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"Fuente": Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2011)

«Fuente»: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2011)

Era marzo de 1912 y ya aquel impetuoso proyecto de la traída de aguas a Campo de Criptana avanzaba imparable por el proceloso piélago de dificultades económicas desafiante frente a escépticos e inmovilistas. Muchos estaban embarcados en aquella nave, pero unos cuantos la gobernaban con experto timón. Lo importante era llegar a buen puerto. Y la nave llegó.

Ya vimos ayer cómo se gestó todo y cómo nos lo contaron los medios de prensa de al época. Nos quedábamos ayer en la crónica del periódico local Sancho Panza, año XI, núm. 91, del 17 de marzo de 1912, y en el elogio en tono épico que hizo de los criptanenses (véase: ¡Agua!… por fin, Campo de Criptana, 1912, III). Y hoy hablaremos ya de dineros, puesto que los dineros, si no son lo más importante en la vida, sí eran necesarios para aquel proyecto. Pero tengamos en cuenta algo: por mucho dinero que se hubiera tenido entonces, por mucho que se hubiera aportado, sin la determinación, sin el empeño, sin la previsión de futuro que entonces se tuvo, este proyecto no habría dado fruto. Olvidamos muchas veces que el dinero no lo compra todo, pero que la ilusión puede mover montañas. Y las mueve, y trajo el agua a Criptana.

"Ruidera": Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

«Ruidera»: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Recordemos que el proyecto de traída de aguas a Campo de Criptana fue asumido por la sociedad anónima que ya gestionaba el abastecimiento a Alcázar de San Juan; que formó en Criptana una Junta Interventora para la recaudación del capital; que se emitieron obligaciones a 50 pesetas cada una; que tuvieron gran aceptación entre la población criptanense; y que pronto se dispuso de capital para comenzar las obras. Veamos hoy, cómo andaba la cuestión económica del proyecto a mediados de aquel  mes de marzo de 1912 y quiénes fueron algunos de los que suscribieron obligaciones, según Sancho Panza:

Una vez que ya esté cubierto, con creces, el tipo de presupuesto, (se habló de 90 á 100 mil pesetas) conviene que cuanto antes la Junta interventora dé comienzo á sus gestiones con la Sociedad de Alcázar, para que, inmediatamente de venir á un racional convenio ambas entidades, se dé principio á las obras, pues la dilatación en estos casos suele engendrar la duda y desconfianza del público.

El comienzo de las obras no obstaría para que la suscripción continuara abierta, y bueno sería contar con dinero de sobra para subvenir, si fuere necesario, otros gastos hasta la completa realización del proyecto.

Y a continuación, bajo el título Suscriptores de obligaciones, detalla el periódico sus nombres. Ya se habían recaudado hasta ese momento 57.200 pesetas. Y el dinero siguió llegando. Veamos hoy quiénes fueron los mayores suscriptores en esta segunda etapa.

Con 5.000 pesetas: Francisco Laurens.

Con 4.500 pesetas: Jesús Díaz Hellín.

Con 2.000 pesetas: Leandro Fernández Ortuña; Narciso Barreda Rosales.

Con 1.000 pesetas: Proceso Girón.

Con 500 pesetas: Bautista Villacañas; José Vicente Ortiz; Hilarión Escobar.

Con 300 pesetas: Encarnación Palomino.

Con 250 pesetas: Jesús Jiménez; Raimundo Escribano; Teresa Calonge; Victorina Peñaranda; Julián Sepúlveda; Francisco Mínguez Villafranca.

Con 200 pesetas: Manuel Granero; Gregorio Perucho; Primitivo Quiñones; Maximina Manjavacas; Venancio Casero; José Antonio Angulo; Ignacio Ortiz; Salvador Vento; José Andrés Lara Flores; Jesús Castellanos; Jesús Beamud y H(erman)os.

Con 150 pesetas: Vicente Villacañas.

"Fuente": Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2009)

«Fuente»: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2009)

Dejamos para el artículo de mañana los dos listados que restan y que son los más extensos: los de suscriptores con 100 y con 50 pesetas, es decir, de dos obligaciones y de una, respectivamente. Respecto a los dos principales suscriptores de esta lista digamos algo más.

El primero, es el francés afincado en Valencia Francisco Laurens, exitoso financiero y bodeguero, cuya empresa vivía entonces un momento de sumo esplendor en Campo de Criptana (véase: Un bodeguero francés en Campo de Criptana: El banquero y financiero Francisco Laurens, 1912). Participó con vinos de su bodega de Criptana en la Exposición Regional de Valencia de 1909 (véanse: El financiero y bodeguero Francisco Laurens y los vinos de Campo de Criptana en la Exposición Regional de Valencia, 1909, I; El financiero…, 1909, II; El financiero…, 1909, III; El financiero…, 1909, IV). Un año después de la suscripción de obligaciones, se produjo una terrible explosión en su bodega (véase: La explosión en la Bodega de Laurens, Campo de Criptana, 1913).

El segundo suscriptor citado es Jesús Díaz-Hellín, Martínez de Madrid de segundo apellido. Aparece por aquellos años como secretario del ayuntamiento criptanense (véase: Campo de Criptana, año 1905; y Hágase la luz… y la luz se hizo, Campo de Criptana, 1909). En 1913 era el presidente de la mesa electoral de la Sección 1ª, Distrito 1ª (Ayuntamiento) (véase: Luis Cenjor Milán, secretario de la Junta Municipal del Censo Electoral, Campo de Criptana, 1913). En 1908 era adjunto del juez municipal suplente Gregorio Perucho Granero (véase: Reincidencias y caídas, Campo de Criptana, 1908, 1921).

En el artículo de mañana seguiremos hablando de los suscriptores.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO