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Tuvo gran presencia Campo de Criptana y su actividad económica en los dos principales directorios nacionales de finales del siglo XIX y XX: el almanaque anuario de Bailly-Baillière y el Anuario Riera. Éstos eran directorios generales, por lo que recogían una representación de prácticamente todas las actividades económicas y negocios radicados en Campo de Criptana, desde los abogados, hasta los zapateros, pasando por quincalleros, hormeros, pasteleros, etc. También recogía un agrimensor, que es oficio bien interesante y exótico y a lo mejor no siempre justamente ponderado por la sociedad.
Junto a estos directorios generales se publicaban también otros de carácter gremial, y Campo de Criptana también estaba presente en ellos. Un ejemplo es la revista titulada Arquitectura y Construcción que se publicaba en Barcelona. Tomamos el número correspondiente a 1918 (pág. 461) y vemos qué se nos dice de Campo de Criptana.
Comienza el apartado con unos datos generales sobre la localidad. Se especifica que es villa y que tiene ayuntamiento. Su población era entonces de 10.928 habitantes. Estaría, según lo que se dice, a 123 kilómetros de la capital por ferrocarril y a 89 por carretera. Por supuesto, aquí con «capital» se refiere a la provincial, es decir, a Ciudad Real. Se especifica también que la localidad disponía de alumbrado eléctrico. Y ahora vienen los diferentes gremios relacionados con la construcción:
Albañiles:
J. B. Castiblanque; P. Castiblanque; J. C. Castiblanque; Samuel García; Juan Muñoz; Bernardo Ramírez; Vicente Villacañas.
Carpinterías:
Manuel A. Alberca; Rafael Alberca; Cecilio Bustamante; Francisco Bustamante; Luis Bustamante; Cesáreo Calonge; Santiago Calonge; Hijos de M. Casarrubios; Robustiano Galindo; Robustiano Madrid; José María Moreno; Viuda e hijos de J. Porrero.
Cemento armado:
José Ros
Electricidad:
La Losa; Julián Navarro; Miguel Igualada.
Ferreterías:
Hnos. Molina; Benito Nieto.
Hojalatería:
Francisco Cuadra
Vidrios planos:
Vicente Escribano; Hermanos Molina; Benito Nieto.
Con esto a la vista, a ver si va a ser verdad lo que apuntábamos en otros artículos: que gremios y estirpes estaban muy íntimamente vinculados en Campo de Criptana, lo que supone que los oficios se enseñaban de padres a hijos (véanse: Sagas y gremios, Los Calonge, los Millán y los Villacañas, Campo de Criptana, 1879; y Los del gremio de la construcción, Campo de Criptana 1931). Vemos que entre los albañiles hay muchos Castiblanque; que en las carpinterías encontramos dos Alberca, tres Bustamante, dos Calonge y, lo que es más curioso, dos carpinteros que tenían como nombre de pila Robustiano. Yo creo que esto, dos Robustianos en 1918, en Campo de Criptana, y los dedicados al oficio de la carpintería, es coincidencia mucho más rara que la más rara conjunción astronómica o que un eclipse de los que se dan cada dos o tres mil años o que un trébol de cuatro, de cinco o, incluso de seis hojas. También parece que los Hermanos Molina y Benito Nieto tenían bien diversificado su negocio, y se dedicaban tanto a la ferretería como a los vidrios planos. Por cierto, y para finalizar, el negocio de cemento armado de José Ros era único en toda la comarca.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
gracias por tus comentarios e informaciones
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