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Abastecimiento, Agua, Aguas potables de Alcázar, Alcalde, Alcázar de San Juan, Ayuntamiento, campo de criptana, Celestino Martínez Santos, Comisión interventora, Consejo de Administración, El Liberal, El Pueblo Manchego, Elogio, Empresa, Exégesis, Faustino López, Feria, Festejo, Francisco Rubio, Ilusión, Jesús Moreno, Juan Antonio Mompó, Maximino Cuadra, Miguel Henríquez de Luna, Obligaciones, Peseta, Proyecto, Secretario, Sociedad Anónima
Estaban dispuestos los criptanenses, a comienzos de aquel mes de marzo de 1912, a traer el abastecimiento de agua a su pueblo. Ya dijimos ayer que en verano de ese año el proyecto estaba en marcha, como nos contaba el periódico El Liberal, núm. 11.937, del jueves 11 de julio de 1912, pero todo el proyecto se gestó, como vimos, en una reunión que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Campo de Criptana unos meses antes. De ella nos dejó una crónica con todo detalle el periódico provincial El Pueblo Manchego, año II, núm. 348, del 5 de marzo de 1912 (véase: ¡Agua!… por fin, Campo de Criptana, 1912, I).
Según se decía en esta crónica, el agua había llegado ya a Alcázar de San Juan, y en poco tiempo formaría parte de la vida de los criptanenses. La misma sociedad anónima que gestionaba las aguas de Alcázar, «Aguas potables de Alcázar» ampliaría su proyecto para hacerlas llegar también a Criptana. Una comisión del Consejo de Administración de la empresa, presidido por Miguel Henríquez de Luna, se había reunido en el Ayuntamiento criptanense, y se decidió aportar el capital necesario para tan ambiciosa empresa con la suscripción de dos mil obligaciones a cincuenta pesetas cada una.
Continuamos ahora con lo que nos dice El Pueblo Manchego en el número citado:
En el mismo acto fué designada una comisión interventora de la cantidad pedida por la sociedad como anticipo reintegrable que la componen los señores D. Celestino Martínez, alcalde presidente; D. Faustino López, D. Jesús Moreno, D. Francisco Rubio, D. Juan A. Mompó, y D. Maximino Cuadra, como secretario de la misma.
Con lo cual se dió por terminada la reunión, después de felicitarse todos del entusiasmo y calor con que se ha tomado la ide (sic, por «idea»).
Nuestro joven é ilustrado alcalde, solo palabras de aliento merece por su actividad. Sino (sic, en lugar de «si no») se consigue en esta ocasión bien podemos despedirnos de la tan acariciada realidad, pero se conseguirá sin duda, aunque produzca contradicciones y disgustos. Un consejo y valga por lo que valiere, «oídos de mercader á muchas palabras por no decir que á palabras… oídos sordos y la próxima feria en Septiembre todo será un solo festejo.
Inauguración de las aguas en Campo de Criptana.
Con este algo caótico final en lo estilístico y sintáctico acaba esta crónica del corresponsal criptanense. Necesita el texto por parte del lector un auténtico ejercicio de exégesis para comprender qué se nos quiere decir. Colijo que esperaba el corresponsal que ya para septiembre dispusiera Criptana de aquellas deseadas aguas que cambiarían las vidas de sus habitantes para siempre. La dicha y gozo de las fiestas patronales serían mayores que en años anteriores, quizá más importantes de lo que lo habían sido nunca, porque Criptana ya tendría la preciada agua a su disposición. Pensemos ahora cómo era la vida sin agua corriente, y cómo afectaba esto a todos los aspectos de la vida. Solo entonces podremos tener en su justa medida su gran valor y comprender aquel jubiloso «alhicias» (en lugar de «albricias») con el que el corresponsal iniciaba su informe.
Se gestó todo aquello en el ayuntamiento que presidía Celestino Martínez Santos (véanse: El alcalde Celestino Martínez Santos, y su consistorio, Campo de Criptana, 1912; Campo de Criptana en 1912, II, El Ayuntamiento; y El Ayuntamiento de Campo de Criptana en 1912). Y merecía el alcalde, ya de paso, un encendido elogio del corresponsal; y no era para menos, tratándose de algo tan vital como el agua. Pero no es éste el único ni el primero ni el último elogio que se le dedica en la prensa de la época a aquel alcalde presidente Martínez Santos. Recordemos que de él decía El Liberal (núm. 11.937, del jueves 11 de julio de 1912) que era «persona de tan vasta inteligencia… joven abogado de grandes iniciativas y mejor posición…»
Mañana seguiremos hablando del agua, de Criptana y de los criptanenses… y de otras cosas que se nos vayan ocurriendo sobre la marcha, porque no todo en esta vida se puede tener completamente planeado.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
A mi felicitación por tu blog, por su gran aportación al conocimiento de la historia de nuestro pueblo, se une mi agradecimiento por las elogiosas palabras que reflejas en él, dedicadas a mi abuelo Celestino Martínez-Santos.
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