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Todo transcurría con normalidad aquel día de septiembre de 1884… todo, hasta la salud del rey Alfonso XII y de la familia real:
SS. MM. y Augusta Real Familia continúan sin novedad en su importante salud en el Real Sitio de San Ildefonso.
Así, con esta breve nota, comienza el Boletín Oficial de la provincia de Ciudad Real, del viernes 19 de septiembre de 1884. Pero, como en los boletines igual que en la vida misma, hay alegrías y tiene que haber también amarguras, encontramos a continuación una amplia sección destinada a recopilar información sobre la epidemia de cólera que estaba afectando a Francia e Italia. Notas de subastas, notas de ayuntamientos de la provincia, normativas de la Diputación,… todo ello se va alternando, hasta que llegamos a lo que realmente caracterizaba a este número del boletín frente a otros: la circular de la Junta Provincial de extinción de la langosta de Ciudad Real. Y Campo de Criptana, como la mayoría de los pueblos de la provincia, no pudo escapar a este mal.
Continuamos hoy, por tanto, viendo algunos nombres de criptanenses cuyos terrenos fueron denunciados por estar afectados por el canuto de la langosta, según el listado que publica este boletín. Añadimos, como ya hemos dicho en otras ocasiones, los nombres de los parajes en los que estaban sus parcelas y otros datos, como su dirección y contribución que pagaban, a partir del Boletín provincial del 8 de enero de 1884.
Manuel Leal: Losares
[Manuel Leal y Flor; calle Convento, 23; 141,07 ptas.]
Miguel Salcedo: Miradores
[Miguel Salcedo Moya; calle Santa Ana, 3; 332,09 ptas.]
Miguel Carriazo: Valrepiso, Real
[Miguel Carriazo y Maroto; calle Fontanilla 6; 35,23 ptas.]
Martín Serrano: Arenales, Carrascal, Milanera
Manuel Argandoña: Camino de la Mota, Caídas de las Colinas, Caídas del Cerro Lobero, Colinas, Losilla, Mondongos
Manuel Daza: Tardíos
Manuel Vela: Poza del Tratante
Manuel Castiblanque: Arenales
Manuel Cereceda: La Loma del Pilón, Majada de la Umbría, Salobrar, Cerro Lobero, Losilla, Cañada de los Marañones
[Manuel Cereceda Ballesteros; calle Torrecilla 11; 701,03 ptas.]
Hemos encontrado aquí un variado y dispar catálogo de topónimos. Llamamos la atención sobre el término «caída» usado en algunos de ellos, como «Caídas de las Colinas» o «Caídas del Cerro Lobero». Es la palabra «caída» de amplio y variado campo semántico, tanto en su sentido real como en sentido metafórico. Es, como apunta el DRAE, un participio del verbo «caer» sustantivado, y, entre otras acepciones, la número 8 nos da el significado que quizá mejor se adapta a lo que tenemos aquí:
Declinación o declive de algo; p. ej., la de una cuesta a un llano.
Y no desentona su uso aquí del entorno, pues se aplica a parajes anejos a las «Colinas» y al «Cerro Lobero» (sobre las Colinas, en particular, remitimos a: «Las Colinas» y la Desamortización, Campo de Criptana, 1843). Más exactitud y precisión toponímicas son imposibles.
Por cierto, algo más de un año después, el 25 de noviembre de 1885, moriría el rey Alfonso XII en El Pardo.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO