretario Amadeo Badía y los vocales Domingo Esteso, Jesús Giménez y Julián Sepúlveda. Un año después, en 1915, El Pueblo Manchego, núm. 1269, del 3 de abril de 1915, ita de nuevo a Rubín como representante del comité Local de Campo de Criptana (junto a José Simó y Amadeo Badía) en la asamblea de productores y bodegueros que tuvo lugar en el Teatro Principal de Alcázar de San Juan por esas fechas.

En 1929 Francisco Rubín adquirió un coche, marca Chevrolet, que fue matriculado en Madrid con el número 32185 (Madrid Automóvil, núm. 53, de mayo de 1929).

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO