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Distancias: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Distancias: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Llegamos hoy al final de esta serie, y al final de esta primera entrega de Ficciones criptanenses, y con ella concluimos esta novela que durante estos nueve días tan gentilmente nos ha brindado su autor, Vicente Martínez-Santos Ysern. Como decíamos ayer, comenzaba este relato unos recuerdos del presente que nos llevaban al pasado, que encadenaban, uno tras otro, acontecimientos que difícilmente podrían desaparecer entre las brumas del olvido. El olvido, como hemos dicho otras veces, es selectivo, pero no a la carta. No se olvida lo que se quiere, ni se recuerda aquello que más se anhela. A lo mejor en esto el olvido y el recuerdo son como el destino, que va por los caminos que quiere y sin dar muchas explicaciones y sin dejar entrever hacia dónde nos lleva. Tampoco sabíamos a la altura del capítulo III, IV o V de esta novela hacia dónde nos guiaba su autor. Nos dejamos llevar por la sorpresa, y la sorpresa no nos ha decepcionado. He aquí, por tanto, el Epílogo de esta novela. Si creías, lector, ya saberlo todo sobre el argumento de este relato, estabas equivocado. Hoy, de nuevo, te sorprenderás… y mucho.

EPÍLOGO

A sus noventa y muchos Jacinto vuelve una vez y otra a reconstruir los hechos. No quiere admitir hasta qué punto sus últimos cincuenta años los ha vivido sufriendo los arañazos del remordimiento. ¿Por qué no consentí…? ¿Por qué no dije en el juicio…? ¿Por qué me dejé arrastrar por Apolonio a…? ¿Por qué no dejaría en paz al meapilas de Flugencio…?

El camino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

El camino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Ahora ya no existen ni Magdalena, ni Aristeo, que salió de la cárcel cuando vino la República para morir en la guerra, ni Apolonio ni Fulgencio. Su recuerdo es apenas un trazo borroso escrito en la arena que desaparecerá pronto, cuando él muera. Lo que jamás supo Jacinto es la sonrisa con la que Fulgencio se dio por enterado el veintiséis de abril del abismo de sangre que había enrojecido el camino de la estación la noche anterior, aunque quizá él conocía más detalles del suceso de los que la gente creía saber.

VICENTE MARTÍNEZ-SANTOS YSERN

Es el destino, siempre el destino, el que hace y deshace, el que pone y quita, el que manda qué recordar y qué olvidar. Pero hay cosas que nunca se olvidan, por mucho que se quiera, por mucho que estorben a la memoria. Concluimos aquí, no sin antes agradecer a su autor, Vicente Martínez-Santos Ysern, que compartiese con nosotros esta novela en cuyo transcurrir, como ya hemos dicho, todo parecido con la realidad es pura coincidencia. Te dejo a continuación, lector, el índice completo de la novela en sus diferentes entregas para que puedas seguirla debidamente, si así lo deseas, desde el principio y, si quieres, te la puedas leer de un tirón. [NOTA DEL EDITOR]

ÍNDICE:

Capítulo I: Jacinto
Capítulo II: Los hechos
Capítulo III: Aristeo y Magdalena
Capítulo IV: Encuentro
Capítulo V: Negocios
Capítulo VI: Fulgencio y Jacinto
Capítulo VII: Aristeo
Capítulo VIII: El proceso
Epílogo