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Jan Brueghel el Viejo: Detalle de "El oído". Madrid: Museo del Prado

Jan Brueghel el Viejo: Detalle de «El oído». Madrid: Museo del Prado

Concluimos con éste de hoy la serie de artículos que he dedicado a aquel concierto que tres músicos celebraron en el Casino Primitivo de Campo de Criptana, un día del Corpus Christi, un jueves 26 de mayo de 1921 (véanse: El concierto del «Corpus» en el Casino Primitivo, Campo de Criptana, 1921, I: Prefacio; sobre Celedonio Cedenilla; y El concierto…, II: Los músicos y el programa). Tres músicos, Monedero, López Pintor y Cedenilla, bastaron para llenar de música los salones del casino; tres instrumentos fueron suficientes para hacer del sonido arte: un violín, una flauta y un piano. Y aquel día del Corpus Christi fue especial, porque ecos de Verdi resonaron en los aires criptanenses… aires italianos en La Mancha, aquel trovador mítico, aquel jorobado Rigoletto; y también los ecos de Mendelssohn …  aires germánicos en la llanura interminable.

Giovanni Boldini: Retrato de Giuseppe Verdi (1886)

Giovanni Boldini: Retrato de Giuseppe Verdi (1886)

Como ya dijimos en otra ocasión, cumplida noticia de todo lo ocurrido en aquel Econcierto nos la dio el periódico provincial El Pueblo Manchego, año XI, núm. 3.109, del 28 de mayo de 1921. Fue todo música, pero hubo algo que empañó la crónica que el corresponsal envió al periódico. Parecía haber en el ambiente una controversia política en la que era protagonista el violinista, el Sr. Monedero, pero no sabemos a cuento de qué venía. Lo cierto es que el corresponsal hace su propio balance crítico de la política local y lamenta la situación en que se encontraba la cultura musical en Campo de Criptana en aquel tiempo. He aquí, pues, el colofón del artículo y, también, de esta serie.

De aplaudir es la actitud del señor Monedero que dejándose de personalismos mal interpretados y huyendo de la vil política que todo lo corroe se presta voluntarioso a colaborar en la obra por la idealización del arte y hójala (sic, «ojalá») le siguieran otros valiosos elementos, incomparables músicos, que como él debían resurgír de su letargo y reconquistar el pedestal que en otro tiempo levantaron a su pueblo los buenos músicos de Criptana.

Y quizá esté ahí la cuestión: en los personalismos… que todo lo pudren y lo corroen.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO