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"Lluvia": Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2012)

«Lluvia»: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2012)

A mediados del mes de agosto de 1894 una terrible tormenta devastó La Mancha. Esas tormentas de de estío, no se sabe nunca cómo y cuándo van a venir. Luce el sol, y de repente… el cielo se encapota, se cubre, se oscurece y el infierno se desencadena en forma de rayos y truenos, lluvia y vientos. A lo mejor tenemos que meter en estos asuntos también al destino y al fátum, como hemos hecho estos días pasados en este blog, porque siempre que ocurren desgracias, sean cuales sean, suelen estar por medio. En esto son como la novia en la boda y el muerto en el entierro.

Tuvo esta tormenta, que más que tormenta fue ciclón, en vilo a toda la comarca; y, como siempre que se dan estas cosas inesperadas de la climatología, hubo consecuencias, en el presente, porque se perdieron cosechas, hubo heridos y muchos daños en propiedades, y ningún pueblo escapó; pero mucho más en el futuro, porque en aquellos tiempos una mala cosecha en verano era hambre en invierno.

"La tormenta": Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

«La tormenta»: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Fue este ciclón noticia en periódicos de la época, pero quizá uno de los que más atención le prestaron fue El Liberal, año XVI, núm. 5.430, del jueves 16 de agosto de 1894. El material publicado era una crónica enviada desde Alcázar de San Juan el día 15 a las 12 y 20 de la mañana. A vista de pájaro, revisaba esta crónica todos los daños en la comarca. En Herencia se perdió la tercera parte de la cosecha de melones, y también las patatas. En Villafranca de los Caballeros hubo cincuenta heridos, y fueron muchas las caballerías heridas y las aves de corral muertas. Se desbordó el río Amarguillo e inundó extensas superficies de terreno. Las mieses que estaban en las eras fueron «arrebatadas por la borrasca». Se estimaban los daños en 500.000 pesetas (un auténtico dineral para la época y un fatal desastre) en Herencia y Villafranca, y en 400.000 pesetas sólo en Alcázar, donde el ciclón arrasó olivos, viñas y huertas, y mató centenares de gallinas y aves campestres.

Aunque el epicentro del huracán estuvo en Herencia y Villafranca, y fue allí donde se registró el mayor número de heridos, alcanzó también a Camuñas, a Pedro Muñoz a Argamasilla de Alba y a Campo de Criptana, y precisamente a esta última localidad se dedica un apartado:

CAMPO DE CRIPTANA. Los viñedos perdidos.- El invierno que espera.- 30.000 duros de pérdidas.

El ciclón ha destruido casi todos los viñedos, nuestra riqueza principal. La crisis obrera va á ser este invierno espantosa en la comarca. Muchas familias que sólo vivían de la cosecha ó del trabajo de la uva, se morirán de hambre. Las pérdidas (según cálculos hechos hasta ahora, y que un examen detenido podrá apreciar en una cantidad mayor) importan unos 30.000 duros, un capital inmenso, dada la pobreza de estos términos, tan castigados por los temporales.

Nieve: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2009)

Nieve: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2009)

Las fincas de la población han sufrido mucho, pero no en tan considerable medida como las propiedades del campo.La ruina es completa. Perdida la cosecha, perdido para el bracero el pan para el invierno, la desolación será mayor, si el Gobierno no nos tiende una mano salvadora.

Así quedó Campo de Criptana en aquellos días del mes de agosto de 1894: en la ruina total, como quedó toda la comarca. Sería aquel invierno mucho más triste que los demás, mucho más frío, también, y mucho más gris, porque, cuando no hay pan, todo es gris… hasta la nieve.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO