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Un paseo por cualquier calle del Criptana de 1905 nos llevaría al encuentro de algunos de estos negocios que hemos visto citados en los artículos anteriores. Hemos de imaginar calles, como la de la Virgen y muchas otras, rebosantes de actividad, de tiendas abiertas, de gente que va y viene en su afán de cada día. Y de vez en cuando, quizá, veríamos algún carruaje, una galera, o una tartana, o un tílburi. Son imágenes de otros tiempos, entonces tan cotidianas, como hoy extrañas para nosotros.
No hemos acabado aún este repaso por la actividad económica de Campo de Criptana en 1905. Continuaremos hoy con las tabernas, los talleres de carruajes, los comercios de tejidos, los negocios de transportes y las tiendas de ultramarinos. La fuente documental será, como en casos anteriores, la Guía consultor è indicador de Ciudad Real y su provincia, Ciudad Real: Tipografía de Scres. de J. M. Ruíz-Morote, 1905 (pág. 148):
Tabernas: Eusebio Casarrubios, Felipe Palmero, José N. Olmedo.
Talleres de carruajes: Cesáreo Calonge, Francisco Escribano.
Tejidos: Antonio Gullón, Domingo Esteso Maldonado, Faustino López, E. Cordero Morales, Francisco [sic, quizá «Florentino», cf. Anuario Riera 1904, p. 1381] Escribano, Francisco Ferrán, Juan Ferrán, Venancio Bernalte.
Transportes: Pedro Molina, Víctor Gómez.
Veamos ahora qué nos encontramos en el Anuario Riera de 1904 al respecto. En el capítulo «Tabernas» se recogen tres, pero curiosamente ninguna de ellas se corresponde con las de 1905: Cresenciano [sic, errata por «Crescenciano»] Angulo, Andrés Elcando [¿? quizá una errata], Prudencio Manjacavas.
No encontramos en el Anuario capítulo similar al de «Taller de carruajes» de 1905. Sí se nos dice, en cambio, que existía un servicio de carruajes diario a Alcázar de San Juan, a las 10 de la mañana y a las 3 de la tarde, con un precio de 0’50 pesetas el asiento.
Abundaban en el Criptana de entonces los comercios de tejidos. Queda claro en el listado de 1905, en el que encontramos ocho. De igual modo queda patente también en el Anuario de 1904, aunque sólo se reseñan seis comercios de tejidos: los de Venancio Bernalte, Florentino Escribano, Domingo Esteso, Juan Ferrán y Compañía, Antonio Gullón y Viuda de Santiago Ortiz y Hermano. Faltan los de Cordero Morales y Faustino López. Éste se dedicaría también al negocio del vino (sobre Faustino López véase: Campo de Criptana en 1912, V: De bodegas y vinos). Formó parte del grupo de criptanenses, en el que también figuraban Delfín Díaz, Francisco Manzanares, Domingo Miras, Jerónimo Muñoz y Restituto Díaz que acompañaron al académico Antonio Blázquez en su exploración arqueológica por tierras criptanenses en 1917; entonces era Faustino López alcalde de la localidad (véase: En busca de Alces: La exploración del académico Antonio Blázquez, 1917). También alcalde de Campo de Criptana sería años después otro comerciante de tejidos, Domingo Esteso Maldonado (véase: El alcalde Domingo Esteso y la cuestión de las escuelas, Campo de Criptana 1922). Sin duda, Juan Ferrán y Francisco Ferrán de 1905 están detrás de «Juan Ferrán y Compañía» citados en 1904.
Por cierto, lectores, hoy empieza la pesadilla electoral, esa feria de las vanidades… esa que cada cuatro años nos tortura. Paciencia, mucha paciencia… y resignación. Esto pasa pronto.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Lo confieso: soy de los muchos que no imaginaba una tan variada y completa red de negocios, comercios y actividades especializadas. El retrato socio-económico de Criptana va quedando muy bien detallado. Esta serie es un suculento regalo para el lector. Muy bien.
Estimado Vicente: Tiene el pasado de Criptana muchos secretos que desvelar, mucho que aún nos puede dejar boquiabiertos. Como digo siempre: en Criptana había de todo, o casi de todo.
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