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Música y letras ("Bodegón del violín"): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (1991)

Música y letras («Bodegón del violín»): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (1991)

Suelen venderse actos y festividades con grandilocuencias varias, con bombo y platillo, con fanfarrias, heraldos y pregoneros. Se espera, por lo menos, que tengan contenido. Casi todo está ya inventado; queda la oportunidad de reinventar, de recrear, y que sea para bien. Sería absurdo recrear para mal, recrear para deteriorar, recrear para llegar a un producto adulterado envuelto en celofanes dorados, protocolos encopetados y panegíricos emperifollados… pero vacío. De lo malo a lo bueno es gratificante; de lo bueno a lo malo es preocupante, es para ponerse a pensar qué está pasando y por qué pasa, es para hacer autocrítica profunda y sincera ¿quizá también desgarradora? Sí, también desgarradora.

Ya tenía Campo de Criptana sus propias fiestas de la cultura en los años cincuenta y se celebraban con motivo de las ferias y fiestas de agosto. Cómo transcurrió la tercera edición, en 1957, nos lo cuenta el periódico Lanza del 27 de agosto. Veamos, pues, en qué consistió según la versión de este periódico.

El parque: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

El parque: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

La III Fiesta de Arte en Campo de Criptana estuvo organizada por el Aula de Cultura, con la colaboración de la Biblioteca “Alonso Quijano”… de nuevo la biblioteca. Parece a veces que nos persigue su imagen y su recuerdo, como ese espejismo de aguas frescas que aparece ante el caminante que, sediento, ha perdido su rumbo en un gran desierto. De nuevo la Biblioteca “Alonso Quijano”… aparece. Pienso a veces que he perdido el control de este blog y que hay temas recurrentes que aparecen cuando les place, cuando les da la gana, y que dominan ellos lo que aquí se escribe, igual que el caminante, que asoma su cabeza cuando menos uno se lo espera. Como iba diciendo, colaboraba en la organización la biblioteca criptanense, verdadero mecenas de la cultura en aquel tiempo.

Continúa diciéndonos Lanza que se celebró la fiesta en los jardines de Pacrip, que, recordemos, era una de las fábricas de harina de la localidad en aquel tiempo (véanse: Publicidad criptanense, I: Harinas «La Angelita» y productos alimenticios «Pacrip», Campo de Criptana, 1944-1946; Publicidad criptanense, Campo de Criptana, 1960).

Corrió la presentación, “de un modo poético y exacto poniendo el alma en su voz”, Bernardo Martínez del Rey, secretario de la Junta Diocesana de A. C., es decir, “Acción Católica”, quien:

Dio (sic) a entender que a dos pasos, con solo transponer la verja se encontraba uno con el cuerpo de Criptana, entre polvo y algazara de feria; pero el alma sin embargo la teníamos aquí, bella y limpia en esta “noche que nació para septembrina y se ha quedado en agosteña”, por decisión y elegancia de nuestro alcalde.

Pusieron la parte musical los coros de las juventudes de Acción Católica bajo la dirección de Rafael Calonge Campos. Tocaría a continuación el turno a la poesía y estaría a cargo de Valentín Arteaga, pero esto ya es tema para otro día. Por hoy lo dejamos aquí, en esa fiesta del Arte, la tercera, en Campo de Criptana, la del 1957, día de ferias, día de diversión, pero también día para cultura. El jardín de Pacrip fue escenario, fue escenario la noche criptanense, la noche cálida y luminosa de un día de agosto, mientras el bullicio de la feria hacía olvidar, aunque por poco tiempo, la vida cotidiana.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO