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Tan llana, tan verde: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Tan llana, tan verde: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Escribió el corresponsal «Jotaesee», pseudónimo que, digo yo, corresponderá a las iniciales J. S. E., de incierta e imposible interpretación, un artículo que se publicó en 1913 el periódico El Noticiero de Béjar. Quería el corresponsal desmontar tópicos sobre La Mancha: ¿Tierra árida y seca, vacía, improductiva?   (véanse: Rompiendo tópicos, Campo de Criptana 1913, I; Rompiendo tópicos, Campo de Criptana 1913, II; Rompiendo tópicos, Campo de Criptana 1913, III). No sabemos si lo consiguió; no sabemos si su artículo logró revolver ideas. Creemos que no. Aún hoy perviven muchos de ellos y seguirán perviviendo, seguramente, en el futuro, y otros nuevos nacerán. Es inevitable: cada generación hereda los tópicos de la anterior y crea los suyos propios, y los lega a sus descendientes, y así cada vez más. Solo el viajar cura esta enfermedad, como ya dijimos.

Pasión volátil: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Pasión volátil: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

¿Es realmente La Mancha tierra árida y seca, olvidada de los beneficios de la naturaleza?Un paseo por cualquiera de sus tierras, por alguno de sus caminos, nos desmontará estas ideas preconcebidas.

No sé si habrá paisajes tan cambiantes como éstos de La Mancha. Nada tiene que ver la llanura en verano, reseca y pajiza allí donde hubo cereales, y verde allí donde hay viñedos, con su vista en invierno, en otoño o en primavera. Cada estación tiene sus colores, y dentro de cada estación la madurez de los frutos y el vigor de la naturaleza imponen sus matices. Esas tierras rojas, desnudas en invierno, serán un manto verde aterciopelado y mordiente, agreste, salvaje, en primavera. Vendrán los grises y los violetas, las tierras de color azulado, casi heladas, del invierno, y llegarán los espejismos, sus nieblas.

Salicor: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Salicor: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Es La Mancha tierra muy dada a espejismos y rica y desbordante en nieblas. Nada extrañaría encontrar a un caballero de triste figura al torcer el recodo de un camino entre las brumas en un día de invierno, entre la polvareda en un día verano. Nada extrañaría encontrarle un sancho o imaginar una simpar batalla entre caballeros y molinos. Pero en La Mancha no todo es legado cervantino. No todo es tan sencillo. No todo es vino, no todo es queso, no todo es comer y beber. En efecto, no todo es tan sencillo. O puede que sí lo sea: La Mancha es sobre todo tierra y cielo y luz, y paisaje, mucho paisaje.

Sigue el camino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Sigue el camino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Dice el caminante que no se cansa de hollar sendas por estas tierras, de descubrir bosques de encina, viñedos, olivares, trigales, hazas y sernas, y de vez en cuando filas de almendros en orden de batalla ante la planicie… y aquí y allá algún que otro árbol del paraíso.

Dice el caminante que ha encontrado lagunas, que ha visto Salicor, que ha visto Ruidera, que ha visto Manjavacas, que ha visto muchas otras inmensidades de agua por estas tierras que sería muy largo aquí nombrar… y que no hay una igual a otra, que cada una tiene su paisaje, que cada una tiene su vegetación, que cada una tiene su color, que cada una tiene su luz y su olor, y que cada una tiene su fauna. ¿Entonces, tierra seca?

¿Volamos?: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

¿Volamos?: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Dice el caminante que ha visto arroyos en La Mancha, a veces secos, otras de aguas cristalinas y saltarinas, y que ha visto una llanura inmensa que va más allá del horizonte, tan infinita que la vista no puede ver su final. Dice el caminante que hay que recorrer La Mancha varias veces, una en cada estación. Sólo así se comprenderá qué es realmente La Mancha y se verán todas sus caras, sólo así se podrán derrumbar prejuicios. Pero, como ya he dicho otras veces, esto de abatir prejuicios y tópicos es batalla imposible, es como dibujar en el mar o como trazar un triángulo de cuatro lados o un rectángulo de tres, o como intentar comprender qué es la nada y qué el infinito.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO