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«Albéitar» es una de esas palabras olvidadas en la lengua española. En el momento en que el oficio dejó de existir, la palabra que lo designaba desapareció. Sin una realidad a la que hacer referencia, no puede existir un vocablo, y mucho menos si este vocablo es un término especializado sujeto a una fuerte competencia de otros términos, como «veterinario». Esto ocurrió con «albéitar» y con otras palabras de la misma familia, como «albeite», sinónimo del anterior, y «albeitería», nombre que designa al oficio. ¿Qué significa este exótico término? Tenemos que recurrir al DRAE para averiguarlo, y en él encontramos la siguiente definición:
ALBÉITAR: veterinario (hombre que ejerce la veterinaria)
Retrocedamos en el tiempo, y vayámonos al año 1726, en que se recoge por primera vez en el Diccionario de la Lengua Castellana de ese año (pág. 167, 2), y veamos qué nos dice éste sobre tal término:
ALBEITAR. El que cura las enfermedades de las béstias conforme a arte. Es voz Arabe del nombre Béitar, que segun el P. Alcalá significa lo mismo, y añadiendole el artículo Al se dixo Albéitar.
El mismo diccionario, además, recoge el término albeite con el mismo significado. Y también tiene el término «albeitería», que, según el mismo diccionario, es «el arte que enseña curar las béstias».
Entre los oficios de Campo de Criptana allá por 1877 encontramos el de «albéitar». La fuente que utilizamos es el listado de contribuyentes y electores de esta localidad para ese año que publica el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 15 de septiembre de 1877. Había en ese año un albéitar en Campo de Criptana llamado José Joaquín Pulpón y García. En el Boletín del 7 de enero de 1878 se nos dice que este albéitar tenía su domicilio en la calle Pósito, núm. 9. Había, además, dos veterinarios por aquellos años en Campo de Criptana: Eduardo Pizarro Reíllo, que vivía en la calle de la Cruz Verde, núm. 6, actualmente correspondiente al primer tramo de la calle del Caño más próximo a la iglesia (Fuente: Joaquín García Reíllo, «Pinceladas de la villa», 1984), y Pedro Alarcón y Villarrubia, con domicilio en la calle Murcia, núm. 8.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real se distingue entre «veterinario» y «albéitar», pero no ocurre lo mismo en el Anuario Almanaque del comercio, de la industria y de la magistratura de 1879 (pág. 617): los tres (los dos veterinarios y el albéitar) aparecen citados en el epígrafe de «veterinarios», con la salvedad de que en lugar de Eduardo Pizarro Reíllo encontramos a Daniel Pizarro Reíllo, y que en lugar de José Joaquín Pulpón y García, encontramos a Ramón Pulpón y García. Si es una errata o, realmente, hacen referencia a personas diferentes, no podemos saberlo, pero es necesario tener en cuenta que estos Anuarios solían contener numerosas erratas y errores, y estos casos podrían ser un ejemplo más de ello.
Esto nos lleva a una cuestión final: ¿son lo mismo un albéitar y un veterinario? ¿la diferencia es únicamente léxica, es decir, un arabismo y un latinismo que designan, en el fondo, el mismo oficio? Posiblemente no. Algunas fuentes atribuyen al albéitar el trabajo del herrado y cuidado de las enfermedades del caballo; otras definen al «albéitar» como al que atiende estas enfermedades sin tener un título de veterinario, y quizá esto sea suficiente para establecer una distinción clara entre ambos oficios.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Eduardo y Daniel eran hermanos y los dos eran veterinarios hijos de Nicanor Fdez-Pizarro Martín-Brazal que era albéitar y ya el abuelo de este, Miguel Fdez-Pizarro nacido el 02-11-1725 en San Lorenzo de la Parrilla, figura como albéitar y herrador en el Catastro de Ensenada de 1752.
En cuanto a José Joaquín Pulpón fue hijo de Silvino Mª Pulpón Gª-Bustamante y de Jesusa García-León Flores. El Silvino en el padrón municipal de 1825 ya figura inscrito con 23 años como oficial de albéitar.
Muchas gracias por una información tan útil e interesante.
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