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Alumbrado, Autoridades, Banda, Beneficio, Bernardo Gómez, campo de criptana, Concierto, Corresponsal, Cruz Roja Española, El Pueblo Manchego, Empresario, Imprenta, Música, Periódico, Personalismo, Recaudación, Taquillero, Teatro Cervantes
439’25 pesetas. Ésta fue la cantidad recaudada en el concierto a beneficio de Cruz Roja Española que se celebró en el Teatro Cervantes de Campo de Criptana a comienzos de diciembre de 1921. Fue la música su protagonista, fue don Bernardo Gómez quien dirigió, y fue la banda de música criptanense quien interpretó. De todos estos detalles nos informaba el corresponsal criptanense en el periódico El Pueblo Manchego, año XI, núm. 3274, del 13 de diciembre de 1921.
Ya vimos en artículos anteriores cómo transcurrio el acto. Nos falta para concluir esta serie recoger la valoración del corresponsal, siempre interesante, aunque, lo reconocemos, no siempre completamente objetiva. Sin embargo, como es la única de que disponemos, nos tenemos que apoyar necesariamente en ella sometiéndola, cuando así lo requiere la situación, a la oportuna crítica literaria que nos aproxime algo a la verdad. Veamos, pues, cómo fue su valoración del acto, el lado bueno y el lado a sus ojos… como decimos en el título, «una de cal y una de arena». He aquí lo positivo:
Todos han contribuido a que la cantidad recaudada sea lo más grande posible, lo mismo desde el empresario del teatro que generosa y desinteresadamente lo ha cedido, hasta el último empleado que contribuyó con su esfuerzo personal; alumbrado, imprenta, taquillero con todos los derechos han cooperado a la mayor brillantez del acto que se celebraba y digna es de aplaudir la esplendidez de Criptana que siempre abrió su bolsa para cuando fuera alivio del triste y desvalido.
Y he aquí lo negativo:
Y se me olvidaba hacer constar que la única localidad que en todo el teatro hubo desocupada fué el palco de la presidencia, sin duda alguna porque nuestras autoridades no quisieron realizar la magnificencia del espectáculo, o porque se dejaron llevar de personalismos mal interpretados que nunca deben existir en aquellos que deseen prosperidad a los pueblos que gobiernan.
Al margen de carencias estilísticas y expresivas en este párrafo, en él encontramos una de esas raras perlas en las que el corresponsal criptanense se atreve a censurar a las autoridades. No dice, lamentablemente, las razones por las que el palco de autoridades quedó vacío, pero esa referencia a los «personalismos» nos puede proporcionar alguna pista.
Suponemos (esto es solo una suposición) que no gustó a las autoridades que la idea del concierto surgiese de otros que no fueran ellos, o que no se contase con ellos, o que no se les diese un papel central en la organización del acto, o que en la publicidad no figurase su nombre con letras grandes, iluminadas y centelleantes… personalismos, en fin. Pero, lo repetimos, esto es solo una suposición a falta de datos fiables sobre el asunto. En esto, como en otras cosas, el corresponsal nos deja sumidos en el más proceloso y atormentado mar de dudas.
Quedémonos con lo principal: el concierto fue un éxito, la recaudación también lo fue, y fueron las estrellas la música, la banda y don Bernardo… es decir, quienes debían ser, y no las autoridades. En definitiva… 439’25 pesetas.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO