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Memorias hídricas: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Memorias hídricas: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

No esperaba, lo reconozco, encontrar tanto y tanto topónimo relacionado con el agua en el término municipal de Campo de Criptana. Es, quizá, porque hubo en otros tiempos más agua de lo que hoy se podría pensar; incluso, podríamos decir, que el agua sigue ahí, como ha estado siempre, con sus más y sus menos, dependiendo de estaciones y de esos agobiantes periodos de sequía que de vez en cuando azotan estas tierras. No sé si se pueden comparar con el bíblico ciclo de los siete años de vacas gordas y los siete de vacas flacas, aunque la sequía o la abundancia de agua tiene mucho que ver con ello. Ayer hablábamos del Haza Charquera, de Las Charcas, como topónimo, de charcas y charcos, como elementos esporádicos del paisaje y de la geografía criptanenses. Hoy comenzamos en la Cueva de la Laguna, cerca de donde nace la Vertiente del Salobral, y continuamos el curso de ésta, hasta llegar a un paraje quizá no muy conocido entre los criptanenses: La Batanera (sobre la Vertiente del Salobral, véase: De ríos, arroyos y canales, Campo de Criptana 2014, II: La Vertiente del Salobral).

Cueva de la Laguna

Paisaje, por la Vertiente del Salobral: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Paisaje, por la Vertiente del Salobral: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Es éste un paraje mítico, entre lo irreal y lo real. Trae evocaciones, y muchas; trae sobre todo leyendas que inundan el imaginario criptanense de misterios. La Cueva de la Laguna es para Campo de Criptana, más o menos, como el Rin para los Nibelungos, un mito inalcanzable que esconde un tesoro escondido, y , a lo mejor, hasta tiene sus guardianes. Nunca falta un Alberich celoso de su secreto en estas historias, pertenezcan a la cultura que pertenezcan. El misterio de esta Cueva de la Laguna crece hasta el infinito si tenemos en cuenta que no se sabe dónde está su final, y no se sabe qué hay en sus profundidades ¿Y si llega de verdad al cerro de la Virgen de Criptana? ¿Y si todas esas historias legendarias sobre tesoros escondidos son auténticas? Quizá mucho más sorprendente sea el topónimo. Por lo de «cueva» no hay problema, pero ¿por qué ese «de la Laguna»? Quizá albergue aguas subterráneas esta cueva, allí donde el pie del hombre aún no ha osado entrar, manantiales de agua pura y cristalina vigilados por ninfas celosas de su preciada posesión. «Cueva de la Laguna»: el mito está servido, y los criptanenses dejan volar su imaginación cuando oyen este nombre mágico (véanse: De cuevas y gansos: Leyendas de Campo de Criptana, 1575; y Geografías recónditas, Campo de Criptana 1575-1943). Allí también, próximo a ella, está el «Camino de La Laguna», que lleva al paraje que comparte este nombre, «La Laguna», justo en el corazón de la Vertiente del Salobral, con los parajes de La Veredilla y del Balcón de Pilatos al occidente, y el del Pozo del Tratante al norte, y el del Corral del Sabino al oriente; y El Real al sur. Es tierra ésta de La Laguna de suaves ondulaciones, de curvas discretas que evocan paisajes de cierto erotismo agreste, pero laguna, si la hubo, ya no la hay o, al menos, no es visible. ¿Qué topónimo fue primero: el del paraje o el de la cueva? ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? Similar dilema para ambas preguntas.

La Batanera

Cerro Lobero: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Cerro Lobero: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Al oriente del casco urbano criptanense; al oriente también del Cerro Lobero y también del paraje de la Losilla; el paraje de Las Colinas al norte, y al sur dos paredazos, el de Alberto y el de Alarcón; y al este La Bóveda. Es su límite occidental la Vertiente del Salobral, de la que ya hemos hablado, y al norte es su frontera el Camino de la Mota del Cuervo. Es discutible si incluir este topónimo entre los hídricos criptanenses, pero lo tengo en cuenta porque «batanera» es un adjetivo, en forma femenina, derivado de «batán» y un «batán» sin agua es inimaginable. Es todo esto algo retorcido, pero, resultón. Según el DRAE, un «batanero» es el:

Hombre que cuida de los batanes o trabaja en ellos.

Y una «batanera», término no recogido en el DRAE, sería la encargada de un batán o la mujer del batanero. Puede que haya que recurrir a esto para explicar el topónimo y no, precisamente, a la presencia de un batán, pues no hay atisbos de presencia de agua por estas tierras. Pero batanes sí que los hubo en Campo de Criptana y bataneros o bataneras, suponemos que estarían al cargo de ellos (véase: El batán de Campo de Criptana, 1792; y El río Záncara y su paisaje: Toponimias de Campo de Criptana). De dónde venga el nombre del paraje, es algo que no nos atrevemos a aventurar.

Aquí lo dejamos por hoy.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO