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Alcalde, Ángel Herreros, Baile de sociedad, Bernardo Gómez, Biblioteca, Bodeguero, Campo de Critpana, Casino de la Concordia, Casino Primitivo, Celedonio Cedenilla, Concierto, Corpus, Democrático, El Liberal, Enrique Camacho, Faustino López, Industria, José Casarrubios, Junta de gobierno, Junta directiva, Músico, Melitón de la Guía, Periódico, Publirreportaje, Recreos lícitos, Secretario, Tesorero, Velada musical, Vocal
Traíamos ayer un extenso publirreportaje sobre Campo de Criptana y, en particular, sobre sus industrias, que se publicó en el periódico El Liberal, del 15 de diciembre de 1917. No fue un caso aislado este reportaje. Fue costumbre por aquellos años que en muchos periódicos de difusión nacional se reservase un espacio a exponer las excelencias del Campo de Criptana de entonces. Se ocupa este reportaje de El Liberal sobre aspectos muy variados de la vida criptanense.

La vida de Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2015)
Pero no todo es, por supuesto, economía. Hay también un espacio para la vida social, como ocurre, por ejemplo, con sendas notas que se publican sobre los dos círculos existentes en Campo de Criptana desde finales del siglo XIX: El Casino Primitivo y el Casino de la Concordia.
Veremos hoy qué se nos dice sobre el Casino Primitivo de aquel momento de finales del año 1917. He aquí el texto:
Aunque está constituído por elementos valiosos, un alto sentido democrático preside las elecciones de la Junta de gobierno.
Está bien instalado, en edificio propio, contando con una biblioteca y diversos recreos lícitos.
En su Junta directiva están representadas todas las fuerzas vivas de la localidad.
Celebra con frecuencia bailes de sociedad y veladas musicales, y está presidido por D. Angel Herreros.

El Casino Primitivo (Vista parcial del cuadro «Plaza de Criptana»): Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2005)
Hasta aquí lo que se dice del Casino Primitivo en un estilo casi telegramático pero suficiente para comprender el estado de la institución en aquel tiempo. Era el Casino Primitivo, al igual que el de la Concordia, algo más que un círculo de sociedad; eran ambas instituciones también con una inmensa carga cultural que cristalizaba en la celebración de veladas musicales. Un ejemplo de ello es el concierto del Corpus que se celebró en 1921 en el Casino Primitivo (véanse: El concierto del «Corpus» en el Casino Primitivo, Campo de Criptana, 1921, I, Prefacio, sobre Celedonio Cedenilla; El concierto del «Corpus» en el Casino Primitivo, Campo de Criptana, 1921, II, Los músicos y el programa; y El concierto del «Corpus» en el Casino Primitivo, Campo de Criptana, 1921, III, Epílogo letárgico-crítico). Además, como se dice, tenía biblioteca, al igual que ocurría en el Casino de la Concordia, lo que no excluía el juego legal, o, como aquí se dice, el «recreo lícito».
Se dice que en 1917 presidía su junta de gobierno Ángel Herreros. Ya en otro momento dimos la composición de esta misma junta cinco años antes, en 1912. El presidente era entonces Faustino López, bodeguero y también alcalde de Campo de Criptana por algún tiempo. El secretario era Enrique Camacho, el tesorero José Casarrubios y los vocales Melitón de la Guía y Bernardo Gómez. La presencia de este último explica que el Casino Primitivo fuese escenario de la celebración de tantos conciertos (véase: El Casino Primitivo, Campo de Criptana, 1912). En el artículo de mañana hablaremos del Casino de la Concordia en 1917.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
Gracias a este artículo y a las referencias que incluye a otros relacionados me he enterado de muchas cosas relativas al Casino Primitivo. Tengo la impresión de si éste y su equivalente de la Concordia no representaron, al menos en sus comienzos, algo así como a Sagasta y Cánovas en la sociedad criptanense. Pero ignoro si, a partir de 1931, se mantuvo algo semejante. El declive de uno y la permanencia (desvaida) del otro me inducen a suponer que adquirieon coloraciones diferentes.
Tuve un compañero de colegio, excelente amigo, chistoso y divertido, Luis Cabañero, cuyo padre eram según creo, algo, no sé qué, del Primitivo. Lo recuerdo con mucho afecto. ¡Qué tiempos!