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¡Sigue la carretera!: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

¡Sigue la carretera!: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

A lo mejor ya va siendo hora de que nos internemos por los caminos y parajes del término criptanense en busca de sus «Paredazos». Tenemos que dirigirnos para encontrar algunos de ellos hacia el oriente del término criptanense siguiendo la carretera N 420. Recórrela, lector, pero presta atención cuando llegues al punto kilométrico 301, porque allí, a unos seis kilómetros aproximadamente del casco urbano criptanense, y a poco más de cinco kilómetros y medio de la frontera con el término del vecino Pedro Muñoz, allí, muy cerca, tendrás «Paredazos». Es curioso que, siendo pocos los parajes que tienen este nombre, dos de ellos estén tan juntos que casi se confunden, tanto que parecen puestos uno al lado del otro a propósito. Son topónimos siameses. La toponimia y la geografía tienen en estas cosas muchas ironías, porque puedes recorrer kilómetros y kilómetros sin encontrar un paraje que se llame «Paredazos» y luego encontrarte dos pegados, tanto que parecen uno. Viene a ser esto en la geografía y la toponimia como en la naturaleza encontrar un trébol de cuatro hojas, o de cinco… mayor rareza todavía.

En los Paredazos de Alarcón (Vista parcial del cuadro "Viñedos"): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

En los Paredazos de Alarcón (Vista parcial del cuadro «Viñedos»): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

A la altura del kilómetro 301 estarás, lector, cerca de los «Paredazos», pero no en ellos. Tienes que ir más allá, tienes que internarte por estas tierras llanas, entre viñedos interminables con la colina de Santa Ana muy al fondo, como vigía de la inmensidad del paisaje. Habrás dejado atrás en tu viaje el paraje de La Perogila, al norte de la N 420. Un poco más adelante tendrás La Losilla al norte de la carretera, y la Cañada del Muerto al sur. Caminos por aquí y caminos por allá dibujan formas en la planicie, pero hay uno que te llevará a nuestro destino. Es el Camino Viejo de Campo de Criptana a Pedro Muñoz, tan viejo, seguramente, como la tierra misma, tan viejo que seguramente vio la lenta transformación del paisaje a lo largo de los siglos, de monte hace mucho a los viñedos hoy… tan viejo que ha visto seguramente cómo ha ido cambiando la vida, cómo los carros y carretas ya no transitan por sus carriles, lentamente tirados por caballerías, entre el polvo y la tierra, y cómo, en su lugar, la N 420 vive la fugacidad y la rapidez del momento.

Allí, al noreste de La Losilla tendrás los «Paredazos de Alberto», y más al este los «Paredazos de Alarcón». Dominan estos parajes el terreno. ¿Qué longitud pueden tener? Si tomamos la Vertiente del Salobral como límite más occidental (véase: De ríos, arroyos y canales, Campo de Criptana 2014, II: La Vertiente del Salobral), y el camino más allá del cual se encuentra el paraje de de la Casa de la Bóveda como límite más oriental de ambos «Paredazos», mediría el paraje unos tres kilómetros y medio en línea de oeste a este, y aproximadamente 1.200 metros de norte a sur, entre La Batanera o La Bóveda, al norte, y La Casilla al sur, aunque bien es cierto que entre La Losilla y La Casilla descienden los Paredazos de Alberto hacia el sur, cruzan el Camino Viejo de Campo de Criptana y llegan a la N 420.

Casa de la Bóveda (Vista parcial del cuadro "La Bóveda"): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Casa de la Bóveda (Vista parcial del cuadro «La Bóveda»): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2013)

Tiene un cierto peligro dar estas medidas pretendiendo cierta exactitud, porque en estos parajes no se puede saber nunca dónde están los límites de tan difusos e indeterminados como son, pero esto puede servir como aproximación. Mucho más al norte tienes, lector, parajes de los que ya hemos hablado en este blog, por ejemplo Las Colinas, y al sureste, al otro lado de la carretera N 420 la Casa de Castilla. Con estas coordenadas ya nos vamos situando y vamos trazando itinerarios toponímicos (véanse: Cuando la tierra exige su tributo: La Casa de la Bóveda, Campo de Criptana, 2014; «Las Colinas» y la Desamortización, Campo de Criptana, 1843; La subasta del «monte de Castilla», Campo de Criptana, 1910; y Un robo variado, un cocedero y la toponimia rural criptanense, Campo de Criptana, 1937).

Son tierras llanas las de estos «Paredazos», y quizá se llaman así los lugares, «Paredazos», porque entre la inmensidad de la llanura destacaban quizá en otros tiempos los muros en ruinas a modo de vigías. Se alcanzan en los Paredazos de Alberto los 695 metros sobre el nivel del mar cerca de la Vertiente del Salobral, pero ya en los Paredazos de Alarcón se rebajan a 659 y a la altura de la N 420 a 675. Tierra llana es efectivamente, como decíamos, pero con sus colinas y sus pequeñas ondulaciones … como la vida misma.

Aquí lo dejamos por hoy, seguiremos mañana por estos recorridos que, quizá, tengan más de irrealidad que de realidad…. también como la vida misma.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO