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El 8 de marzo de 1914 se celebraron elecciones generales en España. Unos meses antes, los diferentes partidos políticos comenzaron sus actividades de propaganda, centradas fundamentalmente en mítines que tenían lugar en todos los rincones del país. Había que elegir 409 diputados, y no todos pusieron todo de su parte para que el proceso fuera transparente. También en Campo de Criptana hubo mítines, o «meetings», como se decía entonces, en una época en que el término inglés, que significa «reuniones» aún no se había naturalizado formalmente en nuestra lengua con la forma en que lo conocemos hoy. El panorama de partidos políticos que presentaban sus propuestas a esta convocatoria era más que complejo; era, realmente una tela de araña en la que resultaba muy difícil vislumbrar tendencias e ideologías, pero sobre todo soluciones para una sociedad en crisis. Entre estos partidos estaban el Conservador de Eduardo Dato, el Conservador de Maura y el Conservador de Juan de la Cierva (es decir, tres partidos «conservadores»), el Liberal del Conde de Romanones, el Liberal Demócrata de García Prieto, la Liga Regionalista de Cambó, el Reformista de Melquiades Álvarez, y otros muchos, y otros, como la Conjunción Republicano-Socialista, una Coalición Comunión Tradicionalista-Integrista, Católicos Independientes, un partido Republicano Democrático Federal y algunos otros. Es una oferta política ante la que el elector debía de sentir una tremenda confusión.
También en Campo de Criptana hubo actividad política previa a estas elecciones, cuyo resultado sería muy discutido (véase: Fraude electoral en Campo de Criptana, 1914). Pero vayamos ahora a ese momento previo, en el que los electores tenían que tomar una decisión, y el mejor modo de convencerlos era un mitin. En este caso hablaremos del mitin del Partido Reformista de Melquiades Álvarez, que tuvo en este pueblo una importante representación. Cómo fue ese mitin, que tuvo lugar el 27 de febrero de 1914, las vicisitudes de su preparación, las trabas del ayuntamiento y, finalmente, su éxito, nos lo cuenta en un amplio reportaje titulado El «meeting» de Campo de Criptana, el periódico El Liberal, año XXXVI, núm. 12.431, del sábado 28 de febrero de 1914. Y puesto que este artículo es muy extenso y ofrece detalles muy interesantes, me ocuparé hoy de la primera parte, que tratará sobre los preparativos del mitin y el boicot que sufrió parte del ayuntamiento, que por todos los medios quería impedir su celebración. Dice así el artículo:
De no haber perdido la cabeza los amigos y correligionarios del conde de las Cabezuelas, y de conservarla éste serenamente, no hubiera ocurrido lo que ayer sucedió en Criptana.
Por ser esta población baluarte y cuna del baillismo manchego, juzgábasela por todos los adversarios políticos de aquel prócer algo así como fortaleza inexpugnable.
En Criptana dióse hace ocho años contra Melquiades Álvarez el pucherazo tan escandaloso como burdo que motivó la anulación del acta de Alcázar.
Y en Criptana, hace más de seis años, en reñidísima contienda, el candidato vencedor en las elecciones del mismo distrito solamente obtuvo aquí «trescientos» sufragios, si bien es cierto que de los 3.000 electores de aquel censo apenas si la mitad tomó parte en la lucha. ¿Qué ha ocurrido después en Criptana para que anteayer se diera el caso de que la mayoría del Ayuntamiento (10 contra cinco concejales) acordase ceder el teatro á los amigos del candidato reformista, señor Moya y Gastón? ¿Qué clase de presiones se ejercieron, más tarde, sobre el empresario del teatro municipal para que, luego de cedido el coliseo, no pudiese cumplir su palabra?
Sin conocerse esas presiones, claramente se adivinan.
Lo que conviene recoger es el hecho asimismo demostrado de que con todas estas maniobras ha coincidido la presencia en Criptana del señor conde de las Cabezuelas.
Como podría haber dicho Julio César: ¡qué puñaladas da la política!
Ostentaba el título de Conde de las Cabezuelas, al que se apunta como instigador de esta conspiración, Ramón Baíllo y Baíllo, que fue diputado por el partido de Alcázar de San Juan en diversos periodos, casi ininterrumpidamente, entre 1893 y 1919 (1893-1895, 1898-1899, 1903-1905, 1907, 1914-1916 y 1918-1919). Fue también senador por la provincia de Burgos en 1908-1909 y por Ciudad Real en 1910-1911 y 1919-1920.
El partido cuyo mitin se quiso cancelar era, como se dice, el Reformista, fundado en 1912 por Melquiades Álvarez González Posada (1864-1936). Otro de los reformistas citados es Miguel Moya y Gastón de Iriarte, que en esas elecciones del 8 de marzo saldría elegido como diputado por la circunscripción de Guadalajara, distrito de Molina de Aragón; volvería a salir como diputado en las elecciones del 9 de abril de 1916 y en las del 24 de febrero de 1918 por la misma circunscripción y por el mismo distrito, y por Huesca en las del 19 de diciembre de 1920 y 29 de abril de 1923.
Por fortuna, podemos estar tranquilos por el hecho de que, en nuestros tiempos, sucesos como éste (es decir, negar el uso de espacios públicos o semipúblicos a adversarios políticos) ya no ocurran.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO