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Bernardo Gómez, campo de criptana, Corresponsal, Cristo de Villajos, Destino, Diana, DRAE, El Pueblo Manchego, Feria, Feriantes, Festejo, Fieles, Fuegos artificiales, Función religiosa, Religiosidad, Solemnidad, Tedeum, Toque militar
No es costumbre contemporizar lo que se cuenta en este blog con los acontecimientos del ciclo anual de solemnidades y festejos. Téngase a bien considerar esta coincidencia que tendrá lugar en el artículo de hoy como mera casualidad, no buscada, sino insinuada por el destino y los recovecos de la vida, que nunca sabemos ni de dónde vienen ni a dónde van, pero siempre nos sorprenden y nos pillan desprevenidos.
Hoy nos iremos a los comienzos del mes de septiembre de 1911, días de feria, días de fiestas, días de diversión y alborozo de los criptanenses de aquel tiempo. Cómo comenzaron aquellas fiestas nos lo cuenta el periódico El Pueblo Manchego, año I, núm. 197, del 4 de septiembre de 1911. O seamos más exactos, porque nos lo cuenta el corresponsal de este periódico en Campo de Criptana, aquel que tantas y tantas noticias sobre la localidad dejó recogidas en las páginas de este diario a lo largo de muchos años… noticias efímeras entonces como todas lo son en su tiempo (pues flor de un día es toda noticia), pero eternas ahora como huella indeleble de historia escrita y, sobre todo, valiosas, muy valiosas para nosotros como mirilla hacia el pasado.
Tenía Campo de Criptana casi sección fija en este periódico y a ella nos vamos hoy en el número citado, a la nota titulada «En plena feria». Veamos qué se nos dice:
Ayer [sábado] tuvo lugar la inauguración de la feria, encontrándonos en el apogeo de los festejos. El Tedeum magníficamente ejecutado por la orquesta de D. Bernardo Gómez resultó un acto solemnísimo en extremo, concurriendo una gran masa de fieles y feriantes.
Los fuegos artificiales bonitos y muy concurridos, sirviendo de diversión agradable al elemento popular que particularmente los disfrutó con gran contento de la gente menuda, pues constituyeron uno de sus mayores encantos.
Las dianas de esta mañana bien ejecutadas y con animación extraordinaria como todos los festejos.
La función religiosa y procesión con la tradicional religiosidad y fervor de los habitantes de esta localidad, cuyo proverbial catolicismo es de todos conocido.
El jueves día 24 de agosto por la tarde había tenido lugar el traslado del Cristo de Villajos a la parroquia criptanense (véase: Campo de Criptana, 1911: Aquel solemne jueves de agosto…). Por aquel tiempo las ferias y fiestas de Campo de Criptana comenzaban el primer sábado del mes de septiembre, de ahí que hayamos suplido el nombre de este día entre corchetes en el texto de periódico, para mejor información del lector. Suponemos que la crónica se redactó el domingo, cuando ya había tenido lugar la diana matutina, y salió publicada el lunes. El «ayer», por tanto, que encontramos en el texto debe referirse sin ninguna duda al sábado desde el punto de vista del texto escrito en domingo.
Es el polisémico «diana» término que en este contexto siempre me ha suscitado curiosidad. Además de nombre propio de mujer y de diosa romana, en origen es «diana», según el DRAE, el:
Toque militar al comienzo de la jornada, para despertar a la tropa.
Un leve (muy leve, casi imperceptible) desplazamiento de sentido nos lleva al uso que encontramos en este caso, aplicado a las fiestas, pues tanto da un toque militar que una música animosa y a cargo de una orquesta, y tanto da el despertar somnoliento de la tropa que el de un pueblo que trasnocha en fiestas. Los otros usos de «diana» que tienen que ver con el tiro, acertado o no, no nos interesan en este contexto. Seguiremos hablando mañana de cómo fueron aquel año de 1911 las ferias criptanenses.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
ESTO DE LAS DIANAS FLOREADAS ES LO BONITO DE LAS FIESTAS ….ANDA QUE SE DESCUIDARÍAN LAS CAMPESINAS EN BARRER Y REGAR LA PUERTA DE LA CALLE PARA CUANDO PASABA LA BANDA …EN LA MOTA ADEMAS DE BARRER LA PUERTA YA TENÍAMOS LOS CHURROS PREPARADOS…QUE DÍAS AQUELLOS!!!
¡Qué madrugadores!
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