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San Isidro: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)

San Isidro: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)

Da para mucho, como se puede ver, aquel tiempo fundacional de la enseñanza en Campo de Criptana, de aquellos días ya tan lejanos de mediados del siglo XIX, tan lejanos en unas cosas, tan cercanos, sin embargo en otras.

Por aquellos tiempos se impuso la enseñanza de la agricultura como materia obligatoria en todas las escuelas de instrucción primaria. Pero como ya sabemos que una cosa es la ley y otra es cumplirla, se quejaba el gobernador de la provincia de que no se le daba la importancia adecuada en cada pueblo y que las corporaciones no ponían el suficiente interés en fomentarla. Se expresaban estas quejas en la Circular núm. 21, que se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 14 de enero de 1853. Dice así la queja (mantengo en el siguiente texto citado y en los restantes la ortografía de los originales):

La enseñanza de la agricultura, es obligatoria en todas las escuelas de instrucción primaria; pero convencido de que en las de esta provincia no se da á esta asignatura la importancia que le corresponde, y esto sin duda porque los Ayuntamientos y comisiones locales no auxilian lo necesario á los maestros, ó quizá porque estos han descuidado en algun tanto la sagrada obligacion que se les impuso de admitir en los programas de sus establecimientos un ramo interesante en todas partes; pero que lo es mucho más en este país agrícola por escelencia, asi que, deseando darle el mayor impulso para asegurar su mejor progreso y desarrollo, prevengo…

Agricultura: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Agricultura: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Y siguen a continuación las instrucciones específicas para poner remedio a esta situación. En primer lugar, deberían los maestros públicos y privados formar en sus escuelas una clase de agricultura que tendría que estar dividida en dos grados y, cada uno de ellos, en las secciones necesarias. Se imponía también un manual obligatorio, que sería el del «Sr. Olivan»; los niños tendrían que proveerse de él y los Ayuntamientos estarían obligados a proporcionárselo a los pobres.

El libro citado es el Manual de Agricultura de Alejandro Oliván, obra muy conocida en la época y muy apreciada. En la portada de la tercera edición (Madrid: Imprenta de la Viuda de Burgos, calle de Toledo, frente á San Isidro, 1850) encontramos el siguiente texto que hace referencia a su obligatoriedad en la enseñanza de la agricultura:

Obra premiada en concurso general, y designada por S. M. para testo obligatorio en todas las escuelas públicas del Reino, hasta que otra se determina por resultado de los concursos posteriores.

En consecuencia, en el Boletín se publica un listado de ayuntamientos que en plazo de ocho días tendrían que enviar un comisionado a la capital para recoger en la Depositaría del Gobierno los ejemplares de ese manual que se repartirían:

… debiendo tener en cuenta que su importe lo exigirán á los niños no pobres que se hallen en el caso de pertenecer á la clase de agricultura, á juicio del maestro; y la cantidad que falte pueden cubrirla de lo presupuesto para niños pobres.

Y para asegurarse de que estas órdenes se cumplirían se advierte de que:

El Inspector de instrucción primaria se enterará al girar la visita de si se cumple, ó no, lo dispuesto…

A continuación se especifica el listado de pueblos con el número de ejemplares del manual de Oliván que correspondía a cada uno de ellos. A Ciudad Real, por ejemplo, correspondían 34, a Manzanares, Valdepeñas, Almagro, Tomelloso, Alcázar y Almadén, 31. Campo de Criptana se encuentra en el grupo de pueblos que recibirían 25 ejemplares (junto a Almodóvar, Infantes, Daimiel, Villarubia, Solana, Miguelturra y Herencia).

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO