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La muerte siempre es inesperada; llega como por sorpresa. Nadie se la espera, o al menos casi nadie, y viene de repente, siempre, como quien no quiere la cosa. En esto de la muerte todos los seres humanos somos un poco procrastinadores, y en este caso está completamente justificado participar de esta cualidad que en otros ámbitos de la vida, especialmente el laboral, suele tener efectos desastrosos. Inesperada fue, precisamente, la muerte aquélla que atrapó a Ignacio Artiñano. Por una causalidad del destino, sus restos forman parte los de aquellos presbíteros depositados en una sepultura del cementerio de Campo de Criptana a la que nos referíamos en un artículo anterior (Historias del cementerio de Campo de Criptana: La humilde sepultura de los presbíteros, 1873-1923). Sin embargo, es casi seguro que él nunca habría pensado que acabaría sepultado en este lugar, tan lejos de su tierra.

Valdés Leal. Sic transit gloria mundi

Valdés Leal. Sic transit gloria mundi

Según el epitafio que figura en esta sepultura, Artiñano falleció en 1903, pero, es curioso observar que trece años antes aparecía publicada su nota necrológica en el periódico El Día, núm. 3.708, del sábado 23 de agosto de 1890. Según esta nota, Ignacio de Artiñano y Orbegozo, como era su nombre completo, bilbaíno de origen, era por aquel entonces canónigo de la Catedral de Burgos. En 1879 había obtenido la canonjía magistral de esta catedral, según informan El Liberal, del 25 de septiembre de 1879 (pág. 3) y el periódico satírico burgalés El Papa-Moscas, núm. 83, año II, de finales de septiembre del mismo año. También publicó noticia de su fallecimiento el periódico La Unión Católica, del 27 de agosto de 1890 (pág. 3), en los siguientes términos:

Sentiríamos se confirmara la noticia que á nosotros ha llegado de haber fallecido en Criptana, pueblo donde residía durante el verano nuestro respetable y querido amigo el distinguidísimo bilbaíno D. Ignacio de Artiñano, Canónico magistral de la Metropolitana en Burgos.

De ser cierto, rogamos á Dios haya acogido en su seno á su infatigable ministro, uno de los más conspicuos miembros del Clero español de nuestros días.

Hans Holbein el Joven. Grabado: La danza de la muerte. La abadesa

Hans Holbein el Joven. Grabado: La danza de la muerte. La abadesa

Sin embargo, parece que esta noticia fue un error, pues dos años después, en 1892 Artiñano aparece citado como firmante de un manifiesto en calidad de magistral de la Catedral de Burgos, junto a otros cargos de ésta (El Siglo Futuro, núm. 5.177, del 25 de mayo de 1892, pág. 1). La noticia auténtica de su fallecimiento aparece en 1903, fecha que coincide con la que se encuentra en el epitafio de la sepultura de presbíteros del cementerio de Campo de Criptana. La nota necrológica se publicó en El Papa-Moscas, año XXI, núm. 1.394, del 18 de enero de 1903, del siguiente modo:

Ha fallecido en el Campo de Criptana, el magistral de esta Metropolitana D. Ignacio de Artiñano. Descanse en paz.

Coincide también en esta fecha como la de su fallecimiento el periódico El Lábaro, año VII, núm. 1791, del 13 de enero de 1903:

Ha fallecido el M. I. Sr. D. Ignacio de Artiñano y Orbegoso (sic), canónigo magistral de la Santa I. Metropolitana.

La noticia llegó á la catedral cuando el cabildo se hallaba en coro, é inmediatamente se suspendieron los rezos para cantar un responso, entonándose al final el oficio de difuntos.

El señor Artiñano, á quien aquejaba hace años un rebelde padecimiento, se dirigía á sus posesiones de Campo de Criptana, en compañía de su amigo D. Valero Vidarte, después de haber permanecido una corta temporada en esta capital, y agravada, sin duda, su enfermedad con las molestias del viaje, le ha sorprendido la muerte en Alcázar de San Juan.

Una de las propiedades de Ignacio Artiñano se encontraba en el término de Tomelloso. La encontramos citada como lindera de una tierra que salía a subasta «en el sitio de la Cana, paraje denominado Pozo del Rojo». Otras tierras citadas como linderas son las de Miguel Enríquez y Ricardo Pulpón (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 6 de enero de 1909, pág. 8). Otra propiedad de Artiñano lindaba con una tierra de Jesús Cañas Martínez, vecino de Campo de Criptana, que salió a subasta. En este caso se encontraba en el término de Socuéllamos, en el paraje de Casa Vieja, junto al camino de Murcia (Boletín…, del 22 de febrero de 1909, pág. 3).

Danza Macabra

Danza Macabra

Hacia 1887 Artiñano fue noticia en Burgos, porque se vio envuelto en una polémica política. El periódico El Siglo Futuro, núm. 3.674, del 11 de junio de 1887, pág. 2, publica unas declaraciones suyas con un marcado tinte político, fechadas en Burgos, el 4 de junio de 1887. Expresa en ellas su adhesión a la monarquía y, en particular, a Isabel II, y la unión de los católicos españoles bajo el papado de León XIII. Y fue esta fidelidad a la monarquía de Isabel II lo que motivó su controversia con el periódico, también burgalés, La Fidelidad Castellana. Éste publicó en el núm. 1.266, del 21 de junio de 1887, un largo artículo en el que se criticaban los planteamientos políticos y sociales del magistral. En el periódico La Unión Católica, del 14 de septiembre de 1887, pág. 2, se hace un elogio de su personalidad, como:

… uno de los miembros más ilustrados del clero español, orador muy distinguido, en la actualidad Magistral de Búrgos, y el cual, por cierto, fué allá en los dias de la revolución, partidario de D. Cárlos.

También en 1887, el periódico El Día, del 9 de octubre, pág. 4, incluye publicidad de libros de Artiñano. Uno es el Panegírico de San Ignacio de Loyola / pronunciado por Ignacio de Artiñano; difamado por La Fidelidad Castellana, periódico integrista (Burgos: Imprenta y Estereotipia de Polo, 1887), que se hizo en la función religiosa solemne celebrada por la Diputación Provincial de Vizcaya en honor de San Ignacio el 31 de julio de 1887. Se conserva un ejemplar en el Fondo Histórico Vasco de la Biblioteca Universitaria de Deusto. El otro es El púlpito católico hostilizado por una fracción integrista; discursos pronunciados en la Catedral de burgos y escritos agresivos de La Fidelidad Castellana, Burgos, ed. A. B. Velasco 1887. También fue autor de una carta que se publicó como parte del Escándalo integrista en Burgos: Refutación de la «Fidelidad Castellana» (1887), de un autor que firmaba como «Un Amante de la Verdad», Burgos, Imprenta y estereotipia de Polo, 1887.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO