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Anuario del comercio, campo de criptana, Catalino Tapia, Felipe Pastor, Francisco Cuadra, Futuro, García Hermanos, Joyería, Pasado, Platería, Presente, Reloj, Relojería, Rufino Ortiz Ramos, Tiempo
Es el tiempo componente omnipresente en este blog, casi obsesivo, nos atreveríamos a decir. Criptana en el tiempo, o lo que vendría a ser casi lo mismo que Criptana en el pasado, y no sólo en el pasado, también en el presente, e incluso en el futuro, porque no hay presente sin el pasado, e igualmente el presente define cómo será el futuro. Nos ayuda a comprender el pasado cómo es el presente, por ello no podemos prescindir de él. El tiempo en esto es inmisericorde, y a poco que nos descuidemos pasa al cajón del pasado el presente, y así sucesivamente, y al del presente el futuro y esto no hay quien lo pare. Van parejos reloj y tiempo como dos mellizos, porque el tiempo corre y el reloj marca su paso, pero tienen, reconozcámoslo, un cierto fondo cainita en su relación, como si el reloj en cada paso de su minutero devorara al tiempo poco a poco, y así incesantemente y por toda la eternidad. «Reloj, no marques las horas…» decía aquella célebre canción de Los Panchos. No puede el reloj no dejar de marcar las horas, como no puede el tiempo detenerse, como no puede olvidarse el ser humano de que es efímero, de que todo tiene un comienzo y un final… también él.
Como habrás podido deducir, lector, hablaremos hoy de relojes o, mejor dicho, de relojeros, retomando de nuevo un tema en el que tantas veces nos hemos detenido en este blog. Nos situamos de nuevo, como viene siendo habitual en estos días en aquel Campo de Criptana de 1911. ¿Que quiere usted un reloj? No se preocupe… porque también en Criptana puede comprarlo. Como hemos dicho muchas veces: En Criptana había de todo, menos mar… ni falta que hacía. Y no había una relojería, ni dos, sino tres o incluso más. Para conocer quiénes eran sus propietarios nos vamos como es habitual en estos días al Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración de 1911 (págs. 2108-2109). Allí encontramos la reseña de los establecimientos dedicados a la venta de relojes en Campo de Criptana:
Francisco Cuadra
Rufino Ortiz Ramos
Catalino Tapia
De los relojeros del pasado en Campo de Criptana ya nos hemos ocupado en varias ocasiones en este blog. Remito a los siguientes artículos al respecto: De relojes y del inexorable pasar del tiempo, Campo de Criptana, 1866-1921; Relojes de torre y seguros de vida, Campo de Criptana, 1866-1905; y Relojeros, toneleros y sastres en Campo de Criptana, 1904).
Y ya llegados a este punto veamos también qué establecimientos dedicados a la platería y joyería había en Campo de Criptana en 1911, también según el directorio del Anuario del comercio. Sólo dos se reseñan:
García Hermanos, Valdepeñas.
Viuda de Felipe Pastor
Tenemos que puntualizar algo que ya hemos dicho en muchas ocasiones: Ni el Anuario del Comercio ni el oro directorio al que solemos echar mano, el Anuario Riera, recogen todos los establecimientos dedicados a una actividad determinada. Con toda probabilidad, estos directorios estaban concebidos como un medio publicitario, por lo que, seguramente, la aparición de un establecimiento determinado en sus páginas estaba sujeta a suscripción. Nos gustaría hacer una última observación antes de acabar: Seguramente muchas de las joyas de la abuela que aún andan guardadas celosamente en los cajones de muchas casas criptanenses se compraron en alguna de estas dos joyerías. Lo mismo podríamos decir de algún que otro «reloj del abuelo» que muchos años después de su fabricación, puede que cien o más, sigue aún marcando las horas… sin parar… quizá hasta el infinito, puede que hasta el fin de los tiempos. Quizá se compró en una de las relojerías citadas. Tengo que acabar… la arena ya casi ha terminado de caer… el tiempo se agota, el ocaso se acerca.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO