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Santuario del Cristo de Villajos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Santuario del Cristo de Villajos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Poco iba quedando ya a mediados del siglo XIX de los abundantes bienes que antes había poseído la Iglesia criptanense. Poco a poco las desamortizaciones fueron devorándolo todo, y acabaron, entre otras instituciones, con aquel en otro tiempo esplendoroso convento de Carmelitas Descalzos que en Criptana hubo y que incluso biblioteca con muchos latines tuvo. Dos consecuencias principales tuvieron aquellas desamortizaciones: que los más ricos de la época compraron a precio de ganga muchas propiedades, con lo que fueron mucho más ricos todavía, y que un inmenso y valioso patrimonio arquitectónico y artístico cayó en la ruina tras venderse a manos de particulares. Lo reconozco, he visto por otras tierras la iglesia de un convento de dominicos del siglo XV convertida en garaje de tractores, o los restos del ábside gótico de una iglesia que servían de paredón a un gallinero o naves de iglesias convertidas lamentablemente en salones de actos. No son los únicos casos. He visto cientos. Es curioso cómo unas generaciones se dedican a crear y otras a destruir.

Todavía en 1853 se publicaban anuncios con la venta o el arriendo de bienes públicos. Un ejemplo es el caso que traemos hoy, referido a Campo de Criptana. Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del viernes 22 de julio de ese año, publica un anuncio que dice lo siguiente.

Bajo de las condiciones que estarán de manifiesto en la Administración de Rentas Eclesiásticas de esta capital, se celebrará remate en la misma desde la diez á las 12 de la mañana del día 7 de Agosto próximo para el arriendo por 6 años de las fincas rústicas que á continuación se espresan.

Por las tierras de El Real: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Por las tierras de El Real: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Y, como bien dice el encabezamiento, siguen las propiedades cuyo arriendo se convoca. Eran en su mayor parte propiedad de capellanías, pero también había otras pertenecientes a santuarios y ermitas. Como es muy largo el listado iremos poco a poco en diferentes artículos desgranándolo, aunque advirtámoslo, no por el orden que se sigue en el boletín sino por el que más nos conviene para la claridad del asunto. Comenzamos hoy, pues con las cinco primeras propiedades que se arrendaban con indicación del número, de la identificación de la finca, de la corporación a la que pertenecía, con el nombre de quienes fueran sus últimos colonos y de la renta anual en reales de vellón:

1118 Un pozo de nieve contiguo al santuario del Cristo de Villajos con dos terrenos empedrados para descargadero de hielo. Pertenecía al Santuario del Cristo de Villajos. Había sido su último colono Andrés Alarcos; su renta anual era de 20 reales de vellón.

A la capellanía de Sebastián Arias, cuyo último colono había sido Antonio Muñoz, pertenecían las siguientes propiedades a arrendar:

1148 Un quiñón de 2 fanegas en la Vega. Renta: 20 reales de vellón.

1149 Una tierra de 9 fanegas, 10 celemines en Navarredonda; 90 rs. de vn.

1150 Otra de 4 en los Losares; 40 rs. de vn.

1151 Otra de 3 en id. id.; 30 rs. de vn.

1152 Otra de 2 en el sitio del Real; 20 rs. de vn.

Y más tierras: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Y más tierras: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Recordemos lo que es un «quiñón». Dos acepciones recoge el DRAE para este término. La primera hace referencia a la parte que se tiene en una porción productiva común, especialmente en una tierra repartida para sembrar. La segunda, que es la que aquí nos interesa, designa a una:

Porción de tierra de cultivo, de dimensión variable según los usos locales.

Variable según comarcas también, al igual que lo era la «fanega». Aquí lo dejamos por hoy; mañana seguiremos, porque aún queda mucha tela que cortar en esta cuestión.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO