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Dice el DRAE que un carpintero es «la persona que por oficio trabaja y labra madera, ordinariamente común». Curiosamente, la palabra viene del latín carpentarius, término derivado de carpentum, «carro». Originalmente, pues, el carpintero sería un carretero, aunque luego el campo semántico se amplió al trabajo de la madera en general. Ya encontramos, más o menos, este significado para este término en el Diccionario de la lengua castellana de 1729. Siguiendo en el DRAE, un ebanista es la «persona que tiene por oficio trabajar en ébano y otras maderas finas». «Carpintero» es palabra antigua en la lengua española; «ebanista», en cambio, está atestiguada desde comienzos del siglo XVIII. Ésta es la definición de «ebanista» que nos da el Diccionario de la Lengua española de 1732 (pág. 355):
EBANISTA. El que fabrica y hace obras de madera embutidas de ébano, marfil y otras madéras preciosas: como Escritórios, mesas, bufetes y demás piezas.
De ambos gremios, carpinteros y ebanistas, encontramos abundante presencia en el Campo de Criptana de 1911, como nos indica el Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración de ese mismo año (págs. 2108-2109). Sin embargo, eran mucho más numerosos los carpinteros que los ebanistas. Mientras que de los primeros se registran trece nombres, de los ebanistas sólo encontramos dos. He aquí el listado de los carpinteros:
Antonio Manuel Alberca
Rafael Alberca
Cecilio Bustamante
Pedro Bustamante
Santiago Calonge
Manuel Casarrubios
Robustiano Galindo
Viuda de García Antón
Nicomedes Madrid Herencia
Robustiano Madrid Herencia
José María Moreno
Vicente Porrero
Vicente Quiñones
En el capítulo de «ebanisterías» aparecen sólo dos, y los dos se encuentran también en la lista de los carpinteros ya citados: la viuda de García Antón y Vicente Quiñones.
Necesaria es la observación que ya hemos hecho muchas veces cuando hemos hablado de oficios como el de la carpintería y muchos otros del pasado. En aquellos tiempos (a veces también en los nuestros) el oficio se transmitía dentro de las familias, de padres a hijos, como una manera magnífica de preservar el saber y la técnica. Encontramos entre los carpinteros dos «Alberca», dos «Bustamante», y dos «Madrid Herencia». Llamativo es, además, que encontremos dos veces el mismo nombre de pila: Robustiano. Tenía, pues, un criptanense cualquiera de 1911 que precisara de los servicios de un carpintero una gran oferta de carpinterías a las que recurrir en caso de apuros con sus puertas, sus ventanas, sus muebles, las vigas que soportaban los techos y bovedillas de sus casas y mil y un objetos de madera necesarios para la vida cotidiana. Como decimos siempre: En Criptana había de todo… o casi de todo.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Es francamente ilustrativa la fotografía que va quedando de los oficios y profesiones a comienzos del siglo XX. Viendo la relación de apellidos, todos me parece típicamente criptanenses, se tiene la impresión de cómo hay ciertas ocupaciones vinculadas durante mucho tiempo a las mismas familias. Esta serie, gracias a las referencias a otras conexas, sugieren la idea, sin duda trabajosa, de puntear sobre el plano de 1911 la geografía local de los negocios. Muy interesante.
Muchas gracias de nuevo, estimado Vicente, por su comentario. En efecto, es curioso cómo estos datos, a simple vista tan asépticos, nos van dando una imagen tan rica del Campo de Criptana de otros tiempos.