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Alcázar, Alerta, Almagro, Ayuntamiento, campo de criptana, Capital, Ciudad Real, Feria, Guerra, Manzanares, Pedro Muñoz, Periódico, Piedrabuena, Provincia, Quincenal, Socuéllamos, Tomelloso, Valdepeñas
Sí, lector, aunque parezca mentira, hubo años en que Campo de Criptana no tuvo ferias y fiestas, y fue algo incomprensible para el autor del artículo publicado en el periódico quincenal criptanense Alerta, año I, núm. 8, del 16 de septiembre de 1923. En efecto, en los años 1920, 1921 y 1922 no hubo ferias. En 1923 ya sí las hubo pero, al parecer, no fueron muy satisfactorias.
En estas situaciones es común en el género humano volverse a mirar alrededor para establecer comparaciones y encontrar a alguien que esté en peor situación que él… como si esto sirviera de consuelo. En este caso, el corresponsal se vuelve a mirar qué había ocurrido en otros pueblos en similares circunstancias. Las comparaciones son inevitables, y mucho más en este caso. Así, el corresponsal de Alerta constata que sólo Campo de Criptana entre los pueblos de los contornos y de la provincia de Ciudad Real se quedó sin ferias, aunque las circunstancias adversas hubiesen sido comunes a todos.
Veamos, pues, qué se nos dice en este artículo de Alerta y comprenderemos mejor los argumentos que el corresponsal manejaba para denostar al Ayuntamiento criptanense:
Todo ésto es tan ridículo como ineficaz. Ahí tenemos a Socuéllamos, Pedro Muñoz, Alcázar, Tomelloso, Manzanares, Valdepeñas, Almagro, Piedrabuena y otros muchos de mayor y menor importancia que sufren como nosotros las iniquidades de la Guerra y las inclemencias del tiempo y sin embargo siempre procuraron y procuran para sus ferias los mayores y más diversos atractivos con el fin de conquistar fama y atraer a los vecinos de los pueblos más cercanos, por que (sic) reconocen que haciéndolo así, son muchos los beneficios, son muchas las pesetas que en el pueblo ingresan: por esto mismo y viendo que el Ayuntamiento de nuestra Capital no organizaba fiestas, toda la prensa de la misma emprendió una campaña que hizo que todas las fuerzas vivas y particularmente el comercio se reuniera y tomaran enérgicos acuerdos para organizar por cuenta propia fiestas de indiscutible atracción.
Así ocurrió en otros lugares de la provincia, según nos muestra el autor del artículo publicado en Alerta. En todos, de una manera o de otra, hubo ferias en aquellos años a pesar de las dificultades, unas veces por voluntad oficial, otras, como en el caso de Ciudad Real capital, por impulso de la iniciativa privada, que es quien en situaciones como esas suele ser la encargada de salvar el barco.
Hasta aquí llegamos con la queja del corresponsal de Alerta. Advirtamos, sin embargo, que en esto de las valoraciones de las ferias hay opiniones para todos los gustos y para todos los colores, y que puede que para otros criptanenses de aquel tiempo no todo hubiese sido tan decepcionante en la feria de aquel año de 1923 como lo era para el corresponsal. Suele a ocurrir que respecto a una feria las opiniones vienen a ser tan discordantes que parece que quienes la alaban y quienes la vituperan no hablan de la misma feria, sino de han visto ferias diferentes, en mundos diferentes, quizá en diferentes dimensiones… Y es que, como hemos dicho, había, hay y habrá, siempre, opiniones para todos los gustos, y para unos una feria será fantástica, mientras que para otros será decepcionante. El que escribe, no sabe y no contesta sobre el tema. Allá cada uno.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO