Etiquetas
Alcázar de San Juan, Alcoy, Anarquista, Andalucía, Barcelona, Billete kilométrico, Buenaventura Bagaría Carbonell, campo de criptana, Canalejas, Casino, Córdoba, Cobarrin, Diario de Tortosa, El Bagaris, El Defensor de Córdoba, El Pueblo Manchego, Enigma, Estación, Explosivos, Fonda, Fonda Suiza, Guardia Civil, Inglés, José Juana Velasco, Juez, Lérida, Piedróla, Pistola Browing, Prensa, Quero, Rey, Sevilla, Suceso, Tren Mixto, Viajante
Dejábamos para hoy la respuesta a algunas de las cuestiones que nos había suscitado la historia sobre las andanzas de Buenaventura Bagaria Carbonell en Campo de Criptana y en Alcázar, sobre las sospechas que había despertado en la Guardia Civil y sobre su detención, no sabemos por qué razones. La historia nos la contaba el periódico el Heraldo de Alcoy, año 16, núm. 3.990, del 9 de marzo de 1911, y, como ya dijimos, no aclaraba todos los detalles del acontecimiento. ¿Era Bagaria un anarquista? ¿Planeaba un atentado contra el rey? La prensa de aquellos días siguió escribiendo sobre el tema, pero las diferentes versiones que tenemos de lo ocurrido no concuerdan, de forma que resulta casi completamente imposible reconstruir con pelos y señales la verdad de los hechos. Veamos, pues, algunas de las versiones que se publicaron en otros periódicos españoles; me limito a resumirlas con la mayor fidelidad posible, dada su extensión:
Diario de Tortosa, año XXIX, núm. 8770, del 7 marzo de 1911
Según la versión procedente de Alcázar, este periódico nos dice que la detención de Bagaria, «calificado de anarquista», se produjo poco antes de pasar por aquella ciudad el tren real con dirección a Sevilla. En la cárcel, Bagaria intentó ahorcarse. Hace referencia a la versión publicada en el ABC con el título El suceso de Alcázar. Según este medio, intervino en el «affaire Bagaria» incluso el ministro Canalejas. El gobierno, al parecer, estaba interesado de algunos planes anarquistas y se anticipó poniendo al corriente a la Guardia Civil para que se tomaran medidas. Fruto de ellas habría sido la detención de Bagaria.
El defensor de Córdoba, año XIII, núm. 3.480, del 8 de marzo de 1911
Un nuevo dato incorpora este periódico con el artículo titulado El ¿anarquista? de Alcázar estuvo en Córdoba, y como el anterior, cuestiona algunos de los puntos de la versión oficial. Según el periódico cordobés, Bagaria habría sido detenido no en la estación de alcázar, sino en el campo, entre las estaciones de Quero y Piédrola. Bagaria habría llegado a Alcázar la noche del domingo en el tren mixto de Andalucía; poco después pasó el tren real rumbo a Sevilla. En Alcázar, Bagaria intentó acercarse a él, pero la guardia civil se lo impidió. Después fue a la fonda, pidió una sopa y cuando el camarero volvió de la cocina, Bagaria había desaparecido dejando sus enseres allí. Al parecer, la guardia civil sospechó de él por su comportamiento, más aún cuando se tuvo conocimiento de que un hombre «bien vestido, caminaba á buen paso por la vía de Madrid». Poco después, fue detenido. Tenía un «billete kilométrico de primera clase y una pistola Browing de gran calibre, cargada». Da, además, algunas informaciones sobre el inglés que le acompañaba, un viajante de productos químicos, al que tilda de «sospechoso». En aquellos momentos el inglés había desaparecido, y Bagaria había intentado suicidarse en la cárcel «con un alambre». En esta versión se incorpora un detalle más: su estancia en Córdoba. Había llegado a esta ciudad el 1 de marzo en el tren de Sevilla, e iba con él el inglés Mr. Jas Maleod, «químico de 40 á 45 años»; ambos se alojaron en la Fonda Suiza. Comieron, tomaron un café en el casino, y dieron un paseo. Y los acontecimientos se sucedieron: el día 2 fueron a Priego; el día 3 desapareció el inglés; Bagaria se quedó en Priego hasta el día 5 y entonces marchó a Alcázar en el tren mixto. Según el periódico, Bagaria «viaja la casa de El Bagaris, dedicada á la venta de productos tintóreos y no de dinamita, como ha dicho el ministro».
El Pueblo Manchego, año I, núm. 55, del 9 de marzo de 1911
Con el título del artículo, ¿Anarquista ó perturbado?, este periódico cuestiona la versión oficial que consideraba anarquista a Bagaria. De «enigma» califica a lo ocurrido. Podría ser que fuera un «individuo en pleno uso de sus facultades» que se aprovechaba de ellas para perpetrar acciones y simularse loco. Añade que el inglés que le acompañaba había sido detenido en Alcoy y conducido a Alcázar para comparecer ante el «infatigable juez D. José Juana Velasco». Tendría el acusado 28 años de edad, era soltero, natural de Cobarrin (Lérida) y residente en Barcelona. Llama la atención que se diga de él que no tenía profesión, siendo que en el Heraldo de Alcoy se decía que era viajante de explosivos. En los momentos en que se publicó el artículo, continuaban aún las averiguaciones de la guardia civil y del juez, mientras Bagaria se negaba a declarar. Se habla también sobre la detención del inglés, residente en Alcoy, y de nombre «míster Maglleanc», viajante de explosivos, «lo cual da origen á grandes sospechas».
Como podemos comprobar, con cada nueva información se complica aún más la cuestión. Baste citar como prueba el desacuerdo en el nombre del inglés y en el de la casa de explosivos del que Bagaria era representante. Según El Heraldo de Alcoy, el inglés se llamaba Mase Leod; según El defensor de Córdoba se llamaba Jas Maleod, y según El Pueblo Manchego Maglleanc. Respecto a la casa de explosivos, según El Heraldo de Alcoy se llamaba Albisch; según El defensor de Córdoba, se llamaba El Bagaris.
En este ir y venir de Bagaria y el inglés por las estaciones de Córdoba y de Alcázar, llegamos a un punto en el que nos resulta casi completamente imposible reconstruir cuál fue el curso auténtico de los acontecimientos. No se cita en estas informaciones el paso de Bagaria por Campo de Criptana y su regreso a pie a Alcázar, según nos relataba el Heraldo de Alcoy. Posiblemente, es éste un pequeño dato sin demasiada importancia, pero quizá hubiera resultado en aquel momento decisivo para determinar con una cierta verosimilitud lo que ocurrió. No tiene nada de particular que un viajante vaya y venga por los pueblos de una comarca, porque forma parte intrínseca de su trabajo. Pero una serie de coincidencias pudieron desencadenar los acontecimientos: el hecho de que Bagaria portase una pistola y explosivos, productos de los que era comercial; el que le acompañara un inglés «sospechoso», que quizá era solo su socio; el que se apeara del tren en Criptana para regresar de nuevo a pie a Alcázar; la coincidencia con el paso del tren real por Alcázar y, especialmente, que la guardia civil estuviera alertada por el gobierno ante un posible atentado anarquista. En el artículo de mañana, continuaremos ofreciendo más versiones, para intentar llegar a una solución de la cuestión.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Pingback: Campo de Criptana (1911): La extraña historia del viajero Bagaria (III) | Criptana en el tiempo