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De nuevo...don Bernardo Gómez: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

De nuevo…don Bernardo Gómez: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Confiesa el que escribe que, cada vez que surge el nombre de don Bernardo Gómez en este blog, uno siente cierta emoción, y a uno le entran ganas de ir a la plazoleta donde se encuentra su busto homenaje a saludarle y a darle las buenas tardes. Y sí, es cierto, cada vez que aparece su nombre por estos artículos, entran más ganas de escribir sobre él, porque mucho queda aún por decir. Hablé ayer sobre «Limiñana», ese pasodoble torero que marca anualmente el fin de las ferias y fiestas criptanenses. Si Viena tiene su anual Concierto de Año Nuevo como tradición, Campo de Criptana tiene su «Limiñana» como final de ferias.

Seguimos hoy, pues, hablando de don Bernardo Gómez, pero en esta ocasión no será sobre «Limiñana», sino sobre otra de sus composiciones, porque, si algo de especial tiene su trayectoria como músico es que fue especialmente prolífico como compositor. Nos vamos, pues, a la madrileña Crónica de la Música, «revista semanal y biblioteca musical», año V, núm. 193, del miércoles 31 de mayo de 1882. En las págs. 9-16, la revista publica un regalo para los «suscritores» (sic), que no era sino la partitura de una obra de don Bernardo.

Tenía la pieza por nombre Post Nubila Phoebus, y era una «tanda de valses» para piano. Nos interesa mucho a quién dedicaba don Bernardo esta pieza. En cabeza de la primera página encontramos:

A la Srta. Dª Emilia Cenjor

Santuario de Nuestra Señora de Tejeda (Garaballa, Cuenca): Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2010)

Santuario de Nuestra Señora de Tejeda (Garaballa, Cuenca): Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2010)

Y como uno es absolutamente profano en la lectura de partituras, hasta aquí puede llegar. Por cierto, no podemos acabar este artículo sin dar la traducción española del título de esta partitura que don Bernardo puso en latín: «Después de las tinieblas el sol (es decir, la luz)».

Post nubila phoebus es un lema de mucho uso en heráldica. Se encuentra, por ejemplo, en los escudos de los Marqueses de Moya pintados en el ábside de la iglesia del Santuario de Nuestra Señora de Tejeda, en Garaballa (Cuenca).

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO