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Río Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Río Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Hemos hablado en los dos artículos anteriores del Córcoles del presente (véanse: Crónicas del río Córcoles, I, Campo de Criptana 2014; y Crónicas del río Córcoles, II, Campo de Criptana, 2014). Nos ocuparemos hoy del Córcoles del pasado. Pocas veces ha tenido caudal este río en los últimos años. Realmente, parece el río eternamente seco; a veces lo observo, y pienso que el Córcoles padece el mal que nunca me gustaría desear a un río: la falta de agua y, por consiguiente, la falta de vida. Por fortuna, es un río que sorprende y, cuando menos uno se lo espera, de repente, y como no quiere la cosa, se inunda, y corre el agua e, incluso, se desborda anegando los campos cercanos. Pero esto hoy es ya muy raro. Es preciso, antes de seguir, hacer una puntualización para no dar lugar a equívocos y confusiones: seguiré aquí llamando «río Córcoles» al tramo que actualmente se nombra en los mapas como «Acequia de Socuéllamos».

Fue en otros tiempos este río rico y abundoso en caudal, tanto que sus aguas podían ser escenario de episodios de crónica negra. Un ejemplo lo encontramos en 1896. El periódico El Correo de España (año III, núm. 93, del 8 de marzo de ese año) nos informa de un truculento hallazgo en el río, cerca de Socuéllamos:

Un ahogado – En el río Córcoles terminó (sic) de Socuéllamos (Ciudad-Real), ha sido encontrado el cadáver de Juan José Carrión Marchante, de setenta y dos años de edad.

El Pantano: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

El Pantano: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Parece, incluso, que al Córcoles le sobraban las aguas, tanto que incluso se pensó en construir un embalse poco antes de su confluencia con el arroyo de Sotuélamos. De ello da cuenta el periódico La Lucha, que era el órgano del partido liberal de Gerona, en el número 6.750 correspondiente al 29 de abril de 1899. Dice esta noticia que tanta y tanta agua tenía el río por aquellos parajes que era posible aprovechar un accidente en el terreno para construir un pantano. En él se recogerían las aguas sobrantes de invierno y primavera para su uso en regadío. La presa podría tener una altura de 20 metros y capacidad para 7.000.000 de metros cúbicos de agua. Costaría 100.000 pesetas.

Tal abundancia de agua no era exclusiva del curso del río en las proximidades de su nacimiento. También en su curso por el término de Campo de Criptana hay noticias de inundaciones y desbordamientos. Así, por ejemplo, según consta en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 27 de septiembre de 1889, en sesión extraordinaria del 28 de agosto de ese año el Ayuntamiento criptanense acordaba:

Formular instancia cooperando las peticiones de los propietarios de terrenos perjudicados por los desbordamientos de los rios Córcoles y Varillas.

Últimas arboledas del Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Últimas arboledas del Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Aproximadamente un año después, volvemos a encontrar el mismo problema. Y el Ayuntamiento puso manos a las obras para resolverlo. Según se dice en el Boletín oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 10 de octubre de 1890, en la sesión ordinaria del 8 de septiembre se aprueba:

Autorizar á los terratenientes de las márgenes del caz de Corcóles (sic) para que lo ensanchen cuanto necesiten y dirigir atento oficio á D. Martín de Torres para que se sirva permitir aquellas obras; y caso de que lo niegue, que el Alcalde haga cumplir el art. 56 de la ley de aguas, siendo de cuenta de los propietarios la indemnización que el mismo determina.

Cauce del Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Cauce del Córcoles: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

El Córcoles es río, aunque no lo parezca. Podría ser también un arroyo, o… como aquí se dice un «caz», nombre que también se aplicaba, como topónimo, al famoso Caz del Pozohondo (véanse: El Pozohondo y el Caz, Campo de Criptana 1890-2013; y Vagos recuerdos del Caz, Campo de Criptana, 1956-1957). Es hermosa esta indeterminación con que el ser humano suele observar la naturaleza y sus accidentes. El aludido Martín de Torres es, sin duda, Martín de Torres Soria, propietario de aquella época. En 1901 muchas de sus propiedades quedaron afectadas por infesto de canuto de langosta y vemos, entre ellas, algunas que se encuentran próximas al río Córcoles (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 11 de octubre de 1901). Quizá por ello, porque tenía tierras adyacentes el Córcoles, se le reclamaba a él el permiso para la realización de las obras de ensanchamiento del cauce. Algunas de las propiedades suyas afectadas por la langosta estaban situadas en parajes como el de la Casa del Raso, las Chozas del Raso, la Dehesa Cerro Carrasca, La Dehesa Longuera, la Dehesa, La Calzadilla, Las Colinas y los Perogiles.

Así era, pues, aquel río Córcoles en otros tiempos… lo que debe ser un río. Hoy la imagen que presenta es lamentable, seco, completamente carente de vida, como una herida que serpentea en la llanura; y, por si esto fuera poco, en algunos puntos parece que hay quien tiene afición a usarlo como vertedero.  Supongo que todavía hay esperanza para este río, como también la hay para el Záncara. Supongo que la esperanza es lo último que se pierde, y hasta a los ríos les ocurre. Pero, como en todo, faltan interés y ganas.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO