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campo de criptana, Cantera, Cartucho, Casa, Casero, Cuervo, Desastre, Dinamita, Ermita, Heredad, Historia, Iglesia Parroquial, Moraleja. Cañonazo, Mosca, Mundo, Nostalgia, Paisaje, Paredón, Patrimonio, Santuario del Cristo de Villamos, Sembrado, Sucedáneo, Vida
Hoy estoy nostálgico. A lo mejor es por esta luz de las primeras horas de la primavera, por estos cielos que tanto nos recuerdan a los que pintaron Pissarro y Utrillo. Es en estos días cuando parece que el tiempo se para, y que ya no sigue su curso habitual la vida, ni la historia, ni el mundo. Es en estos días, precisamente, cuando parece que regresa el pasado, cuando el sepia de las viejas fotografías se hace realidad y retrocedemos en el tiempo, como sin querer. Y es en estos días, precisamente, cuando pienso con más amargura en lo que tuvo Criptana y ya no tiene. Sería interminable la lista de edificios y de elementos paisajísticos que llenaron Criptana en otros tiempos, como pueblo importante que fue. Fueron durante siglos la herencia más preciada y una garantía de futuro. Parece, sin embargo, que la modernidad, el tiempo y la mano del hombre han sumido en el olvido al pasado, borrando poco a poco de la faz criptanense lo que hubo y ya no hay. Sería interminable el listado de pérdidas: la antigua Iglesia Parroquial, las viejas fábricas de muchas ermitas, muchas casas tradicionales, los viejos paredones del Santuario del Cristo de Villajos… Añadamos también los desastres paisajísticos, especialmente esas horrendas canteras que llenan por doquier de incurables heridas la tierra criptanense, esa tierra que tanto y tanto ha dado a nuestros antepasados en el transcurso de los siglos.
No todo está perdido. O, al menos, no debería estarlo. Lo lógico es preservar y mimar lo que queda, como dicta el sentido común. Pero no siempre ocurre esto. Muy a menudo, más de lo deseable, se deja perder patrimonio, ya sea porque no es vistoso, porque no se puede vender como logro en las propagandas electorales o, sencillamente, por desconocimiento. Y también se da lo contrario, aquello que no sería deseable, y que no es lógico, y que, incluso va contra el sentido común. Es la invención de patrimonio, de sucedáneos extemporáneos y anacrónicos con la esperanza de que cumplan la función de ese patrimonio añorado y perdido, es decir, de sucedáneos que se hacen pasar por auténticos. Siempre se podrán esgrimir como un logro en las elecciones y venden muy bien para la opinión pública. Pero eso no es defender el patrimonio.
Al respecto, me viene a la mente una historia que nos puede ilustrar bastante sobre esto. Cuenta el periódico El Correo de España, año III, núm. 103, del 17 de mayo de 1896, que el día 28 de abril ocurrió una desgracia en Campo de Criptana. El casero de una heredad vio cómo una bandada de cuervos estaba destrozando su sembrado. No se le ocurrió otra cosa que coger un cartucho de dinamita para colocarlo en el lugar en que se hallaban los cuervos. El cartucho le explotó y hubo que amputarle una mano. Matar cuervos con dinamita, o, lo que es lo mismo, matar moscas a cañonazos. Y ahora viene la moraleja. Criptana ha perdido gran parte de su patrimonio. Lo importante es conservar lo poco que queda auténtico, con cuidado, con mimo, con aprecio. No sirve de nada inventarse patrimonio. Esto es como matar moscas a cañonazos, o cuervos con dinamita. No sirve, en definitiva, para nada. Podríamos aplicar también esto a la forma en que las autoridades entienden la cultura. Al final, ambos, patrimonio y cultura exigen un mínimo de sensibilidad.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Le comprendo muy bien, pero usted es animoso y seguirá desempolvando viejas historias, recomponiendo viejas imágenes, rememorando el pasado. Recuerde a Virgilio: «Pero entretanto huye el tiempo, huye sin retorno, mientras recorremos cada detalle, cautivados por nuestra experiencia.» A eso se le llama «progreso» (supongo que dicho como sarcasmo) que todo lo borra. Creo que W. Benjamin lo sugirió basándose en el ángel que pintó Klee. Así que, adelante, señor Cañas.
Estimado Vicente:
Como siempre, magnífico comentario. Muchísimas gracias.