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La casa en el campo: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2010)

La casa en el campo: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2010)

Hablábamos ayer de los Paredazos de Alberto y de los Paredazos de Alarcón. Los encontrábamos hacia el oriente del término municipal de Campo de Criptana, muy cerca de las tierras en las que Criptana deja de ser Criptana para convertirse en Pedro Muñoz. La toponimia de los parajes permanece, por decirlo así, en un estado natural, sin que el hombre ni la administración hayan podido, o hayan querido, imponer delimitaciones ni fronteras. Es difícil determinar dónde un paraje deja de llamarse de una manera para llamarse de otra. Otro gallo habría cantado si hubiese habido contribuciones o impuestos por medio. Entonces sí se pone empeño en delimitar hasta el mínimo detalle y determinar si una piedra o medio camino es de un término municipal o es de otro.

Hoy cambiamos de dirección para encontrar otros «Paredazos». Como bien se dice que todos los caminos llevan a Roma, también podríamos decir que dos caminos llevan a los Paredazos del Cura, dos o más, que en esto de los caminos nunca se sabe si van o vienen. Dos caminos o mejor dicho, dos carreteras, llevan a los Paredazos del Cura, porque está el paraje encajado entre las dos. Una de estas carreteras es la que lleva de Criptana a Arenales de San Gregorio, la CR-1222, aproximadamente a la altura de los puntos kilométricos 7 y 8, hacia el occidente, encontrarás, lector, los Paredazos del Cura. La otra carretera es la amputada CR-P-1223, aquella que sigue el recorrido del antiguo camino de Campo de Criptana a Argamasilla de Alba. En el Puente de San Benito la carretera se acaba, pero el camino sigue, sigue y sigue hasta su destino.

Se encuentran los Paredazos del Cura entre tierras de cocederos, como los de Morales, y casas, como la de Olivares o, al sur, ya pegando al río Záncara, la tan poética «Casa del Suspiro». Sin embargo, mucho cambia el panorama si nos vamos a la primera edición del mapa de Campo de Criptana, en un tiempo en que aún no se había construido la carretera CR-1222. No encontramos en ella los «Paredazos del Cura», pero sí muchos más cocederos, como los de Moreno, o el de Leal, y muchas más casas, como la de Clemente Romeral. Es tierra ésta llana, suavemente ondulada, tierra de viñedos interminables, tierra cruzada por numerosos caminos, por el de Leal, por el del Cocedero de Moreno, por el del Cocedero de Olivares, por el del Vado del Guijarral y, el que quizá es el principal, el que corre paralelo al río, quizá en otro tiempo separando las tierras de las aguas como si del relato de la Creación se tratara, el Camino de Argamasilla de Alba a El Toboso.

Huertas; Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2008)

Huertas; Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2008)

El río determina el punto más bajo del paraje. A unos tres kilómetros y medio al norte, en el paraje de Las Cuadrillas, las tierras ascienden hasta los 662 metros sobre el nivel del mar; un poco más al sur, en la casa que nos trae reminiscencias platónicas con un pequeño cambio consonántico, la Casa del Tineo (en lugar del «Timeo»), encontramos los 647, y más al sur, en la de del Moro, los 644. En el río encontramos los 640 / 638 metros en el Puente de San Benito, y un poco más al sur, en el Vado del Guijarral que, aunque hoy es tierra, fue quizá en otros tiempos muy lejanos dominio del río, encontramos los 639. Poco a poco, en la misma dirección, vuelven a recuperarse lentamente las alturas: 641 metros sobre el nivel del mar en la Casa de Antolín, 643 en Los Arenales, 642 en Casa Vieja o 657 en la Casa de Eugeniete.

La fortuna geográfica y toponímica ha situado muy lejos uno del otro dos parajes cuyos nombres tienen una gran relación entre sí. Uno es éste del que hablamos hoy, los Paredazos del Cura, al sur del término municipal criptanense; el otro es la Casa de la Beata, junto a la N-420 y muy cerca del límite con Pedro Muñoz. Casi 11 kilómetros los separan al uno del otro.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO