Etiquetas
Antropónimo, Ángel Mora, Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, Cañada de Doña Mariana, Calle Alcázar, Calle Alconchel, Calle Bardón, Calle Cardenal Monescillo, Calle Castillo, Calle del Paraíso, Calle Empedrada, Calle Herriega, Calle Magnes, Calle Miguel de Cervantes, Calle Tardía, Calle Tercia, Calle Torrecilla, Calle Virgen de Criptana, campo de criptana, Canuto de langosta, Contribución, Damián Quirós González, Francisco de Paula Baíllo, Gregorio Treviño, Herederos, José Treviño y Medrano, José Vicente Ayala y Salazar, Juan Hellín, Juan Manuel Ladrón de Guevara, Laguna, Losilla, Miradores, Nomenclátor, Paraje, Perogila, Propietario, Salborar, Terreno, Topónimo, Valrepiso
Si marcáramos ahora en un mapa todos y cada uno de los parajes citados hasta el momento en esta serie, veríamos que prácticamente todo el término criptanense habría estado afectado por el canuto de la langosta por aquellos días de finales del verano de 1884. Hay una observación importante que hacer: la mayor parte del terreno estaba en manos de unos pocos, muy pocos, propietarios, en relación con la población total de la localidad por aquel entonces. Salta a la vista, por tanto, la gran desigualdad existente no solo en cuestión económica, sino también social, puesto que en aquella época la segunda dependía directamente de la primera. Recordemos que del total de la población criptanense, que por aquellos años ochenta del siglo XIX estaría entre los 6.000 y 7.000 habitantes, sólo unos 300 criptanenses, todos hombres, tenían derecho al voto por el hecho de estar en disposición de poder pagar contribución.
Muchos son los nombres de criptanenses del XIX, propietarios de terrenos afectados por el canuto de la langosta, que nos han aparecido hasta ahora. Eran las suyas tierras de pasto; a continuación, y en mucho menor número, el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del viernes 19 de septiembre de 1884 pasa a consignar los propietarios de terreno de labor infestado, muchos de los cuales ya han sido citados en el anterior apartado. Hablamos hoy de una parte de ellos, dejando el resto para mañana. Acompañamos, como en otros casos, de los datos de residencia y contribución para algunos de ellos, según el listado de contribuyentes electores publicado en el boletín provincial el 8 de enero de 1884.
Ángel Mora: Miradores
Damián Quirós: Valrepiso
[Damián Quirós González; calle Tardía, 11; 83,22 ptas.]
Francisco de P[aula] Baíllo: Laguna
Gregorio Treviño: Losilla
Herederos de José Vicente Ayala: Salobrar, Perogila
[José Vicente Ayala y Salazar; calle Torrecilla, 10; 1.791,06 ptas.]
José Treviño: Laguna
[José Treviño y Medrano; calle Magnes, 3; 1.998,94 ptas.]
Juan Hellín: Laguna
Juan Manuel Ladrón de Guevara: Cañada de Doña Mariana
Veamos ahora, como es costumbre, las equivalencias de los nombres de calles citados anteriores a la reforma de 1890 con los nombres actuales (véase: La revolución del nomenclátor, Campo de Criptana, 1890). La calle Magnes se corresponde con el primer tramo de la actual calle de la Virgen de Criptana, desde su comienzo desde la calle Tercia hasta su encuentro con la calle Castillo.
Una de las peculiaridades de aquella reforma del nomenclátor callejero fue unificar bajo un mismo nombre tramos que antes recibían diferentes denominaciones. El caso más llamativo fue el de la actual calle de la Virgen, nombre con el que se unificaron cuatro tramos que antes recibían sus propias denominaciones: calle de Magnes, calle Empedrada, calle o plaza Bardón, y calle del Paraíso (véanse: El «monopoli» criptanense, Campo de Criptana, 1900, III: La calle de la Virgen de Criptana; Otra vieja calle olvidada: Bardón, Campo de Criptana, 1877-1890, I; y En busca del «Paraíso» perdido, Campo de Criptana, 1890).

Calles de Criptana (Vista parcial del cuadro Panorámica de Campo de Criptana a poniente): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2004)
En otros casos, la tendencia fue la unificación en uno dos tramos con nombres diferentes. Nos ha aparecido la calle Torrecilla; por aquel entonces con este nombre se denominaba sólo al tramo de la calle Miguel de Cervantes que va de la Plaza del Pozohondo hasta el cruce con la calle Cardenal Monescillo; el tramo siguiente, hasta la calle Soledad, se llamaba «calle Alconchel» (véanse: El «monopoli» criptanense, Campo de Criptana 1900, VIII. La calle Miguel de Cervantes «alias» Torrecilla, I; y El «monopoli» criptanense, Campo de Criptana 1900, VIII. La calle Miguel de Cervantes «alias» Torrecilla, II). E igual ocurría con la actual Cardenal Monescillo: su primer tramo, desde la calle Alcázar hasta la calle Torrecilla, se llamaba «calle Tardía»; el segundo tramo, desde este cruce hasta la Plaza Mayor, era la «calle Herriega» (véase: El «monopoli» criptanense, Campo de Criptana, 1900, XII: La calle Cardenal Monescillo, II, antiguo tramo Tardía).
Ya insistimos en su momento sobre esta cuestión y expresamos nuestro lamento por el hecho de que aquella vieja nomenclatura se perdiese para siempre con esta reforma, al menos en los papeles, porque para muchos criptanenses, muchos años después, los viejos nombres siguieron vivos en la lengua cotidiana.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO