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Amenaza, Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, campo de criptana, Carne, Cólera, Cloruro de cal, Epidemia, Frutas, Hortalizas, Inspector, Junta de Sanidad, Manuel Pizarro, Matanza, Pescados, Veterinario

Cuando la muerte acecha: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)
Veíamos ayer cómo el Ayuntamiento criptanense estaba en guardia en los días de junio de 1890 ante posibles contagios de la epidemia del cólera. El miedo estaba plenamente justificado, como podremos comprobar a continuación, por las innumerables referencias al tema en los extractos de sesiones del consistorio criptanense, en particular de su Junta de Sanidad, que se publicaron en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 23 de julio de 1890.
Como medidas para prevenir brotes de la epidemia en Campo de Criptana, la Junta de Sanidad adoptó una serie de acuerdos en su junta extraordinaria del día 17 de junio de 1890. Veamos hoy los acuerdos que tienen que ver con los productos alimenticios: Carne, pescados, frutas y hortalizas.
Carne y pescado
… la limpieza diaria del matadero, desinfectándolo con cloruro de cal, y todos los días los desperdicios de la matanza.
Encomendar al Inspector de carnes que redoble su celo en los reconocimientos de carnes y de pescados que se expendan en la localidad.
Frutas y hortalizas
Prohibir la venta de frutas y hortalizas que no estén bien sazonadas y maduras y siempre examinadas por la ciencia médica.
En la sesión extraordinaria que la Junta de Sanidad celebró dos días después, el 19 de junio, se procedió entre otras cuestiones a:
Nombrar inspector de frutas, hortalizas y legumbres, con la gratificación que en su día se señale, al Veterinario D. Manuel Pizarro, significándole ofrezca su cooperación al Inspector señor Alarcón, por si estima necesarios sus auxilios.
No era la alimentación lo único a vigilar ante posibles brotes de epidemias. Era necesario controlar también la entrada de viajeros en Criptana y los lugares susceptibles de generar basura y desperdicios incontrolados. Pero eso ya es tema de mañana, y para mañana lo dejamos.
JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO