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En el año 1849 la Parroquia de Campo de Criptana, con el título de Nuestra Señora de la Asunción, estaba atendida por el párroco, por 2 tenientes, 23 presbíteros, un subdiácono y más personal que no se especifica. Ésta es la noticia que nos da Pascual Madoz, en la pág. 371 de su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, tomo V. Era por aquellos años, precisamente, cuando las desamortizaciones estaban empezando a desmantelar las posesiones y propiedades de la Iglesia en España, y Campo de Criptana no fue la excepción. Las consecuencias afectaron no sólo al patrimonio histórico y cultural, sino también al mantenimiento del personal de las parroquias y conventos.
De una ser próspera y rica, con capacidad para autofinanciarse, la Iglesia española pasó a la pobreza, tanto que, en algún momento, no tenía ni capacidad para mantener a sus propios miembros. Por ejemplo, el párroco de Campo de Criptana, Agustín Blasco y Hernández, se queja amargamente en 1875 de la situación de pobreza extrema en que vivía; se vio obligado a vender una preciada colección de medallas y monedas antiguas que poseía (Un párroco erudito y polígrafo en Campo de Criptana: Agustín Blasco, † 1883). Sin embargo, ésta no era la situación de todos los presbíteros de la parroquia criptanense por aquellos años. En 1878, algunos de ellos aparecen citados en las listas definitivas de electores para Diputados a Cortes que publicaba el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 7 de enero de 1878, Supl. núm. 37, págs. 1-5. Y recordemos que, en total, de toda la población de Criptana que por aquel entonces rondaba los 6.500 habitantes, sólo poco más de 200 personas tenían derecho a voto, y éstos eran los contribuyentes; el resto de la población no opinaba. Veamos ahora qué eclesiásticos aparecen citados en esta lista.
Encontramos al cura párroco de Criptana, el ya citado Agustín Blasco y Hernández. Vivía en la calle Pósito 1, y, por el hecho de ser párroco, no contribuía con cuota aunque sí tenía derecho a voto.
Se citan ocho presbíteros y un sacristán. Los presbíteros eran:
Alfonso Fernández Gallego / Corrales 5 / 37,42 ptas.
Abelardo Manzanares González / Lerino 4 / 354,50 ptas.
Daniel Millán Casero / Convento 5 / 41,82 ptas.
José Vicente Manzanares Villanueva / Pozo Hondo 3 / 62,94 ptas.
Jesús Carrillejo Berenguillo / Herriega 9 / 74,64 ptas.
José María Moreno Millán / Convento 12 / 235,90 ptas.
José Beamud y Quevedo / Concepción 2 / 34,50 ptas.
Pedro Borja Jiménez / Tiendas 11 / 28,23 ptas.
Un año después, en 1879, el párroco de Campo de Criptana era el citado José Beamud y Quevedo (Anuario-Almanaque del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración, ó, Almanaque de las 400.000 señas, del año 1879, pág. 617)
El sacristán era Severiano Martínez del Rey Flores, con residencia en la calle Pósito 7, que contribuía con una cuota de 84,48 ptas. Y hablando de “sacristanes”, algunos años después, en 1899, el periódico católico El Siglo Futuro, año XXV, núm. 7.363, del miércoles 12 de julio de 1899, publicó el siguiente anuncio, en el que un sacristán buscaba trabajo:
Sacristán menor, soltero, libre de quintas, con cinco años de prácticas parroquiales, buena voz y con conocimientos en música religiosa, se ofrece. Para informes dirigirse á D. José Quevedo, presbítero.- Campo de Criptana.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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