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Roger Van der Weyden: "Unción de enfermos" (Retablo de los siete sacramentos)

Roger Van der Weyden: «Unción de enfermos» (Retablo de los siete sacramentos)

Nunca mejor dicho esto que aplicado a la historia que voy a tratar hoy. Retomo ahora un tema ya tratado el 14 de abril de 2012, con el título: Campo de Criptana, 1931: El alcalde contra el párroco. Ya entonces vimos cómo una decisión oficial puso en pie de guerra a los católicos de Campo de Criptana. La noticia se publicaba a modo de nota informativa en el periódico tradicionalista y católico El Siglo Futuro, año LVI, núm. 17.266 del lunes 23 de noviembre de ese año. Como es bien sabido, el Viático es fundamental para un católico, porque asegura una muerte cristiana. Hoy ampliaré la noticia con la narración de los hechos que nos proporciona de modo más detallado el periódico regional El Castellano, del 30 de noviembre de 1931 (pág. 4), con el título El Ayuntamiento de Criptana prohíbe el desfile procesional del Santo Viático: El público se congrega en las casas de los enfermos con velas encendidas. Dice así su texto:

CAMPO DE CRIPTANA.- Cumpliendo lo acordado en sesión municipal, el alcalde ha dirigido un oficio al señor cura párroco, manifestándole que, en lo sucesivo, el Santo Viático, cuando haya de salir a la calle, lo efectúe sin acompañamiento, luces y campanilla.

Este acuerdo hiere en lo más vivo los sentimientos del catolicismo de Campo de Criptana, entre cuyo vecindario se experimenta el disgusto producido por estas disposiciones, demostrativas de que a nuestras autoridades no le interesan gran cosa las creencias religiosas del vecindario.

Estos días el Santo Viático se ha llevado a los enfermos en coche particular cedido por sus propietarios; pero al llegar a los barrios donde habitaban los enfermos, al darse cuenta el público de que en el coche iba el Santo Viático, lo acogían con gran respeto, prosternados de rodillas y acompañándole después con luces. En todas las calles, al paso del Viático, se nota la reacción de los católicos criptanenses, adquiriendo mayor brillantes en la calle de Alfonso XII, que al darse cuenta el público de que se estaban administrando los Santos Sacramentos a una mujer joven que se hallaba en estado gravísimo, salió de sus casas con velas, llenando los patios y habitaciones de la casa cristiana que acogía en su seno al Divino Redentor; a la salida acompañaron al sacerdote hasta el automóvil, siguiendo de rodillas con las velas encendidas, hasta que se perdió de vista. Igual ha sucedido en la calle de Ramón y Cajal, Plazuela de los Infantes y otros puntos, donde ha habido necesidad de administrar los Santos Sacramentos, después de la prohibición del Ayuntamiento de que sigan llevándose en solemne procesión.

Grao Vasco: "Calvario"

Grao Vasco: «Calvario»

Sorprendente reacción criptanense ésta, que, sin duda, el alcalde no se esperaba.  Por cierto, la calle Alfonso XII citada corresponde al trecho de la actual calle Murcia situado entre la plaza y la calle del General Pizarro. Pero no queda aquí la más que discutible actuación del alcalde criptanense de aquella época. El mismo periódico incluye después, a modo de colofón del serial antirreligioso, la siguiente nota:

DERRIBOS «SECTARIOS». Otro de los acuerdos antirreligiosos de nuestro Ayuntamiento ha sido el de derribar el Monte Calvario enclavado a la salida de la población, por donde tienen su itinerario las procesiones de Semana Santa. Los derribos se están efectuando estos días. La protesta del vecindario es general.

Creo que aquel alcalde era Antíoco Alarcos, el mismo que un año antes publicó un manifiesto en contra de la dictadura de Primo de Rivera (El manifiesto de Antíoco Alarcos: Campo de Criptana, 1930).

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO