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Criptana y la llanura: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Criptana y la llanura: Óleo de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Andaba hoy el que escribe, y parte del día de ayer, metido de lleno en la traducción al francés de una conferencia que el que escribe tiene que impartir en los próximos días, en francés, claro está. Y en esto que uno, ya terminada la traducción, sigue con ganas de seguir leyendo textos en francés y de traducirlos al español, si se tercia, porque ya puestos, ancha es Castilla.

Y esto me lleva a engarzar el artículo de hoy con el de ayer no por otro tema sino porque volvemos a reencontrar historias de viajeros en Campo de Criptana, y en La Mancha en general, porque esto de seguir los pasos de Don Quijote ha dado, al margen de las aventuras mismas del propio caballero, para aventuras de muchos otros que, desde diversos confines del mundo, se han sentido «quijotes» por un día mientras hollaban estos caminos, mientras contemplaban estos paisajes y, quién sabe, mientras con la imaginación se enfrentaban a los molinos… como «quijotes», como el de verdad. En esto la ficción y la realidad a veces se confunden, tanto que uno no sabe qué es real y qué es fruto de la creación literaria.

Los vigías de la llanura: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Los vigías de la llanura: Foto de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

El viajero cuyas andanzas por La Mancha rememoramos hoy es Louis Teste, autor del libro L’Espagne contemporaine. Journal d’un voyageur, publicado en Paris: Librairie Germer-Baillière, en 1872. Prácticamente todo el país se recorrió Louis Teste, todos sus confines, y también La Mancha, porque no había viajero que se preciase, aventurero después de todo, que no se preciase de pasar por estas tierras. Y cuando Louis Teste hacía su camino de Madrid a Sevilla pasó por Campo de Criptana. Después de contemplar un paisaje que le pareció triste, de tierras casi desiertas, fue para él una gran alegría encontrar los molinos de viento de Campo de Criptana, allá, en la lejanía, como vigilantes incansables de la llanura. Es en la página 169 donde se nos dice:

… les moulins à vent de Criptana qui élèvent leurs ailes sur la Sierra de Molinos, m’arrachèrent-ils un demi-sourire, en me faisant penser que c’étaient peut-être les mêmes moulins dont la vue allumaît le courage du bon chevalier Don Quichotte de la Mancha. Là, en effet, se déroule le roman de Cervantes.

La Sierra de los molinos: Dibujo de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

La Sierra de los molinos: Dibujo de José Manuel Cañas Reíllo (2016)

Y ahora lo traducimos al español, y dice así el texto:

… los molinos de viento de Campo de Criptana que elevan sus alas sobre la Sierra de los Molinos, me arrancaron una sonrisa, haciéndome pensar que eran, quizá, los mismos molinos cuya visión alumbró el coraje del buen caballero Don Quijote de La Mancha. Allí, en efecto, tiene lugar la novela de Cervantes.

Allí, en efecto, en Campo de Criptana, en su sierra de los molinos, frente al horizonte infinitivo de límites inalcanzables… allí tiene lugar la novela de Cervantes. Eso piensa el viajero, a lo mejor también lo piensa el caminante, porque, tantos siglos después de que Cervantes escribiese su novela, esos molinos siguen despertando la imaginación de quien los observa, y la admiración de quien tiene la suerte de poderlos contemplar por primera vez. Esa primera vez es, siempre, para el viajero, la única, la inolvidable… la irrepetible.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO