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Larga, quizá en exceso, se está haciendo ya esta serie dedicada a la ilustre visita que el obispo de Ciudad Real, Remigio Gandásegui y Gorrochátegui, a Campo de Criptana y otros pueblos de la comarca en 1911.  Es ésta ya la séptima entrega… y lo que queda. Pero ya que está comenzada la crónica de aquella visita oficial, hay que proseguir hasta llegar al final; no está bien dejar inconcluso lo empezado. O como diría Queen: The show must go on; y seguirá, y continuaremos hasta agotar todo el concienzudo relato que aquel corresponsal criptanense desconocido nos hizo con tanto afán, tanta pasión y tan gran dedicación. Aquel viaje episcopal fue un acontecimiento especial, o al menos esa es la imagen que nos ofrece la prensa de la época, y en particular aquel periódico a cuyo artículo tanto interés estamos dedicando. Ya hemos dicho en cada una de las anteriores entregas que el artículo se publicó en el periódico El Pueblo Manchego, año I, núm. 266, del 28 de noviembre de 1911, y, como era de rigor en este caso, hemos vuelto a citarlo, como quien no quiere la cosa, para que nadie se despiste y no sepa de qué estamos hablando o cuál es la fuente a la que he recurrido para recopilar este material. Pero, si más dilación, continuemos con lo que tenemos que contar hoy y hablaremos de la vista que el obispo hizo a otras instituciones religiosas de Campo de Criptana: el Hospital de San Bartolomé y la Catequesis de niñas. Y nos dice así el corresponsal:

El Prelado visitó el Hospital Asilo municipal de S. Bartolomé que rige la Congregación de Hermanitas de los ancianos desamparados. Allí fué obsequiado con manifestaciones de respeto y sumisión satisfaciendo en extremo el orden que se observa en el Establecimiento benéfico, cuando tengamos más tiempo hablaremos de este, bien lo merece para honor de propios y emulación de agenos (sic).

A las dos y media fué el Sr. Obispo á la catequesis de niñas, «Escuela catequista de Santa Teresa de Jesús», que dirige con celo y acierto insuperables la señorita Dª. Micaela Peñaranda, secundada por sus virtuosas hermanas y otras no menos virtuosas señoritas de esta villa.

Mis lectores conocen á la directora por sus escritos de maestra (sic, quizá ¿»maestría»?) inimitables; ellos son su mejor elogio, si no antepusiera á todo, el amor que tiene á su catequesis convencida del fin é indicación social que llena. Así lo conoce el señor Obispo y así lo decía a quien (sic) le escuchábamos, si el espectáculo del sábado en la sección adoradora nocturna y la ceremonia de esta mañana no la hubieran satisfecho por completo, le (sic) le visita á esta catequesis y el estado en que la ha encontrado hubiera sido lo mejor de la visita á Campo de Criptana.

Frans Hals: "Rectoras del Asilo de Ancianos de Haarlem"

Frans Hals: «Rectoras del Asilo de Ancianos de Haarlem»

Como bien se dice, el Hospital de San Bartolomé estaba regentado por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Hoy esa congregación sigue al frente de un asilo de ancianos en Campo de Criptana, aunque en una ubicación diferente de la que se encontraba aquel viejo hospital. Dejaremos lo relativo a este hospital para un artículo futuro, puesto que sobre él hay mucho que decir. De la directora de la Catequesis «Santa Teresa» ya nos hemos ocupado suficientemente en otras ocasiones. Activista y ferviente católica, Micaela Peñaranda dedicó la mayor parte de su vida a escribir poesía y novela con evidentes fines didácticos. Fue su obra inmensa. Comenzó escribiendo pequeñas entregas poéticas en la prensa, y fue asidua de las columnas de El Pueblo Manchego, periódico que acabó por nombrarla colaboradora. Participó en concursos literarios, todos de tema religioso y, en muchos casos, ganó el premio. Lo cierto es que su nombre adquirió cierta fama por sus escritos, tanto que novelas suyas se publicaron en la colección Biblioteca Patria, de Barcelona, por aquel entonces de una gran importancia y difusión en España. En 1911 ya Micaela Peñaranda tenía cierta fama, y así lo reconoce el corresponsal criptanense, no sabemos si por los méritos de la escritora o por ser paisano suyo y considerar su obra con apasionamiento. Posiblemente el estilo y los temas de Micaela Peñaranda no sean los más adecuados para este tiempo nuestro, pero en su época no desentonó y gustó, y mucho. Para más detalles sobre Micaela Peñaranda remito a artículos anteriores: Criptanenses ilustres: La escritora Micaela Peñaranda y Lima (I) (Campo de Criptana, 1907); Criptanenses ilustres… (II)…; Criptanenses ilustres… (III)…; Criptanenses ilustres… (IV)…; y Criptanenses ilustres… (V)… Todavía hoy se pueden encontrar a la venta algunos libros de esta escritora criptanense, por ejemplo, en Iberlibro.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO

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