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Vincent van Gogh: Vagones de ferrocarril (1889)

Vincent van Gogh: «Vagones de ferrocarril» (1889)

En 1915 la Gaceta de los caminos de hierro (núm. del 1 de junio, pág. 245), da cuenta de algunas de las obras más importantes que se habían comenzado a llevar a cabo en la red ferroviaria española. Entre ellas estaban varios «apartaderos», con los nombres de Arenales, Córcoles y Pozo de la Peña, todos ellos en la línea de Madrid – Alicante, entre Criptana y Záncara el primero, entre Záncara y Socuéllamos el segundo, y entre La Losilla y Chinchilla el tercero. Unos años después, en 1928, este apeadero no había cumplido las expectativas de sus usuarios. Quizá albergaban la esperanza de que la compañía de ferrocarriles ampliara sus servicios con el paso del tiempo. No fue así, como muestra una amarga queja que publica el periódico El Sol, año XII, núm. 3.487, del viernes 5 de octubre de 1928 con el título El apeadero de Arenales. Dice así:

Entre Criptana y Záncara, estaciones de la línea Madrid – Alicante, existe una (sic) apeadero (Arenales) que tiene gran importancia. Expide como mínimo 500 billetes de todas clases mensualmente, y seguramente se convertiría, a poco que la Compañía se lo propusiera, en una estación de mucho tráfico.

Pero la Compañía está empeñada en que Arenales no sea más que un apeadero, y esta terquedad produce grandes daños a los que tienen su riqueza agrícola en las inmediaciones de la vía férrea. El vino que se produce en las cercanías de Arenales es transportado con grandes dificultades (sobre todo en las épocas de lluvias y temporales) a Záncara (13 kilómetros) y a Criptana (17 kilómetros), dando lugar a grandes gastos y a otros perjuicios.

Todo ello podría evitarse autorizando a Arenales a expedir y recibir mercancías de grande y pequeña velocidad. La cosa es bien fácil y hasta conveniente para la Compañía ferroviaria, que encontraría en Arenales una fuente de ingresos.

Hoy, de aquel «apartadero» o apeadero, o estación, no queda nada. Estuvo situado junto al principal camino de la zona, el que va de El Toboso a Argamasilla de Alba, a 1.737 metros de la carretera Criptana – Arenales, justo en el lugar en el que confluye con la vía férrea, entre los kilómetros 163 y 164. El paraje lleva aún hoy el nombre de «Los Arenales» y el la «Estación de Arenales» ha quedado en la memoria de muchos criptanenses, casi, como un topónimo.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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