Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

El vino y el tren tienen una historia entrelazada en Campo de Criptana. Ya muchas veces hemos hablado de la cuestión y hemos puesto en evidencia cuánto dependía la exportación de los productos vinícolas criptanenses de los servicios ferroviarios… y de sus tarifas.

Vino y ferrocarril: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Vino y ferrocarril: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

Fue esta cuestión motivo de preocupación de las federaciones y sociedades vinícolas de La Mancha, como claramente puso de manifiesto el empresario y bodeguero José Simó en la carta que en 1914 envió al periódico valenciano Las Provincias. En ella consideraba vital el abaratamiento de los servicios de mercancías ferroviarias para asegurar el futuro de la exportación vinícola desde La Mancha a otras regiones (véase: La carta de José Simó, Campo de Criptana 1914).

La cuestión de las tarifas ferroviarias no era algo nuevo. Ya desde hacía tiempo se pedía desde Campo de Criptana que la compañía ferroviaria aplicase tarifas especiales para las exportaciones de productos manchegos, no sólo del vino. La cuestión se llevó incluso a la sesión ordinaria que el Ayuntamiento criptanense celebró el 30 de marzo de 1891, tal y como quedó reflejado en los extractos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 15 de abril de ese año. El Ayuntamiento acordó en aquella ocasión:

Dirigir instancia al Excmo. Sr. Director general de ferro-carriles de M. Z. y A. solicitando la aplicación de tarifas especiales para el transporte de productos del país, como el grano, vinos, &, que por la carestía y diferencias que existen entre la estación de Criptana y las de Villarrobledo y Villacañas con Cataluña imposibilitan la salida de grandes existencias y empobrecen al agricultor-cosechero.

De las industrias del vino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

De las industrias del vino: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)

No parece que esta petición tuviese mucha repercusión, dado que algunos años después José Simó volvió a insistir sobre la cuestión en la carta antes citada. No era el problema principal que no hubiese tarifas especiales para los casos señalados en Campo de Criptana, sino que en otras estaciones de las proximidades sí las había, con el perjuicio que tal agravio comparativo podía ocasionar a la exportación criptanense. ¡Tiempos dichosos aquellos, en que todos se ponían de acuerdo en algo…!

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO