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Es la calle de la Fontanilla de las pocas criptanenses que no cambió su nombre en la revolución del nomenclátor callejero de 1890. Así, de la Fontanilla, se llamaba en el siglo XIX, y así se siguió llamando en el XX; y así continúa llamándose hoy. Tuvo Campo de Criptana una calle de la Fuente, y tiene una calle de la Fontanilla, hermana pequeña, diminutivo hermoso y amoroso, musical y cantarín, resto superviviente de aquella vieja -o- latina de fons, fontis, «fuente», que el romance no pudo diptongar por ser átona, aquella -o- de «fontana», de donde viene «fontanilla». En «fuente», en cambio, la -o- de fons sí diptongó y dio en español -ue-, por recaer en ella el acento. Hasta en eso es antigua la calle Fontanilla, hasta en su -o- que huele a vieja latinidad. Y recuérdese que del latín fontana viene tanto el nombre de la calle Fontanilla, como el sustantivo «hontana», que dará por estas tierras el tan utilizado término diminutivo «hontanilla». Y, lo que es la casualidad, sigue el agua estando presente en esta calle hoy, pero de otra manera: con la oficina que rige los destinos de su correcto y puntual abastecimiento en la localidad.
¿Por qué se llamó así esta calle? Tuvo quizá una «fontana», que, según recoge el DRAE, es en uso poético un «manantial que brota de la tierra»; o en 2ª acepción, un «aparato por el que sale el agua de la cañería»; y en 3ª, «construcción por la que sale o se hace salir agua». Algo de esto tuvo que haber en calle Fontanilla para que adoptara el nombre, seguramente por uso popular. ¿Había quizá una hontanilla? Los antiguos nunca andaban descaminados cuando ponían un nombre a una calle, no como ocurre en los tiempos actuales, cuando se nombran calles a tontas y a locas y con criterios más bien laxos e infundados. En estas cosas los antiguos siempre se vinculaban por decisión propia a la tierra y a lo que en ella había, y a la naturaleza, y a lo que daba el medio, como debe ser y como dictan las buenas costumbres.
Era la calle Fontanilla a mediados del XIX la última frontera criptanense hacia el sur. En el plano criptanense de ese año ya aparece, partiendo de la calle Concepción y bifurcándose después en dos tramos; y ambos desembocaban, paralelos, como dos ríos que van a parar al mar, en la Plaza de la Tercia y en el comienzo de la calle del Huerto Pedrero. Campos y más campos, y las llamadas Charcas; ése era el paisaje al sur de la calle Fontanilla por aquellos años. Ya en 1911 el pueblo había ido creciendo hacia el sur, tal y como se muestra en el plano de Domingo Miras, pero la calle de la Fontanilla mantenía su forma, y su ángulo tan peculiar, y seguía rememorando aquellos viejos tiempos de pequeñas fontanas, o «fontanillas» u «hontanillas», dígase como se quiera, porque es lo mismo. No era especialmente rica en actividad económica la calle de la Fontanilla, pero tenía un poco de todo: una contribución industrial, dos contribuyentes electores, un acusado de homicidio (el de Santos Ortiz), una notaría y una imprenta. Más variedad… imposible.
Contribución industrial
Sólo encontramos una matrícula de contribución industrial radicada en esta calle en el año 1900: es la de Fortunato López Pintor, que pagaba por su oficio de carretero una contribución de 24 ptas. (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, [BOPCR a partir de ahora] del 9 de marzo de 1900). Recordemos que este carretero fue uno de los criptanenses a los que la Delegación Provincial de Hacienda retiró en 1907 su derecho a ejercer el oficio por haber incurrido en deudas en la contribución industrial (véase: Los morosos, Campo de Criptana 1907, I; y Los morosos…, III).
