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En las décadas de los años diez y, especialmente, de los años veinte del pasado siglo (y vuelvo a insistir y a referirme a ellos como suelo hacerlo: aquellos felices y locos años veinte) hay una figura que sobresale especialmente en la vida política, económica y social de Campo de Criptana: Eduardo Cueto.

Campo de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2008)

Campo de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2008)

Cuando el periódico comarcal Vida Manchega publicó un amplio reportaje sobre él (véase: Una crónica de Campo de Criptana en 1916), Eduardo Cueto ya tenía recorrida una importante trayectoria en la vida política, social y económica criptanense. Y ello también le valió para aparecer entre las «Figuras del presente» reseñadas en el la revista Panorama, año VI, núm. 50, del 15 de abril de 1928 (pág. 12). Los personajes elogiados en esta revista se clasificaban en diversas secciones: militares hispanoamericanos, enseñanza, derecho, eclesiásticos, científicos, del ámbito de la provincia y del municipio, personas con títulos nobiliarios, propulsores de la vida económica de España y América, fomentadores de la agricultura y la ganadería, y gentes del mundo comercial e industrial. La razón principal por la que Eduardo Cueto aparece en esta revista es por su actividad como empresario vinícola en aquella floreciente industria de la uva y del vino que por aquellos felices y locos años veinte pobló de bodegas los alrededores de la estación de ferrocarril criptanense. Eran aquellos unos tiempos en que este barrio echaba humo de tanta actividad como tenía, y nunca mejor dicho, porque algunas de sus altas chimeneas se mantuvieron en pie, erguidas como testimonio de la rica arquitectura industrial criptanense, hasta hace poco.

He aquí lo que se dice en la revista Panorama de Eduardo Cueto:

A los desconocedores de la riqueza nacional acaso les parezca exagerada la cifra que en el año actual alcanzó la producción de vinos en el pueblo de Campo de Criptana, correspondiente a la provincia de Ciudad Real. En dicho pueblo la producción media oscila entre 3 y 4 millones de arrobas, y en el actual ha rebasado los ¡¡seis millones!!

Al amparo de esta riqueza se ha desarrollado un pujante comercio de exportación. De entre todos los exportadores se destaca por su sistema de operar y por la seriedad de sus procedimientos el rico propietario D. Eduardo Cueto, persona ilustrada, de buen trato y de una formalidad absoluta en sus operaciones; una de sus buenas condiciones consiste en no abusar de los productores de uva o fabricantes de vinos en pequeña escala, los que suelen ser injustamente explotados por los grandes acaparadores.

Don Eduardo Cueto lleva mucho tiempo desempeñando la alcaldía de Campo de Criptana; y obra suya es el saneamiento de la hacienda municipal, la pavimentación de calles y plazas, el arreglo de los caminos vecinales que atraviesan la población, las plantaciones de árboles y, en una palabra, la intensa labor municipal desarrollada en estos años anteriores.

Tiene proyectado un importante empréstito para completar el plan de obras que la importancia del pueblo y el progreso de los tiempos hacen indispensables; tales como plaza de abastos, juzgado municipal, reforma de la casa Ayuntamiento, construcción de nuevo grupo escolar, etc. etc.

El celo desplegado por D. Eduardo Cueto al frente de la alcaldía, su proceder honrado en el comercio de vinos, su posición desahogada y la afectuosa llaneza de su trato, le hacen querido del vecindario y considerado y respetado por el número considerable de sus amigos.

Eduardo Cueto fue uno de los alcaldes criptanenses de la época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y sus épocas de mandato (1923-1924, 1927-1930) fueron, precisamente, los periodos en los que Campo de Criptana vio cómo la faz de sus calles y de su casco urbano cambiaba radicalmente en pocos años y cómo se crearían algunas infraestructuras novedosas en la época. Aquí se habla de la pavimentación de calles y plazas, y en esto fue un gran pionero Cueto; se habla también del arreglo de caminos, de las plantaciones de árboles, y de los proyectos para construir una plaza de abastos, o mercado, reformar el edificio del Ayuntamiento, construcción de escuelas, etc.

Paisaje con tinajas: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Paisaje con tinajas: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Recordemos que, hacia 1916, Eduardo Cueto es citado como fabricante de tinajas en el periódico Vida Manchega (núm. 164, del lunes 10 de julio de 1916) (véase: Una crónica de Campo de Criptana en 1916).

En 1919 era Cueto el presidente de la Junta Directiva del Casino de la Concordia cuando esta institución inició un ambicioso proyecto de reforma del edificio y de sus instalaciones. Quería esta Junta convertir a este casino en el mejor de la provincia. Y para ello no se escatimaron recursos. Se proyectaba construir un teatro para 2.000 espectadores, un hotel, terraza para el verano, cuartos de baño, biblioteca y todas las comodidades y lujos propios de una ciudad (véase: El nuevo Casino de la Concordia, Campo de Criptana, 1919). Parece, sin embargo, que el proyecto no salió tan bien como se deseaba, porque en 1926 algunas posesiones del Casino salieron a subasta (véase: El embargo al Casino de la Concordia: La subasta del cinematógrafo Pathé y más cosas, Campo de Criptana, 1926).

Ese mismo año de 1928, siendo Eduardo Cueto alcalde de Campo de Criptana, la Corporación votó a favor de la adquisición de la propiedad de los molinos de viento; el proyecto era comprar ese año dos, y comprar los otros en años sucesivos (véase: Los molinos de Campo de Criptana en 1928).

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO