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La placidez de la vida cotidiana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)
Andaban allá por 1933 las cosas revueltas por Campo de Criptana… realmente andaban allá por 1933 la cosas revueltas por casi todas partes. En esto de las crisis políticas, económicas y sociales parece haber concomitancia y todas aparecen casi de repente, como quien no quiere la cosa, como poniéndose todas de acuerdo entre ellas para brotar a la vez. 1933 fue un año variado y movido en la vida de Campo de Criptana, especialmente en su vida consistorial, como premonición de lo que serían los años siguientes. Además hubo aquel año muchos sucesos en Criptana, hubo conflictos sociales, hubo huelgas, hubo sabotajes, fue la política un auténtico galimatías… pero hubo también, seguro, muchas más cosas buenas que malas, aunque lo bueno no suele ser noticia.
Decíamos ayer que todos los caminos parecen llevar a Campo de Criptana… y a Roma también. En este caso, la noticia también nos trae a Campo de Criptana aunque la hemos encontrado muy lejos. Ha sido en un periódico catalán, el Correo de Tortosa, núm. 4.454, año XII, del sábado 21 de enero de 1933. Nos cuenta esta nota, titulada «Carácter impulsivo», cuán exaltados estaban los ánimos consistoriales criptanenses por aquel entonces. Dice así:
Cuando celebraba sesion (sic) el Ayuntamiento de Criptana, uno del público, saltó el estrado con ánimo de apoderarse del alcalde.
Tras no pocos esfuerzos, la Guardia civil, logró libertad a la autoridad de manos del expontáneo (sic), al que trasladó después a la cárcel, quedando a las resultas de lo que estime oportuno el juez competente.

Horizontes tormentosos: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2013)
Este incidente no sería el último ocurrido en el Ayuntamiento criptanense por aquel tiempo. Dos meses después, a finales de marzo de ese mismo año de 1933, hubo un gran alboroto en el salón de sesiones, siendo imprecados por el público los concejales de la mayoría republicanoconservadora (véase: Una jaula de grillos, Campo de Criptana, 1933). Pero, como se ha dicho, lo que se avecinaba no auguraba tranquilidad, y el año 1934 volvería a ser tumultuoso (véase: La loca historia de un ayuntamiento, Campo de Criptana, 1934).
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO