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Durante el siglo XIX y comienzos del XX Campo de Criptana fue el lugar elegido para el retiro por algunos militares, criptanenses o relacionados con la localidad por otros lazos. Por eso hoy hablaremos del retiro. El sentido general que este término tiene en esta lengua es «acción y efecto de retirarse», como nos dice sobre él la primera acepción del DRAE. Es también el retiro, como nos dice la segunda acepción, el «lugar apartado y distante del concurso y bullicio de la gente», por ejemplo, ese paraíso perdido cercano a Florencia en el que buscaron refugio los diez jóvenes contadores de historias que huían de la epidemia peste en El Decamerón de Boccaccio. Puede ser también el retiro de carácter espiritual, o meramente psicológico, quizá una forma de instalarse permanentemente en las musarañas. Tenemos incluso usos particulares en nuestra lengua y toponimia, nombres de tantas y tantas evocaciones románticas y paisajísticas como El Retiro, lugar famoso de Madrid y único en el mundo en su género. Pero eso es otro asunto y de paraísos perdidos hablaremos en otra ocasión, que tiempo habrá de sobra. Hoy hablaremos del retiro, en el sentido oficial del término, como cese de una actividad, en este caso la carrera militar. Y tomaremos algunos ejemplos de militares que se retiraron y vinieron a Campo de Criptana buscando la paz y sosiego de la jubilación entre los años 1850 y 1916. A estos militares les llegó el momento de la jubilación, y el ministerio de la Guerra les asignaba, en función de los servicios prestados, su pensión correspondiente. Ya tuvimos la oportunidad de tratar sobre uno de los retiros militares en Campo de Criptana más conocidos: el del médico militar Manuel Pizarro Reíllo, al que se concedió baja definitiva por resultar inútil para el servicio al estar «demente» (véase: Criptanenses ilustres: El médico militar Manuel Pizarro y Reíllo, 1877-1901). Pero no fue el único; hay más, como podremos ver a continuación.

Pedro Molero (1850)

Había tenido el puesto de capitán graduado teniente. Ya estaba retirado y vivía en Moran (sic), pero pidió el cambio de retiro a Campo de Criptana. Y se le concedió (El Archivo Militar, del 2 de mayo de 1850). Muy posiblemente en este caso el nombre «Moran» sea una errata por «Mora», localidad de la provincia de Toledo.

Casimiro Sánchez Meco (1894)

Ramón Casas: "La carga" (1899). Olot: Museo Comarcal de la Garrotxa

Ramón Casas: «La carga» (1899). Olot: Museo Comarcal de la Garrotxa

Era sargento de la guardia civil.

En un anuncio firmado en Madrid el 29 de enero de 1894 que se publicó en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, del 31 de enero de ese año, se dice que:

… el Rey (q. D. g.), y en su nombre la Reina Regente del Reino, conformándose con lo expuesto por el Consejo Supremo de Guerra y Marina en 19 del mes actual, ha tenido á bien confirmar, en definitiva, el señalamiento provisional de haber pasivo que se hizo al sargento de la Guardia Civil Casimiro Sánchez Meco…

Se le concedió el retiro en Campo de Criptana, y se le asignaron 40 céntimos del sueldo de capitán, que equivalían a 100 pesetas al mes. Esto le correspondía por sus años de servicio de acuerdo con el real decreto del 9 de octubre de 1889. Cuando se hizo esta concesión era el rey Alfonso XIII menor de edad, por lo cual entre 1885 y 1902 ejerció la regencia su madre María Cristina de Habsburgo Lorena. A ello hace referencia el encabezamiento del anuncio.

Pedro Prudenciano Sánchez Manjavacas y Fernández Galindo (1916)

Según consta en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, del 8 de noviembre de 1916, al militar Pedro Prudenciano Sánchez Manjavacas y Fernández Galindo, «conocido por Prudenciamo Manjavacas Galindo», se le asignó una pensión anual de 500 pesetas a cobrar desde el 13 de enero de 1916. Su lugar de residencia era Campo de Criptana. Había nacido el 19 de mayo de 1834.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO