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Historias de religión: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)
En otro tiempo hubo misiones en Campo de Criptana. Fue allá por mediados de marzo de 1863 y fue el acontecimiento del año aquel, o de los años aquellos, o de toda una época, a juzgar por el impacto que aquello tuvo en la vida cotidiana del Criptana de la época. Una narración de cómo transcurrieron aquellas misiones en tierra criptanense nos ha llegado en el periódico monárquico La Esperanza, núm. 5.679, del martes 14 de abril de 1863. No es esta narración el trabajo de un corresponsal, sino de un criptanense que, sin duda, fue testigo presencial de aquellas misiones, incluso puede que tuviese una intervención activa, y se animó a relatarlo todo en una carta, que no es sino el texto que publica el periódico antes citado.
Tiene por finalidad la carta de dar cumplida reseña (y lo hace con extraordinario detalle) de la misión que había tenido lugar en Campo de Criptana a mediados del mes de marzo de ese año. La crónica es extensa, muy extensa, lo advertimos de antemano, por lo que necesitaremos dedicarle una serie de artículos cuyo número no podemos por el momento determinar. Sean los que fueren, serán los necesarios hasta agotar el tema, porque bien se lo merece. Quede también de manifiesto el extraordinario estilo y la embellecida expresión del criptanense que escribió la carta, sin duda persona de extraordinaria cultura.

La iglesia del Convento: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2014)
Como bien reza el título, comenzamos hoy a tratar esta cuestión con la introducción de la carta remitida al periódico. Nos ponemos con ello en situación y nos desplazamos así, como quien no quiere la cosa, al Criptana de mediados de marzo de 1863, que no es poco. Veremos desfilar nombres de criptanenses de aquel tiempo, la mayoría ya olvidados, aunque muchos de sus apellidos, estamos seguros, seguirán resonando en sus descendientes; recorreremos espacios y lugares del Criptana de mediados del siglo XIX y, sobre todo, asistiremos a unos acontecimientos que plasman las formas de ver la realidad y el universo social y religioso de aquella época. Quizá ahora no alcancemos a comprender mucho de lo que entonces se hizo, pero merece la pena recordarlo aquí, hoy, ciento cincuenta y dos años después. A falta de fotografías, quizá las palabras puedan recrear imágenes que, en la mente de cada uno, seguramente, aportarán visiones más ricas que el sepia o el blanco y negro.
Veamos hoy, pues, la introducción a la carta, para proseguir en los días sucesivos con lo que en ella se cuenta sobre aquellas misiones:
CAMPO DE CRIPTANA 5 DE ABRIL
(De un suscriptor)
Sr. Director de LA ESPERANZA
Muy señor mío y apreciable dueño: Espero de su bondad se servirá insertar en su religioso periódico la reseña que hago de la misión que en esta hemos tenido en los días 15 y siguientes del pasado marzo.
Desde antes de Cuaresma se había esparcido en este pueblo que íbamos a tener misiones, cosa que no se tiene noticia desde cuán las ha habido, y todos deseábamos con ansia tanto bien y misericordia, y, con efecto, señalado el domingo 15 del pasado, multitud de gentes estaban esperando en la estación del ferro-carril á los PP. misioneros, que lo son el Sr. D. Juan García Pérez, esclaustrado (sic) de mercenarios, y el Sr. D. Atanasio López y Ordoñez, residentes en esa; y tan luego como se apearon del tren fueron saludados con el mayor entusiasmo, y abrazados, acompañándolos á la iglesia á dar gracias á Dios por su feliz llegada.

Una misión en Criptana: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Aquí lo dejamos por hoy. Ya estamos en situación, los misioneros han llegado a Criptana y lo han hecho en tren, que, recordemos, hacía por aquel entonces unos ocho años que había comenzado a pasar por la localidad y a parar, y a traer viajeros de la Corte y a llevar criptanenses a Madrid. Por aquellos mismos años comenzaron a venir a Campo de Criptana otros viajeros, los escritores y aventureros franceses buscadores de las huellas de don Quijote. En esto de la historia del ferrocarril en Campo de Criptana, como hemos dicho muchas veces, queda aún mucho por descubrir, aunque sólo sea lo variopinto de los viajeros que descubrieron estas tierras de La Mancha gracias a él. Por cierto, se dice en el artículo «residentes en esa». Aquí «esa» debe referirse, sin duda, a la Corte, a Madrid, ciudad en la que se publicaba el periódico La Esperanza.
Mañana continuaremos desgranando la carta del criptanense y descubriendo cómo fueron aquellas misiones de mediados de marzo de 1863.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO
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