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Wilhelm Leibl: "El lector de periódicos". Essen, Museo Folkwang

Wilhelm Leibl: «El lector de periódicos». Essen, Museo Folkwang

A cualquier lector en cuyas manos cayese, hace casi cien años, el número del periódico El Eco de Cartagena del 25 de enero de 1919, los titulares de una de sus páginas le producirían una impresión general: ¡Qué mal está la política! ¡Otra vez guerras! Eduardo Dato anda de un lado para otro con sus intervenciones en el Congreso, una cuestión de confianza se está fraguando (¿o no?) contra el gobierno, el rey celebra recepción en Palacio con motivo de su santo, en Portugal andan revueltas las cosas; llegan todavía ecos de la finalizada I Guerra Mundial, el Embajador de Francia se desmaya en una recepción, y entre París y Londres están a vueltas con la firma del tratado de paz. Y un último titular, La Victoria de Berlín, desconcierta al lector: ¿Ahora? Pero si la guerra ya ha acabado. Llega entonces el momento de pasar un poco más allá de las primeras impresiones, esas que suelen ser engañosas, casi casi traidoras (pero no siempre), para profundizar algo más en la cuestión. Y entonces el lector aquel ya se entera de la cuestión.

Resulta que La Victoria de Berlín es el nombre de una compañía de seguros de vida de la época y a ella va dirigida una carta que se publica en el periódico. Es de una criptanense, que, como las penas con pan son menos, quiere agradecerle el buen hacer en la gestión del cobro de su seguro. La carta está firmada y fechada en Criptana, el 16 de enero de 1919, y va dirigida al Sr. Inspector General de la Victoria de Berlín (Compañía de Seguros de Vida). Y dice así:

Distinguido señor mío:

Como viuda y beneficiaria de la póliza de seguro y vida que mi difunto esposo Julio Esteso Vizcaíno contrató con esa Compañía importante 25.000 pesetas, le dirijo la presente para significarle mi gratitud por el pronto pago del capital asegurado, por las facilidades que para la tramitación de ciertos documentos me han proporcionado y por haberme entregado el importe de dicho seguro en mi propio domicilio evitándome los gastos y molestias de pasar a cobrarlos a la Dirección de esa Compañía.

Autorizándole para que de la presente carta haga el uso que tenga por conveniente me repito (sic, quizá errata por «despido») de usted afectísima y S. S.

Concepción Perucho

William Adolphe Bouguereau: El día de Todos los Santos (1859). Burdeos, Musée des Beaux Arts

William Adolphe Bouguereau: El día de Todos los Santos (1859). Burdeos, Musée des Beaux Arts

«La Victoria de Berlín» («Victoria zu Berlin» en alemán) era una sociedad anónima de seguros generales que había sido fundada en 1853. Tenía carácter internacional, y trabajaba en 22 países. La oficina central en España se hallaba en Madrid, en la Carrera de San Jerónimo, número 13, y tenía sucursales en las principales ciudades del país. Y a continuación, para que quede claro al lector que esto no es una triquiñuela publicitaria, el mismo alcalde de Campo de Criptana certifica que la carta es real, y que está firmada por la criptanense Concepción Perucho:

Don Marcelino Moreno Lara, Alcalde Constitucional de esta villa.

Certifico: Que reconozco como legítima la firma y rúbrica que antecede autorizando el escrito y que corresponde a doña Concepción Perucho Granero, viuda de Julio Esteso Vizcaíno de esta vecindad.

Campo de Criptana 20 de enero de 1919

Marcelino Moreno

Entonces el lector del periódico de hace casi cien años ya se queda un poco más tranquilo: no, no hay otra guerra…, por el momento.

Emile Renouf: "La viuda de l'ile de Sein" (1880). Musée des Beaux Arts de Quimper

Emile Renouf: «La viuda de l’ile de Sein» (1880). Musée des Beaux Arts de Quimper

Veamos ahora algo más de los criptanenses citados. Al difunto Julio Esteso Vizcaíno lo encontramos en el año 1914 como donante en la suscripción nacional que había iniciado la reina Victoria para socorrer a los repatriados españoles y que había abierto el gobierno de la provincia. Esteso Vizcaíno participó con 2 pesetas con 50 céntimos (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 21 de diciembre de 1914). En este mismo boletín encontramos citado a Esteso Vizcaíno en un aviso de la Recaudación de Contribuciones de la Provincia de Ciudad Real firmado por Andrés Sánchez Garañana, recaudador de la Hacienda de Campo de Criptana, sobre un expediente por débitos de contribución. Los contribuyentes citados estaban ya incursos en el segundo grado de apremio y recargo del 10 por 100 sobre el importe total del descubierto. Julio Esteso Vizcaíno tenía una deuda de 72 pesetas (Boletín…, del 12 de noviembre de 1917). Unos meses antes de su óbito, vuelve a salir a relucir su nombre, también en un aviso de la Hacienda criptanense. Se encontraba también en el segundo grado de apremio, es decir, que tenía que pagar un recargo del 10 por 100 del total de la deuda. En esta ocasión, sin embargo, su deuda era solo de 72 céntimos (Boletín…, del 14 de junio de 1918). Y, ya fallecido, volvemos a encontrarlo citado con la misma deuda de 72 céntimos en las mismas condiciones en un anuncio publicado en el Boletín…, del 12 de noviembre de 1919. Ni muerto le deja a uno en paz Hacienda.

Por su parte, a la viuda la encontramos en el año 1913 entre las firmantes del manifiesto criptanense en favor del mantenimiento de la enseñanza del Catecismo en las escuelas, como Concepción Perucho de Esteso (véase: Campo de Criptana, 1913: La conspiración del Catecismo I). El seguro le dejó solucionada la vida. Las 25.000 pesetas de entonces, de 1919, eran un auténtico fortunón en aquel tiempo… y, por supuesto, daban para mucho.

JOSE MANUEL CAÑAS REÍLLO

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