Contribuyentes electores
Tampoco eran muchos los contribuyentes electores domiciliados en ella. En 1877 figura sólo uno: Isidoro Huertas Quiñones, propietario, que pagaba una contribución de 71,09 ptas. y vivía en el número 12 (BOPCR, supl. 1, al núm. del 9 de noviembre de 1877). En 1881 encontramos, además, de Huertas Quiñones, a otro contribuyente más: Miguel Carriazo Maroto, que pagaba 35,23 ptas. y vivía en el número 6 (BOPCR, supl. 36 al núm. del 8 de enero de 1881). Ambos siguen en 1885 siendo los únicos contribuyentes electores de la calle (BOPCR del 8 de enero de 1885). En 1889, en cambio, no encontramos a los anteriores, y sólo figura como contribuyente por esta calle Francisco Manzaneque Ucendo, en Fontanilla sin número, que pagaba una contribución de 39,97 ptas (BOPCR del 8 de enero de 1889).
La causa por homicidio
Tenemos el nombre de otro vecino, allá por 1891: Fernando Sánchez Quintanar Ucendo. Aparece relacionado con un acontecimiento ocurrido en 1885: el cruento asesinato de Santos Ortiz Quintanar, del que tanto hemos hablado en este blog (véanse: El extraño asesinato de Santos Ortiz, Campo de Criptana, 1885; El extraño asesinato de Santos Ortiz: Algunas noticias adicionales, Campo de Criptana, 1885; y El extraño asesinato de Santos Ortiz: Nuevos datos del caso, Campo de Criptana, 1885). Sánchez Quintanar Ucendo aparece citado en la causa que se seguía por el citado homicidio y, como parte del expediente, el Juzgado de Alcázar de San Juan publicó un anuncio en el BOPCR del 1 de junio de 1891 por el cual se ordenaba el embargo de su casa. Se advierte de que no existían títulos de propiedad de la finca, y que no aparecía en el Registro de la Propiedad con carga alguna ni que estaba inscrito el dominio de la misma a favor de Sánchez Quintanar Ucendo. Así se describe la casa:
Una casa sita en la villa del Campo de Criptana y su calle Fontanilla, ó sea callejuela que desde ésta dirige á las Charcas, cuyo edificio no tiene número, y se compone de cocina, cuarto, cuadra, pozo y patio, y cámara sobre dicha cocina y cuarto; tasada en 1.393’75.
La notaría
Sabemos también que a comienzos del siglo XX la notaría de Campo de Criptana se hallaba en los números 2 y 4 de la calle Fontanilla. Allí emplazaba un anuncio publicado en el BOPCR del 29 de diciembre de 1913 para la subasta pública de un lote de 30 mulas domadas, de cinco vacas suizas y de 300 ovejas de cría que se hallaban depositadas en la Granja Agrícola de Santo Domingo, en la estación de Záncara. En 1917 conocemos el nombre del notario: Enrique García Duarte. Firma él un anuncio publicado en el BOPCR DEL 19 de enero de ese año para hacer efectiva la cantidad que José Gregorio Lucas Parreño adeudaba a Hacienda. Enrique García Duarte había sido nombrado notario de Campo de Criptana en mayo de 1916 (El Siglo Futuro, núm. 2.855, del 30 de mayo); en 1915 lo había sido de Jumilla (La Correspondencia de España, núm. 20.963, del 5 de julio). En 1929 ya lo encontramos en otro destino: Almería (La Crónica Meridional, año LXX, núm. 22.819, del 19 de septiembre). En 1933 llegó a Alicante (El Día, año XIX, núm. 5.512, del 30 de diciembre) y allí seguía en 1934 (Diario de Alicante, año XXII, núm. 22.819, del 19 de septiembre).
La imprenta
El BOPCR del 10 de mayo de 1935 publicó un censo de libreros e impresores de la provincia de Ciudad Real. Serviría como base para las elecciones para la renovación trienal de la Cámara Oficial del Libro, como prescribía el artículo 14 del Decreto de 23 de julio de 1925. Por Campo de Criptana figuran dos impresores, y uno de ellos estaba en la calle Fontanilla, núms. 18 y 20. Era Ángel Muñoz Pedrero, y su imprenta se llamaba «La Constancia». El otro impresor criptanense era Jerónimo Muñoz Alberca, y se llamaba su imprenta «Fermín Galán».
Así de variada en vecindario fue a finales del XIX la calle Fontanilla, calle discreta y corta, casi retraída, como escondida entre una carretera (N-420) y una calle muy transitada (Concepción), como no queriendo saber nada del tráfico ni del barullo, como refugiándose en su tranquilo pasado… como último reducto invencible de la vieja toponimia criptanense.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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