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Reconstruyendo los retales del pasado: Vista parcial del plano de Campo de Criptana por Domingo Miras (1911)
Así, sin darnos cuenta, estamos en los últimos días haciendo una radiografía económica y social del Campo de Criptana de 1905. Quizá, pensarán muchos lectores, son solo datos, datos y más datos, datos sin parar, oficios y nombres, muchos nombres, de criptanenses de otros tiempos que a veces ya no están presentes ni en la memoria de los vivos. El olvido es como una apisonadora y nada ni a nadie perdona; a su paso, se convierte todo en realidad plana y carente de perfiles. Diremos lo que decimos otras veces, lector. Detrás de estos nombres hay mucho más de lo que puede uno imaginar. Poco a poco, con ellos, estamos reconstruyendo una imagen del pasado que para muchos del presente resulta difusa, quizá casi completamente desconocida. ¿Habría imaginado alguien hoy día que el Criptana de 1905 tenía tantos negocios abiertos al público? ¿Que tuvo Criptana tantas fondas, posadas y mesones? ¿Que en Criptana se podía encontrar de todo? Quizá no, pero, ciertamente, cuando se hace recuento sale ganando el Criptana de aquel tiempo en cuanto a actividad económica frente al Criptana del presente. Pero no solo en número de negocios y comercios; también en variedad. Tenía Criptana entonces de todo… más de lo que hoy se podría imaginar.
Continuamos hoy con la novena entrega de esta serie, a partir, como es habitual de los datos que nos proporciona la Guía consultor è indicador de Ciudad Real y su provincia, Ciudad Real: Tipografía de Scres. de J. M. Ruíz-Morote, 1905 (pág. 108). Hoy nos ocuparemos de las pescaderías, de la platería y de las relojerías, de las sastrerías y de las sombrererías.
Pescaderías: Juan de la C. Nabalón, Pedro Molina, Viuda de H. de la Guía.
Platería: Felipe Pastor.
Relojerías: Leoncio Peña, Juan Ferrán.
Sastrerías: Eugenio Lucas, Jacinto Arteaga, José V. Bustamante, Manuel Galiano.
Sombrererías: E. Cordero Morales, Florentino Escribano.
Comparemos ahora con el listado del Anuario Riera del año 1904. Y nos llevamos la primera sorpresa, porque en éste no se recoge capítulo de «Pescaderías». Resulta llamativo que Pedro Molina, citado como propietario de una pescadería en 1905, aparezca como propietario de la fonda «La Murciana» en 1904, si es que ambos se pueden identificar con la misma persona. Respecto al capítulo de «Platerías» el Anuario de 1904 recoge dos plateros: el ya citado en 1905, Felipe Pastor, y «García Hermanos». Dos relojerías se recogen también en 1904: una es la de Leoncio Peña, la otra la de «Volpe y Cuadra». De relojes hemos hablado mucho en este blog, como corresponde a escritos en los que el tiempo es protagonista fundamental y, quizá también, obsesión del que escribe. Remito a los siguientes artículos: De relojes y del inexorable pasar del tiempo (Campo de Criptana 1866-1921); Relojes de torre y seguros de vida (Campo de Criptana 1866-1905); y Relojeros, toneleros y sastres en Campo de Criptana (1904). Y, puesto que hemos hablado de relojes, haré la pregunta habitual: Quien roba un reloj ¿roba el tiempo?
Respecto a las «Sastrerías», también en 1904 se recogen cuatro, pero sólo dos coinciden con las del listado de 1905 (Jacinto Arteaga y José V. Bustamante); las otras dos son las de Ramón Fernández y Faustino Rodríguez. Tampoco hay coincidencia en el capítulo «Sombrererías». En 1904 encontramos citado también a Florentino Escribano, pero no a Cordero Morales; en su lugar aparece «Domingo Esteso (Hijos de Vda. Ortiz y Hermano)», y uno más, un tercero: Antonio Gullón.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO