Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Por caminos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Por caminos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Fue la de los ocho de la OJE una aventura quijotesca. No todos los días se hace una ruta de don Quijote en burro, y aquellos días de finales de diciembre de 1965 los pueblos de La Mancha que guardan el legado quijotesco vieron esta simpar procesión recorrer sus caminos. Los ocho de la OJE y nueve burros la componían. Por donde pasaron se les agasajó con regalos y, sobre todo, con manjares, y cada pueblo dio lo mejor que tenía. Entre remojones de la lluvia transcurrió la mayor parte del viaje; comida manchega, por tanto, nunca vendría mal en tales circunstancias.

Dos fueron los regalos que les hizo Campo de Criptana, según cuenta el periódico Lanza del 30 de diciembre de 1965: unos “estupendos cordiales” y “folletos sobre lo que significó Criptana en el siglo de oro”.

Historias de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Historias de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

No hace falta recordar a los criptanenses qué son los cordiales, dulce característico y peculiar, quizá la flor de la exquisitez de la repostería criptanense. No recoge el DRAE ninguna acepción del término “cordial” en términos pasteleros ni reposteros, pero a lo mejor no hace falta definición alguna y hay que dejar a los sentidos que ellos decidan por sí mismos, o al corazón, puesto que no de otra palabra sino del término latino para corazón, cor, cordis, viene el nombre de este dulce, y generalmente más se agradece que se envíen sencillamente cordiales que cordiales saludos. No está vinculado a una estación o a una festividad particular el consumo de cordial en Campo de Criptana; cualquier momento del año es bueno. Ignoro si con el término “cordial” se designa al mismo tipo de dulce en Campo de Criptana que en otros lugares. En esto de la pastelería, suele esconderse mucha variedad tras un mismo nombre, tanta que muchas veces es difícil aclararse y hay que hacer un atlas repostero para saber dónde se encuentra uno y no perderse. Es más o menos lo mismo que ocurre con el plato conocido como “pipirrana”: nada tiene que ver la que se hace en Ciudad Real o en Alcázar de San Juan, con la de Campo de Criptana. Y en esta última, incluso, hay tantas y diversas variedades posibles que es imposible establecer un stemma de sus orígenes y evolución.

Respecto al segundo regalo que Campo de Criptana hizo a los ocho de la OJE, los folletos sobre Criptana en el Siglo de Oro, nos preguntamos si no sería ese folleto el titulado Campo de Criptana en la Edad de Oro: Descripción de la Villa, según un manuscrito que se conserva en la sección histórica del Archivo de Hacienda de Ciudad Real, transcrito por Isabel Pérez Valera con prólogo y notas de José Antonio Sánchez Manjavacas. Fue publicado por la biblioteca pública Alonso Quijano en la imprenta La Constancia, en 1961. Añadamos que Isabel Pérez Valera era directora del Centro Coordinador de Bibliotecas de Ciudad Real y que José Antonio Sánchez Manjavacas, huelga decirlo, era director de la Biblioteca Pública Municipal “Alonso Quijano” de Campo de Criptana. De nuevo, vuelve a brillar la biblioteca.

Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)

Hoy la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real recuerda a Isabel Pérez Valera en su nombre: BPE Isabel Pérez Valera. Nada hay que recuerde en Campo de Criptana a su bibliotecario más entregado a su trabajo, y a la cultura, y a los libros, y a Criptana… José Antonio Sánchez Manjavacas. Reconozcámoslo: la memoria es ingrata, y el olvido, a veces, miserable… ruin, incluso.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO